Capítulo sesenta y ocho: Orden del Fénix

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Se puso de pie en segundos y estaba a punto de sacar su varita, pero Nadir levantó la suya y la arrojó a sus pies.

No es una amenaza. No te preocupes, compañera.

¿Qué-qué está pasando? — ella tartamudeó. Estaba nerviosa. Sí, su madre fue quien la trajo aquí, y sí, en el fondo de su mente recordaba que Nadir se había negado a ser un Mortífago, pero, aun así, él era el hermano de su padre, y eso es todo en lo que podía pensar en este momento.

No te preocupes — repitió con una sonrisa cuidadosa. —Estás a salvo aquí.

¿Donde?

Estamos en Luskentyre.

Se cruzó de brazos a la defensiva. —Perdón, mi geografía no es buena.

Isla de Harris.

Aún estoy perdida.

¿Las afueras de Hebrides?

Me estoy acercando.

Hebrides.

Aun no me ubico.

Tierras altas e islas. Específicamente la parte de las islas.

Está bien. ¿A qué distancia de Kent?

Alrededor de 700 millas — se encogió de hombros.

Su mandíbula colgaba abierta tontamente. Eso... no era exactamente lo que ella esperaba.

Hogwarts está a unas 150 millas de aquí, aproximadamente. Lo importante es que estás a salvo.

Miró a su alrededor, evaluando. Estaba desierto. —Sabes, me siento inclinada a creerte ya que literalmente no hay nadie alrededor que me haga sentir lo contrario.

Bien... creo, — asintió lentamente. —Pasamos un tiempo eligiendo dónde quedarnos y escuchamos que te gusta la playa, así que...

¿Qué?

¿Quiénes? ¿Y quién te dijo eso?

Tu madre, Dumbledore y yo. Dumbledore dijo que te gusta la playa.

¿Dumbledore?

¿Cómo diablos sabía eso? Era cierto, pero no recordaba haberle dicho nada por el estilo. Tal vez había usado Legeremancia cuando ella no estaba prestando atención.

Sí... espera, ¿cuánto sabes?

Ella lanzó sus manos con una risa frustrada. —Eh, ¡nada! Solo estuve en casa unos dos segundos antes de que me enviaran aquí. No tengo idea de lo que está pasando.

Oh — dijo, rascándose la cabeza como si estuviera pensando, —pensé que ella te iba a decir...

Mi padre estaba de camino a casa, eso es lo que ella dijo.

Correcto — dijo con rigidez, luego le hizo un gesto para que lo siguiera. —¿Quieres ver la casa?

¿Supongo? — ella se encogió de hombros. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Ella arrojó su varita hacia atrás, la cual usó para encoger su baúl y luego comenzó a caminar. Fue cuando él se apartó de ella que se dio cuenta de que lo había visto antes, en una visión. La que había tenido cuando ella, Olivia y Luna habían estado espiando fuera de la sala común de Gryffindor. En la que Dumbledore había estado hablando con un hombre misterioso, ahora no tan misterioso, sobre una profecía.

Agosto// Hermione Granger (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora