Agosto// Hermione Granger (Traducción)

Capítulo setenta y uno

CW: discusiones sobre abuso infantil y esas cosas.

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Hermione observó con una sonrisa afectuosa cómo Robyn se alejaba rápidamente después de besar la mejilla de Ginny.

—¿Desde cuándo es tan cariñosa? — preguntó Ginny con una risa insegura. —Eso fue raro.

—Muy raro, — estuvo de acuerdo Hermione, divertida.

—Entonces... ¿crees que deberíamos escuchar? ¿En caso de que sea una reunión de la Orden?

Hermione frunció el ceño. Escuchar a escondidas las reuniones de la Orden estaba bien, supuso, para saber qué estaba pasando. Y no había habido una por un tiempo. Y sabía que Robyn debía tener algún tipo de significado por el hecho de que había estado en el cementerio, y que Dumbledore había estado tan interesado en esconderla, así que tal vez la dejarían entrar a una reunión.

Pero ¿y si no fuera una reunión? No quería entrometerse en una conversación privada. No sería mejor que esa horrible Rita Skeeter.

—No sé...

—Oh, vamos — empujó Ginny. —Si no es una reunión de la Orden, dejaremos de escuchar de inmediato. ¿Deberíamos traer a Harry y Ron?

—No, solo... espera. Está bien, escucharemos primero, por un segundo. Si suena como algo bueno, entonces los llamamos — razonó Hermione, todavía no del todo entusiasmada, pero podía entender por qué Ginny lo estaba. Querían noticias, querían actualizaciones.

—Está bien, conseguiré las orejas extensibles.

—Esperaré junto a la barandilla.

Mientras esperaba, se asustó cuando el retrato de la madre de Sirius comenzó a gritar sobre suciedad y demás. Observó a Sirius salir de la cocina para cerrar la cortina.

Aproximadamente un minuto después, Ginny reapareció con las orejas extensibles.

—Lo siento, estaban tratando de darme una Crema de Canarias.

Hermione puso los ojos en blanco. —Terminemos con esto.

Ginny bajó la oreja para que quedara suspendida en la parte inferior de la puerta de la cocina, o tan cerca como pudiera. Levantó el otro extremo de la cuerda entre las dos.

Fue inentendible por un segundo y bastante difícil de escuchar, pero había algo. Ni Muffliato ni el Encantamiento Imperturbable habían sido lanzados.

Ginny levantó un pulgar entusiasta que Hermione reconoció con un asentimiento.

—Robyn...— escucharon a Sirius decir lentamente, —¿te... te... lastimaron?

...

—Mi padre usó la maldición Cruciatus en mí el verano pasado.

Ginny jadeó audiblemente y dejó caer la cuerda en estado de shock.

Hermione sintió que se iba a enfermar. Como si su corazón hubiera caído en su estómago. Como si su mente se hubiera vuelto loca. Estaba congelada, mirando fijamente la oreja en el suelo.

—Mierda — siseó Ginny, corriendo por el pasillo y bajando las escaleras para recoger las orejas extensibles antes de que alguien más pudiera hacerlo.