Agosto// Hermione Granger (Traducción)

Capítulo sesenta y uno

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Gunnar.

Gunnar estaba de pie en la puerta y parecía encantado.

—¡Te encontré, pequeña mocosa! Y en una posición comprometedora, también. Oh, no puedo esperar para...

—¡Confundo!

Robyn se giró hacia Hermione, pero ésta no tenía la varita desenvainada. Y tampoco fue la propia Robyn.

—Fumos — dijo la persona misteriosa. Estaban detrás de Gunnar, y ahora había una espesa nube de humo cubriéndolas a ambas.

—¿Q-Qué? ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? — Gunnar dijo sin tener idea mientras trataba de alejar el humo.

Y luego la persona misteriosa se abrió paso a través del humo, y era...

—¿Dylan? ¿Qué pasó? ¿Estás ahí? Estoy tan confundido...

—Sí, espera, estoy tratando de deshacerme del humo — Sin embargo, no lo estaba. Ella estaba gesticulando frenéticamente para que Robyn y Hermione se fueran. —¿Qué están esperando? Vayan — siseó en voz baja.

Robyn agarró la mano de Hermione y salió corriendo por la puerta, esquivando por poco a Gunnar, asintiendo agradecida a su hermana.

Gracias Morgana por las hermanas mayores.

Hermione trató de guiarlas por el pasillo lejos del salón de clases, pero Robyn tiró de ella hacia el armario de escobas frente a ellas.

Ojalá Willow pudiera verla ahora.

Cerró la puerta con cuidado y luego observó a través del ojo de la cerradura cómo el humo que rodeaba a Gunnar comenzaba a desvanecerse, pero él todavía murmuraba confundido.

—Dime qué hace Confundo exactamente, por favor — susurró Robyn sin mirar a Hermione.

—Es obvio, ¿no?

—Específica, por favor.

—Ehh, está bien. Está en el plan de estudios de quinto año, pero ya he leído "El libro estándar de hechizos, grado 5"

—Hermione.

—Cierto. Una persona Confundida puede no darse cuenta de su situación actual, olvidar información importante o volverse particularmente manipulable.

—Bien — dijo Robyn con firmeza, observando cómo el humo finalmente se disipaba, revelando a un Gunnar de aspecto desorientado. —Bien.

—¿Qué demonios acaba de pasar? ¿Alguien nos atacó? — preguntó, mirando a su alrededor como un loco.

—No vi a nadie — mintió Dylan mientras trataba de animarlo a que se fuera. —Probablemente fue una broma. Deberíamos irnos.

—Apuesto que fueron esos malditos Weasley otra vez.

—No sé...

—¿No estábamos buscando a tu hermana?

—Nosotros... ya hablamos con ella, en realidad.

—¿Lo hicimos? Mi cerebro está frito...

—Sí, fuiste todo macho y amenazante, como de costumbre.

—Ja, por supuesto que sí. Soy bueno en eso.