CAPÍTULO XXI: SUPERVIVIENTE

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—¿Cómo dices? ¿Estás segura de que no ha vuelto? —Myra insistió de nuevo, esta vez con un tono más serio y levantándose de su cama, mientras observaba a Elora caminar nerviosa de una punta a otra del dormitorio con los brazos cruzados

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—¿Cómo dices? ¿Estás segura de que no ha vuelto? —Myra insistió de nuevo, esta vez con un tono más serio y levantándose de su cama, mientras observaba a Elora caminar nerviosa de una punta a otra del dormitorio con los brazos cruzados.

—He visto a Red esta mañana en la sala Alfa, él está ya en Erebus. Sin embargo, no hay ni rastro de Brett... me temo lo peor. —Se detuvo y observó a Myra con precaución. —Escucha, sé que no hemos empezado con buen pie, pero llevo unos días pensando en algo, y necesito que me hagas un favor. —Elora comenzó a bajar el tono de voz mientras Myra asentía. —Prometo contarte todo lo que sé sobre este lugar y todas mis sospechas, pero preciso de tu ayuda para salir de aquí e informar a la policía de toda esta mierda... esto tiene que saberse y acabar. Debe haber alguien que pueda ayudarnos y detener este circo de muertes, prisioneros y malos tratos.

—¿Qué? Pero eso es imposible —El rostro de Myra parecía contrariado. —¿Cómo voy a ayudarte a salir de aquí? —Elora se acercó a ella negando con la cabeza.

—La última vez pude conseguir acceder a la planta superior a través de los conductos de ventilación de la lavandería... —Explicó haciendo un gesto con la mano par que hablase con menor intensidad. —Pero estoy segura de que después del altercado han tomado medidas y probablemente hayan tapiado o vallado las salidas con algún tipo de verja metálica... y no puedo arriesgarme, porque si vuelven a pillarme infraganti acabarán conmigo... —Elora cogió las manos de Myra con sinceridad. —Pero no puedo quedarme aquí sentada viendo como aniquilan a todos los que me rodean y pensando que tú o yo podemos ser las siguientes en cualquier momento.

Ambas chicas comenzaron a suspirar llenas de tensión mientras Myra asentía tras unos segundos preparada para escuchar lo que Elora tenía que decirle.

—Llevo unos días tratando de observar cómo los empleados de la cocina salen del sótano una vez que acaban su jornada. —Continuó Elora. Myra frunció el ceño tratando de seguirla. —Y ahí está precisamente el misterio, en que no he visto nunca a ninguno hacerlo... y creo que eso da motivos para pensar que probablemente dentro de la cocina haya una puerta que conecte con una salida por la que abandonen el recinto... este laberinto caótico no es tan hermético como nos han hecho creer, tiene más salidas de las que parece.

—Pero... —Myra parecía observar al horizonte sin ser capaz de intuir nada en absoluto. —no entiendo para qué necesitas mi ayuda con eso.

—Oh, venga, claro que lo sabes. —La observó de reojo. —Necesito que formes escándalo en el comedor. Tanto, que eso también distraiga a los empleados de la cocina y haga salir a algunos de ellos para que yo pueda colarme por la puerta sin ser vista al instante —Anunció Elora cerrando los ojos. El rostro de Myra no se sorprendió lo más mínimo y continuaba contemplando a su compañera con neutralidad. —Por eso me sabía tan mal pedirte ayuda, porque sé que no va a ser fácil para ninguna de las dos... pero tenemos que estar juntas en esto.

Ambas se observaron durante unos instantes que parecían eternos, y Myra comenzaba a mostrar rasgos de duda e incertidumbre que Elora rápidamente captó.

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