CAPÍTULO X: OJO POR OJO

109 23 5
                                        

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Dave, incansable, seguía aporreando el saco de boxeo enérgicamente entre jadeos. Su pelo estaba totalmente empapado en sudor cayendo sobre su frente y adhiriéndose a su piel, las gotas caían por su barbilla, nariz y sus hombros y brazos descubiertos por la camiseta de tirantes que llevaba dejaban ver un brillo grasoso casi de película.

Había pasado allí casi toda la tarde solo y sin Elora, con quien se estaba acostumbrando a hacerlo durante los últimos días, y aun así, a pesar de estar solo, el tiempo se le había pasado mucho más deprisa de lo que habría pensado. Tanto que se había quedado absolutamente solo en medio de la sala Alfa y no veía el momento de pasarse por las duchas. Desde el último incidente estaba procurando ir a diferentes horas a asearse para no toparse con Stone de nuevo, aunque tarde o temprano sabía que tendría que plantarle cara y era algo inevitable, pero ya no estaba asustado, o al menos no demasiado. En cierto modo se estaba entrenando tan duramente para que nadie como aquel indeseable pudiera intimidarlo ni acosarlo ninguna vez más.

Su mente le puso por alguna razón la cara de Stone al saco de boxeo, y Dave comenzó a golpearlo con una fuerza salvaje, casi sobrehumana a base de puñetazos y patadas laterales que dejaron al saco balanceándose y emitiendo sonidos metálicos que resonaban por la gigantesca habitación con eco. Sus brazos seguían cansados y pesados, pero ya era capaz de levantarlos y de omitir las quejas de dolor.

—Alguien se está tomando en serio el entrenamiento. —Aquella voz sacó a Dave fuera de sus pensamientos y lo hizo desconcentrarse por completo. Se volteó tras oír la voz familiar: era Red. Iba completamente de oscuro, tirantes negros por los que asomaban todos sus tatuajes, una especie de pantalón militar negro y botas altas negras con borde de acero. Sus manos estaban cubiertas por mitones de cuero del mismo color.

—Bueno... ¿sabes qué? —Expresó entre suspiros y sudor. —no he llegado hasta aquí para morir y desde luego no estoy dispuesto a hacerlo. —Respondió continuando con sus puñetazos. Red enarcó las cejas un instante.

—Lo de esta mañana estuvo bien, novato. —Añadió haciendo a Dave parar en seco observando al saco.

—Él me habría matado... —Murmuró Dave algo confuso apoyando las manos enfundadas en los guantes de boxeo sobre el saco, sujetándolo.

—Bueno, eso ha sido por tu exceso de benevolencia, que ha estado a punto de matarte. Y la verdad es que no estaba entre mis planes salvarte la vida, pero ese capullo iba a atacarte por la espalda después de rendirse y aprovechando que eres rematadamente tonto y lo suficientemente generoso como para perdonarle la vida. —Aseguró sentándose en un banquillo y observando al suelo. —No habría estado bien que dejase que acabase contigo de aquella forma tan sucia. Pero deja de ser un imbécil, las buenas personas no tienen cabida aquí. Mueren rápidamente.

Dave asintió y se quitó los guantes de boxeo lanzándolos al suelo y recogiendo una botellita de agua mineral sentándose al lado de Red y secándose la frente con una toalla blanca que había sobre unos toalleros de la sala. Se dio cuenta rápidamente de que Red apestaba a alcohol y debía haber estado bebiendo una buena cantidad de él unos minutos antes.

REDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora