La vida de Dave Callen ha dado un giro inesperado desde que Erebus, una organización de asesinos subvencionada por el estado norteamericano, decidió brindarle una oportunidad de redención a cambio de un alto precio: su propia identidad.
Por el camin...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—No lo haré. —Insistió Elora negando con la cabeza. —Prefiero estar muerta antes que ser utilizada para esa mierda, no soy vuestra puta. —Argumentó con los ojos vidriosos tratando de evitar romper a llorar ante aquella propuesta.
—Claro que lo harás, cielo. —Reafirmó Lilith sonriente. —Hay cosas peores que estar muerta. Hiciste un trato la última vez que viste a Hill, ¿lo recuerdas? —Elora negó con la cabeza una vez más suspirando y dejando caer una lágrima. —Ahora cumplirás tu palabra y nosotros a cambio haremos la vista gorda y anularemos tu entrenamiento. —Añadió dando un sorbo a la taza. —Serás la primera persona en Erebus que es seleccionada sin necesidad de superar las pruebas finales. Considéralo un regalo. —Finalizó colocándose un mechón de cabello tras la oreja.
—¿A cambio de venderme a un viejo y dejar que me folle hasta que se canse? —Elora se encogió de hombros mientras cruzaba los brazos en señal de protección. —Antes me meto una bala entre ceja y ceja.
—Oh... —Lilith negó con la cabeza y abandonó el sillón sentándose al costado de Elora, quien hizo un gesto de desprecio y asco cuando la rozó. —No has entendido nada, pequeña.
—¡No hay nada que entender! —Exclamó poniéndose en pie y apartándose del costado de Lilith mientras la observaba con firmeza y desprecio sin evitar llorar. —¡Estáis tan interesadas en mí porque ninguna de vosotras estaba dispuesta a hacerlo! Y queréis hacerme chantaje, amenazarme y usarme para cubrir lo que se supone que debéis hacer vosotras. ¿Me equivoco? —Hill dejó salir un gesto de sorpresa que no afectó lo más mínimo a la chica de pelo platino. —Pero no pienso pasar por ahí... así que podéis hacerme lo que queráis.
Lilith se levantó del asiento, observó a Elora un instante con la mirada fija y esos ojos penetrantes y le asestó un bofetón en la mejilla haciéndola caer de rodillas al suelo.
—Vámonos Hill, aquí no hay nada que hacer. —Aseguró mirando a Elora sobre la alfombra sollozando con la cabeza gacha. Hill salió por la puerta mientras Lilith se postró al costado de Elora y sujetó su mentón observándola con absoluto desprecio. —Es una lástima que tengamos que llegar a estos extremos. Podríamos haber sido grandes amigas. —Sentenció. —Pero pienso hacer que conozcas el mismísimo infierno en este lugar antes de que vayas directa a él. A ti, a tu familia... y a tu hermano... pobre, tenía toda la vida por delante... —Las últimas palabras captaron la atención de Elora por completo. —Vas a preferir estar muerta antes de ver cómo amputo al pobre Danny poco a poco y justo delante de ti. —Los ojos de Elora se abrieron como bolas de cristal.
Lilith caminó hacia la salida con presteza hasta que se volteó mirándola un último instante. El rostro de Elora estaba petrificado, con los ojos bañados y abiertos como platos sin poder reaccionar lo más mínimo.
—A no ser... que cambies de opinión. —Insistió una vez más. —Dentro de unas horas regresaré y esperaré con ansia un "sí". —Comenzó a caminar de nuevo. —Delo contrario, deberías dar a tu hermano por muerto. —Aclaró sellando la puerta automática con clave e imposibilitando cualquier intento de fuga.