La vida de Dave Callen ha dado un giro inesperado desde que Erebus, una organización de asesinos subvencionada por el estado norteamericano, decidió brindarle una oportunidad de redención a cambio de un alto precio: su propia identidad.
Por el camin...
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—¡¿Qué?! —Exclamó Red sin creer lo que oía. —Debe ser una broma Markus. ¡Este tío es inútil! Es incapaz de manejar un simple cuchillo. —Dave frunció el ceño ligeramente dolido por los comentarios vertidos hacia él.
—Por eso te he asignado su entrenamiento, Red. —Aseguró Markus con un tono de voz tan sereno como el rostro de Lilith, que estaba sentada en el sofá admirándose su perfecta manicura como si no le importase nada de lo que escuchaba. —Confío en que lo endereces rápidamente y consigas que saque todo su potencial. Eres un agente impecable, y por eso te has convertido en uno de los mejores en tan poco tiempo, Red. —Añadió frotándose las manos. Red lanzó una mirada asesina a Dave de reojo.
Dave todavía estaba aferrándose a los apoyabrazos del asiento que había tomado frente a Markus, al costado de Red, absolutamente paralizado por aquella propuesta.
—Con todos mis respetos, Markus. —Sonó la voz suave e indiferente de Lilith desde detrás sin alterarse lo más mínimo. —Por primera vez estoy de acuerdo con Red. Yo tampoco creo que sea buena idea enviarle a una misión anticipada si ni siquiera es capaz de manejar su situación dentro de Erebus. Deberíamos esperar a que aprobase las correspondientes prue...
—Tonterías. —Sentenció Markus interrumpiendo a Lilith e ignorando las peticiones de ambos. Parecía estar muy interesado en el ingreso de Dave como agente de Erebus. Demasiado interesado, según las sospechas de Dave. Tenía la impresión de que había algo que se le escapaba. —Sé ver el talento a leguas con tan solo mirar a los ojos de una persona. Y este chico sin duda lo tiene. —Añadió sin dar lugar a cuestiones. Red emitió una breve carcajada irónica y enrabietada y salió hecho una furia del despacho sin ni siquiera despedirse.
Lilith levantó la vista de reojo apartándola de sus uñas y observando cómo se iba, con el semblante serio. Segundos después se levantó y se sentó al lado de Dave, frente a Markus.
—Bueno, pues si ya está todo hablado... me gustaría comentarte algunas novedades sobre el asunto de la vieja mansión blanca. —Respondió Lilith observando a Dave de reojo y ordenándole implícitamente que se largase. —...hemos tenido unos problemillas con los que no contábamos.
—Será mejor que te marches ya, Dave. —Solicitó Markus amablemente. —Red estará esperándote en el ascensor del vestíbulo para llevarte a tu habitación de nuevo.
Dave asintió, se levantó de su asiento y acudió inmediatamente a la puerta por la que entró, utilizando el único elevador que había hacia la planta cero o vestíbulo.
Y en efecto, Red lo estaba esperando frente al ascensor de la planta baja. Parecía muy tenso y furioso, ni siquiera miraba a Dave a la cara. Ambos entraron silenciosamente en el ascensor hasta que se cerró.
—¿Te pasa algo conmigo, tío? —Preguntó Dave tratando de calmar un poco el ambiente, que parecía bastante caldeado, aunque su voz chulesca no ayudaba en absoluto, y él lo sabía. Red agarró a Dave de su camiseta y lo estampó contra la pared del ascensor. Dave respiró hondo tras el golpe.