● PARTE I: CARMESÍ ●

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Sollozos de un niño afloran entre penumbras,

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Sollozos de un niño afloran entre penumbras,

La gélida soledad le ha helado las vértebras.

"¿Cuándo expiará la tortura?"

Rogaba entre lágrimas a la luna.

Y entonces surgieron hermosas llamas

de áureo fulgor resplandeciente,

de algún idílico lugar entre tinieblas,

quemando sus cimientos lentamente.


El astro atendió sus plegarias.

Fue el nacimiento del mítico Fénix.


Fue carmesí, fugaz y perecedero.

Su resplandor fue, tal vez efímero,

Pero el justo para romper el muro,

El suficiente para lograr lo más puro.

Fue el necesario para hacer que, el solitario niño,

Que tantas noches rezó deseoso y expectante,

Lo observase sin poder impedir lo inevitable:

Enamorarse de él perdidamente.

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