● PARTE III: ROJO ●

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Disuelto el rojo velo que lo protegía,

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Disuelto el rojo velo que lo protegía,

el océano alcanzó las áridas cenizas,

llevadas por y para siempre consigo,

como una ráfaga secuestra una llama.

La divina luz precedió a la vil penumbra,

cuya ansiedad removió cielos huracanados.


La tempestad amainó y las cenizas devoró.

La ardua búsqueda de lo que una vez existió

le atormentaba las entrañas, mas era tarde,

Pues descansaba en lo más profundo de los mares,

Junto a las bestias y monstruos legendarios,

Junto a Caronte y el reino del Hades.


El temido cambio había llegado de bruces.

Las llamas precedieron a la extinción,

la extinción precedió a las cenizas,

que se habían ahogado para siempre

junto a la esperanza, junto al amor.

Al final, ojos cerrados, sus pesadillas se cumplieron:


Exhaló su último y húmedo suspiro,

y un profundo azul inundó su alma.

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