Capítulo 3

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El bosque, los rayos de sol pegándome en la cara... mis piernas corriendo velozmente entre los árboles. Llego al enorme lago, comienzo a correr por su orilla, pasando de el y viendo cómo el rio continúa. Escucho el sonido del agua caer, sé, que la cascada está al final del rio, por lo que, me acerco a gran velocidad hacia ella... Al ver el risco y la cascada, salto, mientras siento, cómo voy cayendo, hasta que, caigo al agua y todo se vuelve oscuro nuevamente.

***

Me siento en la cama con la respiración agitada; mi cuerpo sudando, mi corazón palpitando muy rápido.

¡No puede ser, otra vez había tenido aquella pesadilla; otra vez, había soñado con lo mismo!

Tenso mi cuerpo en tanto sujeto con fuerza y coraje, las sábanas que me rodean. Me desconcierta tanto el saber que sueño siempre lo mismo y no puedo hacer nada para evitarlo.

Miro a mi derecha, Jaxon está dormido, no lo he despertado y doy gracias por ello. Levantándome de la cama con mucho cuidado de no despertarle; camino hacia el armario y en vez de tomar aquel abrigo cómo de costumbre, tomo mi ropa y me cambio de mi pijama, para luego, colocarme unos zapatos.

Salgo de la habitación, todo el pasillo está muy oscuro, todos están durmiendo. Caminando muy despacio, bajo las escaleras y me dirijo hacia la puerta principal de la casa.

Antes de salir, miro a Zeus, quién duerme en su camita a un costado de la entrada; ya se encuentra bien, ya se a recuperado gracias a los cuidados que Lian a tenido con él y a las medicinas que éste fue a buscar al pueblo para ayudarle. Tenemos mucha suerte de que Lian haya trabajado en un hospital de animales, sino, no sé qué hubiera pasado con Zeus aquel día que fue atacado.

Aún no comprendo qué fue lo que pasó; y qué o quién, le pudo haber hecho eso a éste animal tan pequeño e indefenso. Pero, de lo que sí estaba segura era, de que fuera lo que fuese; pudo haber matado al perro si quería, pero en cambio, no lo hizo.

Definitivamente, había sido algún tipo de advertencia, algún tipo de señal para que nosotros supiéramos que lo que fuera eso, estaba ahí fuera; pero, aún no entiendo a ciencia cierta qué significa o qué quieren decir con ése mensaje.

Abriendo la puerta principal de la casa, me sorprendo al no ver a mi padre sentado en las escaleras de la entrada; tal vez, esta noche, había podido conciliar el sueño, y me alegro mucho por él.

Desde que mamá murió por salvar mi vida aquella trágica noche, mi papá no había sido el mismo desde entonces. Sé, que se la pasa llorando cuando se encierra por horas en su habitación, sé que sufre... se que la extraña.

Pero, juré que me vengaría de los Victorian por haberle echo esto a mi mamá, a mi papá y a todos los que amo. Nos han hecho pasar un infierno desde antes de que yo naciera, y de eso, me vengaría.

Salgo al balcón y comienzo a bajar los escalones de las escaleras, dirigiéndome hacia la parte trasera del granero, en dónde; cuando en noches cómo éstas; solía practicar a solas con un saco de arena el cuál teníamos colgado de una rama de un árbol para golpearle.

Llegando a detrás de aquel granero, me paro bajo del árbol de roble y comienzo a golpear aquel saco de arena mientras pienso.

Pienso, en aquel hombre de pelo carmesí que se tapaba la nariz al estar frente a mí, que me miraba con asco y desprecio, que me dejó aquel huevo con la inscripción de "LOBOS" en el. Pienso, en el pobre de Zeus, y en lo que le hicieron, en el corazón que escuché en el bosque en la mañana.

Sigo golpeando aquel saco de arena, haciéndolo oscilar de un lado a otro con cada puño y patada que le pegaba.

Pienso, en todo lo que hemos sufrido; en mis padres teniéndome que abandonar, en crecer en un lugar dónde nadie me comprendía y me llamaban fenómeno, en tener que sufrir el que me persiguieran y me atormentaran... en la muerte de mi madre cuando a penas estaba disfrutando de conocerla.

Vontrom Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora