Capítulo 36

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De camino al motel, Wesley y yo hablábamos de la idea de que aquel castillo en la lejanía, se tratase del lugar en dónde se encontraban los Victorian.

No era una mala suposición, pero tampoco la idea más brillante. No lo sé, solo nos quedaba averiguarlo.

Aquel castillo se veía imponente a la par que majestuoso. Desde el granero en dónde el chico y yo lo vimos por primera vez, la estructura se notaba enorme. Y a juzgar por lo lejos que se veía, de seguro, nos tomaría un buen rato cruzar el pueblo para así poder llegar a el.

Llegando a lo que sería el motel, Wesley y yo nos adentramos a la habitación donde vemos a Cristal y a Carlos recostados en el sofá leyendo un libro juntos.

—¿Dónde están los demás? —Pregunta Wesley, quitándose los zapatos en la entrada y colocándolos cerca de la puerta de la habitación.

—No lo sé, pensé que estaban todos juntos. —Carlos baja el libro a su regazo y se nos queda viendo. Yo, frunzo mi entrecejo al no ver a ninguno de los chicos aquí.

—Nos separamos por culpa de un maniaco con un arma. —Wesley camina hacia una de las camas y se avienta de espaldas a ella. Sus manos, entre su cuello y la almohada. 

—Tenemos que ir a buscarlos, Wesley. —Le digo al chico al verlo tan "tranquilo".

—Ya llegarán. —Responde aún en aquella posición.

—No. —Meneo mi cabeza en negación. —Voy a ir a buscarles. No me puedo solo quedar aquí de brazos cruzados sin saber dónde están o si les pasó algo. —Doy media vuelta y comienzo a dirigirme hacia la puerta de la habitación.

—Ni modo, te acompañaré a buscarlos. —Lo escucho pararse de la cama. Mi mano, ya sujetando la perilla de la puerta. —Aunque el que debe ir es Carlos, que solo a estado allí sentado con su librito. —Wesley llega a mi lado y comienza a colocarse los zapatos nuevamente; yo le espero.

—¡Tú fuiste quien se fue con ellos, ahora, llega con ellos también! —Dice Carlos, mirando al chico de medio lado; Wesley le saca la lengua al terminar de colocarse aquel último zapato.

Cuando me dispongo a girar la manilla de la puerta, siento, cómo esta se gira en mi mano y la puerta de la habitación se abre. Yo, doy dos pasos hacia atrás para que esta no me pegase.

Al la puerta abrirse, mis ojos van rápidamente al líquido rojo que baja por la frente de Justin.

—¡Permiso Katrina, déjanos pasar! —Dice Austin mientras ayuda, junto con mi papá, a Justin a entrar a la habitación.

—¿Qué pasó? —Digo con el corazón palpitando en la garganta al ver al chico en aquel estado. Los demás, entran rápidamente a la habitación y cierran la puerta tras de ellos al pasar.

—Un hombre lobo armado nos atacó. Le pegó a Justin con el arma en un enfrentamiento cara a cara que tuvimos con él. —Explica Lian. Austin y mi padre acuestan a Justin en una de las camas.

—¡El hombre del arma! —Murmura Wesley mientras me observa, yo asiento.

—Ve y busca a ver si en el baño hay algún tipo de botiquín de primeros auxilios o algo para curarle la herida. —Señala mi papá la puerta del baño. Veo, cómo Cristal se levanta rápidamente y corre hacia allá antes de que yo pudiese mover un solo músculo.

—Estoy bien, ya les dije que solo es un rasguño. —Justin trata de sentarse sobre el colchón pero Austin le empuja por el pecho y le mantiene recostado.

—Si, un rasguño que dejará probablemente una cicatriz. —Responde Austin, moviendo su cabeza de lado a lado en negación.

En ése momento, Cristal sale del baño con algunos artículos de primeros auxilios.

Vontrom Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora