Los chicos y yo estábamos dentro del castillo de los Victorian. Thomas nos había traído hasta la parte posterior de las catacumbas a través de aquellas tuberías en las cuáles casi pierdo a mi papá, donde casi muere ahogado.
Todos estamos caminando tras de Austin por el pasillo el cual según Thomas, nos llevaría hasta la parte frontal de las catacumbas, donde los Victorian tenían a sus prisioneros.
Austin encabezaba el grupo junto a Justin. Quienes estaban muy atentos de no encontrarse a ningún encapuchado en el camino, pero todo hasta ahora, se vía muy despejado... demasiado para mi gusto.
Me quedo atenta observando todo a mi alrededor, la luz que producían las antorchas de las paredes, me proporcionaba la iluminación necesaria como para poder ver los detalles en estas. Ladrillos de color cenizo formaban la estructura; el hongo y el musgo que habían en estos, le daba una apariencia vieja y un tanto tenebrosa. Algunas cucarachas yendo y viniendo de arriba a abajo.
Escucho el sonido de las goteras cuando caen al suelo; el sonido de nuestras pisadas contra los pequeños baches de agua empozados. Escucho, el sonido de la quietud... de la serenidad.
¿Cómo puede haber tanto silencio en un lugar como este?
Estábamos en unas catacumbas, al menos, el gritar de los prisioneros o algún tipo de ruido colmo en las películas de terror se debía escuchar, ¿o no?
—¿No te parece que está todo muy callado? —Pregunto a Jaxon quien está caminando a mi lado. Mi voz, con un tono muy bajo; un murmullo. El chico, voltea el rostro, me mira y se encoge de hombros.
—No lo sé, creo que así deben ser unas catacumbas. —Se me queda viendo mientras camina.
—¿No crees que es todo lo contrario? Gritos, llantos, quejos... —Le veo soltar una risita por lo bajo.
—Creo que eso sería una cámara de tortura. —Ríe en voz baja. —Me temo que estás un poco confundida Katrina. —Me sonríe; yo niego con la cabeza.
—¡Silencio, creo que estamos llegando a algún lugar; miren! —Murmura Austin, señalando hacia adelante. Una zona con más luz se podía divisar en la lejanía.
—Creo que estamos llegando a la parte delantera de las catacumbas; tal y como dijo el chico. —Dice Justin y mi papá, frunce el ceño .
—O al menos eso creemos o nos hizo pensar. —Hace una mueca con la boca; cruzando sus brazos sobre su pecho. Mi papá no confiaba mucho en Thomas, a pesar, de que éste le había salvado la vida.
—Procedamos con cautela; no sabemos lo que nos encontremos ahí. —Dice Austin y todos asentimos.
Caminando a paso lento, los chicos y yo comenzamos a acercarnos a aquella zona iluminada al final del pasillo.
Puedo admitir que mi corazón se aceleraba con el simple hecho de saber que estábamos más cerca de ellos, de los Victorian; que existía la posibilidad de que esta noche, llevara a cabo mi venganza.
Acelero mi paso y me poso a un lado de Austin, queriendo ser una de las primeras que vea lo que hay más allá de este largo y oscuro pasillo.
Al llegar, y estar a solo unos pasos de dar ese giro a la izquierda y ver; corro el las puntillas de mis pies y me posiciono rápidamente en la cornisa de la pared. Escucho a los chicos llegar tras de mí en total silencio.
Asomando mi cabeza lentamente por la cornisa de la pared, hecho ese primer vistazo a lo que sería la parte delantera de las catacumbas. Al mirar, pude ver las celdas de las que Thomas nos había hablado. Habían alrededor de unas diez; barrotes gruesos de metal junto con un gran candado que colgaba del pasador de una puertecita angosta, pero muy tosca; llamaban la atención.
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Vontrom Wolfrahan ©
Werewolf[Tercer Libro] Se dice que la venganza te consume el alma, pero... ¿Qué te puede consumir cuando ya no tienes una? ¿Cuando has sufrido lo suficiente cómo para que la luz en tu interior de desvanezca, cuando te han pisoteado tanto, que ya no sientes...