Capítulo 11

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Los chicos y yo, volvimos al colegio para despedirnos de Antonio luego de dejarle solo por un rato.

Ya, estaba por amanecer, por lo que, nos teníamos que dar prisa si queríamos salir de este lugar antes, de que los primeros rayos del sol aparecieran en el cielo.

Antonio, quién estaba encerrado en su habitación, se había despedido de mí muy amablemente, y me había regalado aquel libro que tenía toda la información de los amuletos.

—Siento mucho lo que pasó, Antonio. —Digo muy triste, aún en su habitación. Los chicos, esperando por mí en el pasillo.

—¡Por favor Katrina, júrame que vengarás la muerte de Juan! —Dice, colocando su mano derecha sobre mi hombro. —¡Júrame, que acabarás con todos ellos! —Me mira directamente a los ojos.

Un frío, recorre por mi pecho al pensar en aquel juramento que Antonio quería que le hiciera. Aquel juramento, que no sabia si podía cumplir, pero, que deseaba realizar con toda mi alma.

—¡Lo juro, Antonio! —Digo, y siento, cómo mi corazón acelera al decir aquello. —¡Acabaré con todos! —Asiento.

—Gracias Katrina. —Sonríe débilmente. —Yo sé que tú eres la única que puedes hacerlo. —Al aquellas últimas palabras salir de su boca, Antonio, se me abalanza encima y me abraza con mucha fuerza. —¡Eres increíble, nunca lo olvides! —Murmura cerca de mi oído, para luego, alejarse un poco de mí y mirarme con una expresión de esperanza en su rostro.

—Nos vemos Antonio. —Digo, dando un paso hacia atrás, para después, darme media vuelta y abrir la puerta de la habitación. Antes de cerrar la puerta tras de mí, doy un último vistazo al chico de los anteojos rojos y le brindo una leve sonrisa, la cuál, éste me devuelve.

Cerrando la puerta lentamente detrás de mí, veo a los chicos parados en el pasillo esperándome. Una vez cerca de ellos, todos, comenzamos a caminar hacia las escaleras para marcharnos.

Todos estaban muy callados, nadie decía nada, ni aunque fuera, una sola palabra. Creo, que a todos, de una forma u otra, nos había afectado todo aquello que había pasado.

Al llegar al primer piso, y bajar ése último escalón de la escalera, vemos, la sombra de un hombre esperándonos frente a la escalera.

—¿Qué hacen aquí? —Dice el hombre con un tono de voz bajo. Mi papá, me hala del brazo y me coloca tras de él en forma defensiva.

Me quedo mirando la sombra de aquel sujeto que camina hacia nosotros. Justin y Jaxon, listos para atacar; mi papá, defendiéndome de aquel extraño.

Cuando aquel hombre se acerca lo suficiente como para que la luz de una farola en la pared le pegara, veo, que se trata de mi tío Alejandro.

—¡Tío Alejandro! —Digo con emoción, saliendo de detrás de mi padre y corriendo hacia él. Al llegar dónde éste, me estampo contra su cuerpo y le abrazo, él, también lo hace conmigo.

—¡Katrina, no sabía que eras tú! —Dice, mientras me abraza.

Luego de algunos segundos, yo, doy dos pasos hacia atrás, mirándole al rostro y viendo aquella sonrisa dibujada en sus labios.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunta con una linda sonrisa.

Yo, me quedo en silencio observándole. Pensando, en cómo le podía decir todo lo que había pasado desde que salí del colegio. Mi corazón se hace trizas al saber, que mi tío Alejandro no sabía de la muerte de mi mamá, que éste, desconocía lo que había pasado hace dos años... Era imposible buscar en mi cabeza las palabras correctas para informarle aquella noticia que sé, lo destrozaría vivo.

Vontrom Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora