Capítulo 13

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Habíamos conducido por más de una hora. El sol, ya estaba en camino hacia el horizonte y nosotros, aún no llegábamos a aquel pueblo llamado Morton.

No habíamos hecho ni una sola parada en el transcurso recorrido. Justin, decidió continuar manejando hasta las coordenadas, para que así, la noche no nos fuera a tomar por sorpresa.

Puedo decir, que todos los chicos estaban algo nerviosos por ir a las coordenadas. Ellos, pensaban que podía ser algún tipo de trampa provocada por los Victorian, ya que, nosotros, no conocíamos hasta dónde llegaba su poder.

Luego de alguna media hora más en la carretera, veo, lo que parece ser un letrero muy viejo de madera a las orillas. Este, anunciaba la llegada al pueblo Morton junto con una frase la cuál ponía:

"Bienvenidos a Morton, el hogar de todo lo místico"

Definitivamente, aquel letrero me había dejando pensativa.

¿Místico?

¿A qué se refieren?

—Creo que es mejor que nos quedemos en algún lugar en el pueblo hoy. Ya está atardeciendo y definitivamente no quiero que vayamos a esas coordenadas de noche. —Dice Justin, conduciendo por la carretera que lleva a lo que parece, el corazón del pueblo.

—Sí, pienso lo mismo. Mañana, nos levantaremos temprano e iremos hacia allá. —Añade mi papá asintiendo.

—Buscaremos alguna posada o algún motel en el cuál nos podamos quedar a pasar la noche. Luego de ahí, ya veremos. —Dice Justin, bajando la velocidad al entrar al corazón del pueblo, y mirando todo a su alrededor en busca de un lugar para quedarnos.

El lugar, se veía muy antiguo. Los edificios, parecían sacados de una mismísima película de terror; de esos edificios y casas que salen en las típicas películas de Dracula, pues sí, de esos.

Habían bastantes personas caminando por las aceras, pero todos, parecían ser locales. Me llamó mucho la atención ver, que no habían casi autos en este lugar, solo, uno que otro que transitaba por la calle de vez en cuando.

—Mira, eso parece ser un hospedaje. —Dice el chico de los ojos verdes, mientras señala un edificio viejo en una esquina en la calle.

Justin, rápidamente, gira hacia el aparcamiento y estaciona la camioneta. Miro hacia atrás y veo, cómo Austin se aparca a nuestro lado.

Tomando las mochilas y todas nuestras pertenencias, los chicos y yo, bajamos de la camioneta.

—¡Menudo viaje nos hemos pegado! —Dice Austin, con las llaves del auto en las manos mientras estira sus brazos hacia arriba contorsionándo, todo su cuerpo.

—¡Por poco y llegamos al fin del mundo! —Dice Wesley, bostezando y estirándose él también.

—Nos quedaremos aquí a pasar la noche. Mañana temprano, vamos y seguimos esas coordenadas. —Justin, cierra la camioneta y comienza a dirigirse hacia la recepción del lugar junto con su mochila colgando de un solo hombro. Todos, comenzamos a seguirle.

Al entrar al lugar y pararnos frente a la recepción, el olor a incienso llenó mis fosas nasales. Miro a mi alrededor, habían muchas figuras religiosas, no sé si eran japonesas o de algún lugar del occidente, pero lo que sí sé, es que las había visto en películas y en una que otra clase en la escuela.

Vontrom Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora