Siento las pulsaciones de mi corazón palpitar en mi garganta. Mi respiración, se anula por algunos segundos al ver aquello... al mi mente procesar, que alguien había apuñalado a Wesley.
Mis ojos, clavados en aquella daga, la cuál, estaba incrustada en el estómago del chico. Sangre, comenzando a salir y empapando su camisa de color vainilla.
El tiempo se ralentiza por unos momentos, viéndolo, bajar su mirada lentamente y observar aquel cuchillo clavado en su cuerpo. Sus manos, comienzan a viajar temblorosas hacia el objeto, y lo veo, tocar con la yema de sus dedos la daga... temeroso.
Noto, cómo sus piernas, se debilitan y comienza a caer, pero, antes de que éste pudiera tocar el suelo, yo, inmediatamente reacciono, corro hacia él y le sujeto por debajo de sus brazos.
—¡Wesley! —Digo, sujetándolo con fuerza, viendo, cómo estaba a punto de perder el conocimiento.
Wesley, estaba a punto de desmayarse, lo podía sentir en el peso de su cuerpo, el cuál, estaba haciendo que mis piernas comenzaran a perder el equilibrio, por lo que, el chico de los ojos verdes, corre hacia nosotros y lo toma de entre mis brazos; cargándolo él y ayudándome a mantenerlo en pie.
—¿Qué mierdas pasó? —Dice Sam, con un tono de voz nervioso; llegando hasta nosotros y tomando uno de los brazos de Wesley y colorándoselo por sobre sus hombros, detrás de su cuello. Jaxon, hace lo mismo y entre los dos, lo mantienen en pie. Uno a cada lado.
—Alguien nos a atacado... —Dice mi papá, colocándose en posición defensiva junto con los demás. Mirando el horizonte en busca de algo, o más bien... de alguien.
Los demás chicos, se acercan a nosotros y nos rodean en forma defensiva. Creando un círculo a nuestro alrededor, en el cuál, solo Wesley, Jaxon, Sam y yo, estábamos en el centro.
—La daga... —Murmura Wesley entre un tartamudeo. —Saca... —Habla casi inconsciente y sin fuerzas. Su mirada perdida en el suelo y su cuerpo, sin poder sostener el peso de el mismo.
—No, no te podemos sacar la daga. —Le responde el chico de los ojos color verde oliva. —Si te la sacamos, te podrías desangrar.
En ése momento, escucho unos pasos acercarse a toda prisa. El sonido de las pisadas sobre las hojas secas que yacían en el suelo, me dejaba saber, que eran muchos... y que estaban bastante cerca.
—Son demasiados. —Murmuro con mi vista perdida hacia el bosque, pero aún, no pidiendo ver nada. —¡Nos acorralan! —Digo, mirando hacia todos lados, y escuchando, cómo las pisadas corrían en todas las direcciones, formando un círculo a nuestro alrededor.
—¡Llevémoslo a las camionetas! —Dice Sam, luchando con el peso del cuerpo de Wesley, quien creo, ya no sabía bien ni lo que sucedía.
—¡No! ¡No debemos llevarlo a las camionetas! —Digo, viendo, cómo Jaxon y Sam me miran con el ceño fruncido; confundidos.
—¿Qué dices? —Justin me mira por encima de su hombro y hace una mueca de preocupación con el rostro. —¡Morirá desangrado si no lo llevamos a un hospital!
—Lo que sea que nos está acorralando, vinieron desde allá, probablemente, hayan más de ellos en las camionetas esperándonos. —Suspiro, escuchando, cómo ya casi llegaba lo que fuera que viniese, a nosotros. —¡Debemos seguir las coordenadas!
Al momento en el que aquellas palabras abandonan mis labios, noto, cómo una expresión de total confusión y desesperación, se dibujan en el rostro de Jaxon.
—¡No sabes tan siquiera lo que hay allí! —Me grita Carlos. —¿Cómo quieres llevar a alguien que está convaleciendo a un lugar dónde puede que no haya nada? —Me mira fijamente a los ojos mientras su pecho sube y baja rápidamente con cada inhalación y exhalación suya. —¡Lo matarás! —Murmura, quedándoseme viendo directamente.
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Vontrom Wolfrahan ©
Lobisomem[Tercer Libro] Se dice que la venganza te consume el alma, pero... ¿Qué te puede consumir cuando ya no tienes una? ¿Cuando has sufrido lo suficiente cómo para que la luz en tu interior de desvanezca, cuando te han pisoteado tanto, que ya no sientes...