Capítulo 34

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Nuevamente, me encontraba en mi habitación empacando, pero esta vez, no para ir a un simple pueblito; sino, para ir a... Vontrom.

Aún no podía creer que finalmente iríamos a ese lugar. Todavía mi mente no procesaba el que existiera la posibilidad de finalmente llevar a cabo mi venganza... la venganza de la muerte de Juan... de la muerte de mi madre; y el sufrimiento de todos aquellos que de alguna forma u otra, habían sido afectados por estos encapuchados y por los Victorian.

El simple hecho de pensar que vengaría la muerte de mi mamá, que miraría a los Victorian a los ojos y les diría lo mucho que los odio y detesto... que los mataría de una vez y por todas... de alguna forma, me llenaba el alma de paz.

Sé que el odio no es un sentimiento del cuál deba estar orgullosa. No es algo de lo que se esté muy feliz de tener en el corazón, pero en este caso; en mí caso, creo que era muy necesario.

Colocando mis ropas y artículos que pienso son importantes llevar conmigo en esta travesía; observo a Cristal junto a mi, empacando sus pertenencias en una mochila que Dawa le había proporcionado muy gentilmente, ya que, ésta no traía una.

La chica, desde que se enteró de la muerte de Esteban, puedo decir, que se veía mucho mas tranquila y segura. Creo que eso le quitó un peso de encima. Le rompió las ataduras que la amarraban desde hace sabe dios cuando.

No me imagino lo que ésta tuvo que haber pasado; el infierno que tuvo que haber vivido junto a ése miserable vampiro. Obligándola a alimentarle, no solo a él, sino a sus demás miembros de la pandilla también. Siendo maltratada y abusada por esos horribles seres sin piedad ni corazón, siendo humillada y pisoteada. En realidad, me alegraba que ésta pudiera haber encontrado refugio con nosotros, que se haya hecho parte de nuestra pequeña e inusual familia.

Terminando de empacar todo y recoger la habitación; Cristal y yo nos dirigimos hacia la entrada principal del templo en donde nos encontraríamos con los demás chicos para luego marcharnos.

La lluvia había cesado, solo unas pequeñas lloviznas caían del cielo aún estrellado. Austin, mi papá y Justin, habían dicho que irían a quemar los cuerpos de los vampiros en el patio trasero, pero no sin antes, darle unas cuantas explicaciones a Dawa y a los monjes.

Dawa, quién ahora no se creía ni una sola palabra que le dijéramos; había exigido que le explicáramos lo que sucedía en realidad.

—Quisiera la verdad ante todo. —Dawa nos mira fijamente, sus manos metidas dentro de las mangas de su túnica naranja. —Creo que es lo menos que merecemos luego de todo este caos y perdición. —Suspira afligido.

Austin y mi papá intercambian miradas, y sé, exactamente lo que están pensando; estábamos atrapados...

Los monjes habían visto demasiado, habían presenciado cosas que eran imposibles de explicar.

¿Cómo explicarle a alguien que le tuvieras que arrancar la cabeza a otro ser para así poderle matar, de lo contrario, éste resucitaba una y otra vez a pesar de las innumerables veces que intentabas quitarle la vida?

Era una situación difícil.

No se cómo saldremos de esta sin tenerles que contar la verdad... o al menos, algo cercano a la verdad; algo creíble, algo que les convenciera.

Vontrom Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora