Capítulo 33

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La pelea entre vampiros, monjes y lobos, aún continuaba en todo su esplendor dentro del templo.

Cuerpos de monjes inconscientes y algunos sin vida en el suelo; los chicos peleando contra los vampiros; Austin y Esteban... aún dándose de golpes en el centro del salón.

Transformada, como todos los chicos, en lobo; peleo contra los vampiros que tratan de hacerle daño a los monjes. Los monjes no están preparados para esto. Ellos desconocen a lo que se enfrentan, a lo que atenta contra su vida. No son solo simples "humanos" como se ven por fuera, sino que, son armas destructoras incapaces de sentir algún tipo de afección o sentimientos; incapaces de tener remordimiento o algo parecido a un corazón... incapaces de morir; hasta donde yo sé.

Miro con la esquina del ojo, Amaru está peleando con un vampiro en el extremo sur del salón del templo; pero no le va nada bien. El vampiro al cuál se enfrenta, es tres veces, al menos, más grande que el pobre de Amaru.

Debo ayudarlo, debo ir a salvarle antes de que éste quede como monje aplastado por ese vampiro gigante.

Desplazándome entre las patadas y los puños que volaban por doquier, me abro paso entre el mar de monjes, vampiros y lobos; y logro llegar donde está Amaru.

Inmediatamente, me coloco a su lado en posición de ataque, tal y como él mismo me enseñó. El monje me mira con la esquina del ojo y me da una sonrisa de medio lado. Noto, cómo su labio superior tenía una cortadura, al igual que su ceja derecha.

—No necesito ayuda. —Dice entre una sonrisa.

—Eso no es lo que yo veo. —Bufo mirándole de reojo. Amaru sonríe.

Rápidamente, ambos, comenzamos a atacar al vampiro de dos metros que teníamos en frente. Amaru, comenzó a pegarle en el rostro; un golpe tras otro, pero parecía que no esto no le hacia ni cosquillas. Yo, por otra parte, intentando rodearle, para así, poder atacarle por la espalda.

Luego de una lluvia de golpes por parte de Amaru, el monje termina exhausto mientras que el vampiro, parece como si nada hubiera pasado. El monje le observa fijamente, su respiración agitada, su pulso cardíaco acelerado. El vampiro le brinda una sonrisa de medio lado que sinceramente, da escalofríos.

—¿Terminaste? —Dice el vampiro con aún aquella sonrisa escalofriante en los labios.

Amaru, se queda callado; observando a aquel hombre de arriba a abajo con una expresión de confusión en el rostro.

—¿Qué eres? —Pregunta el monje con su entrecejo fruncido. El vampiro comienza a reír.

—¿Qué, qué soy? —Suelta una carcajada. Yo, aprovechando que éste está distraído con Amaru, comienzo a voltearle para así poder hacerme camino hasta su espalda. —¿Me preguntas qué soy? —Vuelve a reír.

—¿Cómo es que aguantas tanto? —Amaru vuelve a colocarse en posición de defensa. Su respiración ya más tranquila. Yo, llegando tras el vampiro sigilosamente.

—Eres muy gracioso enano. —El vampiro comienza a caminar hacia el monje para atacarle; Amaru preparado, mirándole atentamente; listo para aguantar lo que sea que se viniese. Pero, en el momento en el que aquel vampiro da ese primer paso, yo, salto sobre él y me agarro de su cuerpo.

Rodeando mis pies alrededor de su cintura, y agarrándome fuertemente de su cuello, comienzo a apretarle con todas mis fuerzas, tratando de estrangularle.

Amaru, al ver lo que sucedía; veo con la esquina del ojo, como éste corre hacia nosotros, se desliza en el suelo y con una patada, el monje; logra golpear las piernas del vampiro, haciendo que éste perdiera el control y cayera de rodillas al suelo.

Vontrom Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora