Capítulo 35

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Algunos meses habían transcurrido desde que nos fuimos del templo de los monjes aquella noche.

Hemos estado siguiendo las coordenadas desde entonces, pero aún no llegábamos. Varios contratiempos hicieron que todo se retrasara, como por ejemplo, Wesley comiéndose un puñado de chiles picantes y ganando una apuesta contra Carlos, pero, terminando en cama con vomito y diarrea por algunos cuatro días; o como cuando Lian se desapareció por una semana entera, y resultó ser que se había ido a encontrar con una ex-novia de la infancia que se encontraba cerca de donde nos estábamos quedando.

Todo eso, y muchas cosas más, habían colaborado a que nuestra "expedición" hacia Vontrom fuera retrasada.

En cuanto a vampiros y encapuchados; no habíamos visto a ninguno aún cruzarse en nuestro camino; aunque no voy a mentir, que a veces siento como si alguien nos siguiese o nos observase en la distancia, pero siempre resulta ser nada.

Los chicos y yo estabamos viviendo, se puede decir, que de motel en motel. Cruzábamos ciudades enteras en las camionetas que doña Julia nos había regalado; hasta que estuviéramos lo suficientemente cansados como para ya no poder conducir más.

Si me preguntan por la relación entre Cristal y Austin; diría yo que va viento en popa. A estos se les suele ve muy acaramelados, con risitas y tiempos a solas; pero todavía nada es oficial, o al menos eso ellos dicen. No sé qué espera Austin para preguntarle a Cristal que sea su novia; puede que solo sea timidez, no lo sé.

Llegando a un restaurante de comida rápida en un cuidad ya cercana a las coordenadas; todos nos bajamos de las camionetas y nos dirigimos hacia el interior del establecimiento.

—Yo quiero la combinación de pollo frito con patatas y refresco. —Señala Wesley el pizarrón del menú.

—Yo quiero lo mismo. —Dice Carlos, sin quitarle los ojos al libro que lleva en las manos leyendo, y dirigiéndose hacia una mesa en el centro del establecimiento.

—¡Bueno, esperen; somos muchos y se me va a olvidar si todos me dicen al mismo tiempo! —Dice Justin mirándonos a todos.

—?Porqué no hacemos esto?... Todo el mundo, como personas normales y nada peresosas que son, van a venir aquí al mostrador y cada uno va a pedir lo que quiere. —Dice Lian con una ceja arqueada; mirándonos a todos.

—¡Pero si Carlos ya hasta sentado está! —Señala Wesley mirando a Carlos con los ojos entrecerrados. Carlos, levanta la vista por sobre el libro que tiene en las manos, y mira a Wesley con mala cara.

— ¡Ya te dije que quiero lo mismo que tú! ¿Tan difícil es pedir dos iguales? —Arquea una ceja; su mirada hacia el chico es intensa.

Wesley, se le queda viendo en silencio por algunos segundos, yo, comenzando a hacer la cola mientras observo la escena.

—¡Bueno, está bien! ¡Pero que sepas que me debes una! —Le señala con el dedo índice y Carlos hace una mueca con la boca, para luego, esconderse nuevamente tras su libro.

Una vez con la comida en mano y ya todos sentados en diferentes mesas, pero, lo bastante cercanos para poder hablar entre nosotros; los chico y yo procedimos a comer.

—Ya estamos cerca de las coordenadas. —Dice Justin mientras habla con la boca llena. En sus manos, un muslo grasiento de pollo frito.

—Sí, eso me tiene un poco nerviosa. —Digo frunciendo mis labios.

—¿Que mierdas encontraremos allá? —Habla Wesley tomando su vaso de refresco de la mesa.

—¿Cómo creen que será? —Pregunta Sam, señalándonos con una patata frita. —Digo, ¿será un pueblo normal, tal vez una cuidad o puede que esté dentro de un bosque o selva y sean chozas que cuelgan de las ramas de los arboles y los Victorian estén en taparrabos? —Habla muy rápido al final y todos nos quedamos viéndole con la boca abierta.

Vontrom Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora