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Domingo 6:00pm

Jimin

Por extraño que parezca, aún recuerdo demasiadas cosas de mi infancia. Tengo una excelente memoria y la mayoría de personas calificarían esto como una ventaja, pero en algunas circunstancias significa mas un martirio que todo permanezca tan fresco en mi mente.

Aún recuerdo los distintos tipos de miradas que he recibido a lo largo de mi vida y lo gracioso es que las épocas en donde recibí las peores son en las que tenia menos edad. Es como si el desprecio que recibí hubiera sido inversamente proporcional a mi edad. Cuando era niño, se supone que debí haber estado protegido, que era mi etapa de descubrir el mundo y simplemente debía ser acompañado mientras me desarrollaba en mi entorno. Pero paso exactamente lo contrario. Mi madre es la mejor de todas, toda su vida ha hecho lo inalcanzable por mi, para hacerme feliz, pero aun así con todo su esfuerzo y sudor nunca me pudo salvar en los lugares en los que no contaba con su presencia.

Siempre que estaba sin mi mamá parecía que mi cuerpo brillara con intensidad atrayendo a agresores y cazadores. Todos siempre me veían como una presa, un blanco fácil para divertirse, incluso quienes se proclamaban ser mis familiares.

Recuerdo pasar tardes enteras regañado en la esquina de una habitación conociendo de primera mano lo que es la soledad. Mientras mamá trabajaba me dejaba al cuidado de la familia de mi padre, y por alguna razón ellos siempre me despreciaron. Las miradas de desagrado, los empujones mientras caminaba, la pequeña porción de comida que me daban en comparación a la de mis primos, o la ausencia de esta, las acusaciones falsas, todo... Mi infancia esta llena de momentos horribles.

Sucesos que me hicieron conocer lo cruel que pueden llegar a ser las personas, no solo desconocidos como nos decían en la escuela, también quienes viven bajo tu mismo techo pueden ser los peores perpetradores. 

Lo mas divertido de todo es que en colegio tampoco podía descansar del abuso. Siempre había alguien que encontraba divertido lastimarme de cualquier forma y es interesante como la gente se vuelve extremadamente creativa cuando se trata de perjudicar a alguien, sus ideas son espontaneas y únicas cada día.

No solo recibí los típicos empujones o halones de pelo, también me dejaban encerrado en salones o destruían mis tareas. Todos siempre me llamaban niña, como si ser del sexo opuesto fuera la peor desgracia existente, lo irónico es que también habían niñas que se burlaban de mi por eso, no tenia sentido. No tenia sentido que el tener mi cabello unos centímetros mas largo trajera tantas consecuencias en mi vida, tampoco lo tenia que el alejarme de la gente y ser callada hiciera que llamara tanto la atención de la gente, no tenia sentido que me dañaran por no hacer nada.

Cualquier cosa que hiciera estaría mal.

Cuando papá nos abandono ni siquiera lo sentí, nunca estuvo para mi, tampoco me defendió. Solo permanecía mirando desde la distancia sin detener mi sufrimiento. No le importaba mi estado, tampoco preguntaba mucho. Parecía mas una carga para él.

Recuerdo lo importante e indispensable que se volvió mi madre para mi. Cuando ella estaba junto a mi todo parecía retomar valor, volvía surgir en mi las ganas de seguir, ella me hacia creer que algún día llegaría a ser feliz. Nos gustaba ver películas de romance, algo raro en un niño al parecer pues todos hablaban de carros, peleas y superhéroes mientras yo me acurrucaba contra mi madre para ver como se desarrollaba una historia de amor entre un hombre y una mujer.

Viendo películas fue que años después me percate que siempre suspiraba por los príncipes y no las princesas. Amaba este concepto de que algún caballero llegara a tu vida a salvarte y protegerte, adoraba la forma varonil en que los protagonistas lograban sus hazañas y quizás fue desde allí que se empezó a formar una especie de hambre en mi pecho por conocer a alguien fuerte, alguien inteligente y dulce que pudiera tratarme tiernamente pero también se pudiera convertir en un combatiente salvaje que enfrentara los peligros que me amenazaran.

Kurabu II クラブ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora