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Domingo 5:45pm

En una sala sombría con luces apagadas y cortinas desplazadas totalmente cubriendo el interior de cualquier paso de luz, se encuentra un joven pelinegro mirando a través de un mínimo espacio en la ventana como el coche de su padre se aleja.

Soobin observa como el auto se pierde en la distancia y de inmediato corre al segundo piso. Su corazón palpita fuerte mientras sus pies golpean los escalones, por alguna razón que no logra entender siente que esta a pocos centímetros de una gran revelación y considerando los últimos descubrimientos, todo apunta a que el resultado de su búsqueda será decepcionante.

Cuando sus pies finalmente le llevan frente aquella puerta, se toma un tiempo para dar un largo respiro. La habitación frente a él siempre fue la favorita de su casa, ni siquiera la propia... el espacio de su hermano era el que siempre le había gustado mas porque a pesar de que la actitud de su hermano dentro de casa siempre era tranquila, pasiva... casi rozando lo sombría, el interior de su habitación era un contraste salvaje. Su hermano siempre tenía pintura por aquí y por allá, dibujos descansando en diferentes lugares, algunas plantas, cuadros y afiches recargados en la pared e incluso un peluche.

Si cerrara los ojos aun podría recordar a la perfección el día en que su hermano compró aquel peluche de un pollito amarillo, aquello fue un par de días antes de decidir mudarse. Soobin aun pudo ver el cariño con el que su hermano miraba aquel objeto... nunca le pareció ridícula la imagen, de hecho podía decir que había mucho dolor en ella y cuando finalmente le conto lo que había pasado con Jimin lo entendió todo.

Su hermano amaba con locura a Jimin incluso desde ese entonces.

Ha pasado por tantas cosas miserables... y aun así su padre sigue queriendo hundir mas la daga en sus heridas.

Las manos de Soobin se empuñan y finalmente empuja la puerta encontrándose con un espacio carente de calidez, ya no se parece en absoluto al lugar de su hermano, es como si el lugar hubiera sido engullido por la oxidación y la soledad, todo luce mas opaco.

Agita su cabeza deshaciéndose de la nostalgia de no poder ver a su hermano tan seguido y se enfoca en recordar lo que ha oído hace solo unos minutos.

"No hay forma de que algo salga mal, créeme... he hecho esto cientos de veces. Si, si, estoy seguro, tengo un pequeño truco que siempre funciona, déjalo en mis manos. Aja.... sí. La victoria esta asegurada. El dinero de la apuesta será nuestro."

Ninguna parte de la oración pronunciada por su progenitor al teléfono sonaba a normalidad. Todas las palabras eran indicativos de fraude, trampa y burla. El hombre hablaba por teléfono con la mayor seguridad posible, Soobin ni siquiera vio su rostro pero podría jurar que tenía una sonrisa presumida en el.

Teniendo en cuenta aquello Soobin se dirige a la caja del rincón... aquella que estuvo explorando la ultima vez que Jungkook estuvo allí. Había algo extraño en todos los recuerdos de los encuentros de boxeo que atesoraba el hombre... todo parecía indicar que era una estrella con sumo talento.

Ganador invicto.

Vence a su oponente sin esfuerzo.

Si tan bueno era ¿por qué era casi que desconocido? No tenía sentido.

¿Qué razón había para abandonar el boxeo tan temprano?

Soobin reúne un montón de publicaciones de periódicos guardadas en aquella caja y acomoda al resto de cosas en su lugar y se apresura a salir del estudio. Lo peor que podría pasar es que Jongun le encontrara hurgando en cajas y no prestando atención a los trofeos y medallas que Sí son exhibidos.

Kurabu II クラブ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora