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3 semanas después


Jimin

El cielo se aprecia despejado, no hay ni una sola nube en el horizonte, los rayos del sol impactan en las diferentes plantas que se encuentran alrededor del camino que lleva a la facultad, resaltando la intensidad de sus colores. Todo luce demasiado vivo,  alegre y colorido. Definitivamente un gran contraste con mi humor de últimamente.

Apenas me he separado del camino principal y ya puedo escuchar varios instrumentos sonar de forma hermosa. Los chicos de música sin duda son unos de los mas comprometidos, he conocido varias personas que practican mucho tiempo, casi como si sus manos picaran por tocar el instrumento una y otra vez. Pero sin duda quienes mas se dedican a ellos son los cantantes... incluso pareciera que lo hicieran todo el tiempo, después de todo su voz esta implicada durante todo su día. De hecho es común verles terminar oraciones manteniendo ciertas notas, cosa que haría a muchos rodar los ojos, mientras que a mi sonreír orgulloso.

Por eso no es sorprendente encontrarte a unos pocos metros de la entrada lo que parece ser un ensayo gigantesco, músicos en los laterales, apoyados en bancas y arboles, compañeros de artes postrados en el suelo de los pasillos pintando algo o tal vez diseñando un mural en alguna pared blanca de la universidad que les represente un vacío en la continua libre expresión del ambiente.

Cuando te dicen que en la universidad eres un poco mas libre, es cierto... tomas un poco mas las riendas de tu vida, te avientas en un mundo nuevo donde el único responsable de tus acciones eres tú, parece un mundo ideal... casi una utopía de la multiculturalidad; tantas y diferentes personas, los distintos tipos de pensamientos y conversaciones, todo parece un paraíso para alimentar tu criterio, personalidad y mente.

Pero siempre hay excepciones y eso lo sé muy bien cuando entro a mi clase de ballet en el aula 124 y me topo con el rostro enfurecido de Hyori, nuestra docente nueva de ballet, quien llegó a la institución la semana pasada después de que nuestro antiguo profesor tuviera un accidente que lo terminara dejando en el hospital.

— No entiendo porque tus padres invirtieron tanto dinero para que vinieras a la ciudad si vas a ser tan mediocre — son las primeras palabras que escucho al entrar a la sala. Solo han pasado unos segundos y mi sangre empieza a sentirse caliente dentro de mi cuerpo.

— Lo-lo siento, profesora — se disculpa Doyun inclinando su torso, es un chico de rostro bastante tierno y de actitud pasiva. Como siempre, los imbéciles se enfrentan a los mas dóciles.

— Muy bien, deberías lamentarlo — mis pasos cruzan por el lateral de la sala, pero mis ojos no salen del rostro de aquella mujer pelirroja y desesperante — Porque no es justo que nos hagas perder el tiempo a todos aquí — el chico luce como si quisiera llorar y eso causa que mis puños se cierren con fuerza.

— ¿Qué sucedió? — le pregunto a Taemin una vez llego hasta el fondo de la sala retirando mi mochila.

— Fallo el salto del final, Hyori le dijo que llegara media hora antes para ensayar, pero desde que llegue solo he visto como le grita. Ni siquiera le ha indicado algo.

— Yo no la tolero mas... he estado hablando con algunos para hacer una denuncia — desde su inicio en esta facultad Hyori se ha comportado como una digna merecedora de la palabra perra. No solo ha humillado a un sin fin de estudiantes, sino que ni siquiera hace su trabajo, se limita a hacernos repetir una y otra vez escenas del lago de los cisnes. Su método de enseñanza parece ser criticar, agredir y despreciar.

Parece que alguien no tiene una buena vida y parece creer tener el derecho de desquitarse con nosotros.

— Sabes que te apoyo en lo que quieras, pero ya sabes... los rumores dicen que es familiar del vicedecano — Taemin peina su cabello gris mientras habla.

Kurabu II クラブ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora