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Jimin

Parece tontería, pero es cierto... cuando estas triste solo quieres sumergirte en un litro de helado, saborear su exquisito sabor mientras los azucares cumplen su dichoso papel de mejorar tu estado de animo. Tae me ha enrollado en una cobija como si fuera una oruga, dice que así me sentiré protegido y apapachado. Bueno... yo preferiría ser un rollo de canela, delicioso... y feliz.

Porque en este momento no me siento bien.

Los dedos de mi mejor amigo están concentrados en mi cabello dándome caricias mientras mi cabeza descansa en su regazo y el resto de mi cuerpo esta recostado en el sillón, estamos frente al enorme televisor que mamá compro hace años para nuestras noches de películas. Aún llueve afuera, pero no siento frio, la manta asfixiando mi cuerpo y el chocolate caliente que Tae me ha preparado han cumplido su función. 

Mi mejor amigo esta aquí porque básicamente fracaso en ocultar mis emociones, Tae puede leerme como un jodido libro abierto, no importa cuánto lo intente, no puedo mentirle, y justo hoy... siento que estoy demasiado cansado emocionalmente como para siquiera discutir o pensar, pero aun así lo hago.

¿Por qué tiene un sticker así en su casillero? ¿Por qué extraño que me mire con ojos brillantes y apasionados como siempre lo hicieron? ¿o solo fue mi imaginación? ¿Estoy sesgado por el hecho de saber que también lo extraño?

— Deja de pensar — su dedo indice da pequeños golpes en mi nariz mientras habla — Dijiste que querías ver Wall-e, pero a mi no me engañas, esa película siempre te hace llorar como un bebé, así que vamos a ver Shrek en su lugar.

— Wall-e es hermosa, Tae — digo girándome como puedo con mi cuerpo atrapado en la manta — ¿Podrías ponerla? Sin duda me concentraría en ella, y y prometo no llorar — respondo con un puchero en mis labios. Amo esa película con locura.

— ¿Por qué prometes cosas que no vas a cumplir, Park Jimin? — me pregunta entrecerrando los ojos.

— Tae, porfi... sabes que amo esa película. Ademas desahogarse en bueno ¿verdad? Tú siempre me lo dices, wall-e me ayudara a pensar en una tristeza diferente y- — no alcanzo a terminar lo que intento decir pues Tae me pega con una almohada tras mis palabras.

— Dios, eres insoportable, esta bien... veremos Wall-e pero traeré pañitos, te conozco, estúpido — Tae se levanta del sillón y mi cabeza aterriza en la cojinería de este quedando de lado, la mesa de centro me saluda directo a mis ojos, con un montón de paquetes y chucherías que hemos estado comiendo esparcidas sobre su superficie. Maldición, voy a engordar.

Desde mi adolescencia me he acostumbrado a seguir dietas, es como un estilo de vida ya... pero no puedo negar que adoro comer, me encanta devorar cosas deliciosas.

Sin poder evitarlo a mi mente llegan las incontables veces en que Jungkook me traía cosas para comer, desde manzanas y ensaladas, hasta pollo frito y chocolates. No se cansaba... nunca se olvidaba de mis comidas, era como si el orden de sus prioridades fuera besarme y luego preguntarme si me había alimentado, siempre estaba preocupado por aquello y cuando me disponía a comer, sus ojos me miraban de una forma tan cálida y protectora que siempre me hacia enrojecer.

— Listo — una caja de paños aterriza en la mesa uniéndose al montón de cosas y el sofá se hunde hacia el lado en que Tae se ha sentado — Ven aquí — dice tomándome de algún lugar de la manta para ubicarme de nuevo en su regazo — Vale, comienza la tortura — proclama dando play a la película.

El intro de Disney y Pixar nos saluda con aquellos sonidos que traen recuerdos nostálgicos y felices a la mente de todos, siempre parece que te sintieras bien y relajado al escucharlos. Después de unos minutos Put On Your Sunday Clothes suena y ya se que es mala idea haberla elegido, con solo escuchar la canción ya me dan ganas de llorar, soy un imbécil.

Kurabu II クラブ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora