3- Manos a la obra

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"—Yo tampoco me creo capaz de no hacerte el amor durante todo un mes... De hecho, me gustaría hacértelo ahora mismo..."

Sobre la cama con expresión asustada se encontraban el maestro del viento y el maestro del agua, ninguno de los dos había podido esclarecer la situación, si Shi Qing Xuan tragó la píldora de embarazo o un simple caramelo, no tenían la forma de saberlo.

El mercader les aseguró que era necesaria solo una píldora al mes para poder concebir, entonces si lo hacían durante ese mes supuestamente quedaría embarazado, sin embargo, no sabían si había efectos adversos, y mucho menos tenían alguna idea de cómo se supone que el cuerpo de un hombre podría dar a luz a un bebé.

—Es demasiado arriesgado, deberíamos buscar otro método...— comentó He Xuan con la mano sobre la frente.

—¿Pero y si esta es la única forma? — preguntó Qing Xuan nervioso jugando con sus propios dedos sin poder levantar la mirada, se sentía irresponsable por ser tan glotón sin prestar atención, pero también había otro sentimiento haciendo cosquillas en su interior —Dicen que si uno no toma riesgos no consigue sus objetivos...

—Tienes razón, pero... Me asusta que te ocurra algo malo— se sinceró He Xuan.

—Podríamos tener un bebé o podría simplemente haber comido un caramelo, vamos, no deberíamos asustarnos, que pase lo que tenga que pasar— Shi Qing Xuan cargó su cabeza en el hombro de su esposo.

—Haces que todo parezca tan fácil— He Xuan besó su cabeza con cariño, sintiéndose reconfortado por la percepción de su amado.

—Mira, no estoy dispuesto a practicar la abstinencia por un mes completo, si notamos algo raro podemos hacernos cargo, somos dos oficiales celestiales con mucha experiencia, no creo que haya encanto imposible de romper si es que eso es lo que queremos, además, dudo que un mercader común y corriente venda un hechizo maligno poderoso que no podamos detectar.

Al parecer las palabras del maestro del viento fueron convincentes, He Xuan cerró los ojos y lo abrazó largo rato, en situaciones como esa se sentía muy afortunado de tenerlo como pareja, siempre con una mirada positiva y una estrategia rápida, incluso estaba dispuesto a sacrificar su propio cuerpo para la concepción de un niño, lo conocía bien, aunque no lo demostraba siempre, era algo pretencioso, le gustaba lucir atractivo, admiraba la belleza de su propia corporalidad en todas sus formas. Si él estaba dispuesto a dar tanto de sí mismo para tener una familia juntos, no se sentía con la autoridad para ir en contra de su determinación.

—Yo tampoco me creo capaz de no hacerte el amor durante todo un mes... De hecho, me gustaría hacértelo ahora mismo...- susurró cerca de su oído.

—¿Qué te detiene entonces? Deberías cumplir con tu deber de esposo...— respondió coqueto en el mismo tono seductor.

He Xuan reaccionó agarrándolo de las nalgas con ambas manos para atraerlo sobre su cuerpo, apretó  su trasero por encima y luego por debajo de la tela mientras besaba su cuello, dejando algunas marcas rojizas.

—Esta parte ya ni siquiera necesita que la prepare... Lo hacemos tan seguido que tu cuerpo ya se acostumbró a recibirme— Los dedos de He Xuan parecían entrar con facilidad, más que dilatar, se dedicaban a provocarlo para que el deseo incrementara todavía más.

—Esa es una razón todavía más importante para no dejar pasar el tiempo, si me descuidaras un mes ya ni siquiera me reconocería a mí mismo, soy tu esposo, y esto me pertenece— dijo acariciando su hombría ya erecta —Me perteneces por completo así que no deberías intentar hacerte el difícil a estas alturas.

He Xuan rio por lo bajo y lo llenó de besos, acomodándolo para entrar en su cálido interior, le gustaba observar su rostro y las expresiones de placer que hacía cuando lo recibía por completo y ese lugar sensible era estimulado, tal vez todavía no se daba cuenta de que el aire a su alrededor se agitaba cuando la excitación llegaba a ese punto.

—¿El maestro del viento se siente satisfecho de esta forma o lo prefiere aún más profundo? — preguntó He Xuan con una sonrisa traviesa tras llevar un rato de diversión.

—No puedes ir más profundo de que esto...— dijo Shi Qing Xuan ahogando sus palabras en gemidos de placer.

Pero su esposo siempre podía sorprenderlo, bastaba con ponerse de pie y sujetarlo para que la gravedad los ayudara un poco, Shi Qing Xuan se agarró con fuerza de su cuello, aunque sabía que no lo dejarían caer, pero al menos de esa forma podía resistir mejor las estocadas que comenzaron a tomar un ritmo acelerado.

—No puedo, no puedo, ahhh es demasiado, se siente demasiado bien— el miembro de Shi Qing Xuan se movía al ritmo de las embestidas, golpeando ligeramente el abdomen de su esposo, estaba tan excitado que la humedad ya había comenzado a brotar.

—Deja de reprimirte, haré que te vengas ahora, pero sujétate fuerte— He Xuan besó la mejilla de su amado antes de ponerse serio, apretó la mandíbula y movió sus caderas con fuerza al tiempo que mantenía firme el agarre sobre su cuerpo, bajándolo en un ángulo perfecto para hacerlo sentir todavía más placer.

Cuando ambos llegaron al clímax, reposaron sobre la cama sin separarse el uno del otro sus respiraciones agitadas, sus cuerpos acalorados una rutina de la que jamás se aburrirían, ni siquiera luego de una eternidad haciéndolo cada noche.

El encuentro había sido tan placentero que durmieron sin pensar en nada, olvidando por completo un asunto importante. Durante la mañana se despertaron preocupados, Shi Qing Xuan se sentía indispuesto, aunque no había comido nada tenía náuseas, su cuerpo se sentía cansado, no recordaba la última vez que se había enfermado así que la única explicación que encontraron fue la obvia.

Rápidamente se dirigieron hasta la capital celestial para buscar al médico más capacitado, quien era famoso por entregar un diagnostico con tan solo un chequeo, la pareja se sentía ansiosa de confirmar sus sospechas y Shi Qing Xuan no pudo controlar su boca, preguntando sin consideración alguna.

—¿Estoy embarazado o no? — sus cejas estaban fruncidas y su mano temblaba, pero en su voz podía escucharse la determinación.

—¿Qué? No diga tonterías, usted se intoxicó con alimentos en mal estado, debería tener más cuidado de las cosas que come, le daré un té que ayudará a disminuir el malestar, en un par de horas se sentirá mejor, pero deberá evitar los condimentos y las verduras crudas por cuatro días.

Tal vez fue por que recibió una emoción demasiado intensa, una desilusión inesperada que hizo que su cuerpo reaccionara de mala forma, Shi Qing Xuan quería responder con una queja y explicarle que la píldora de embarazo era la explicación más lógica, pero en su lugar vomitó vaciando su estómago al costado de la camilla, su esposo se apresuró a sostener su cabello y darle palmaditas en la espalda.

—Cariño ¿estás bien? ¿te duele mucho? — preguntó He Xuan tan preocupado que no sabía qué más hacer.

—En realidad... Creo que ya me siento mejor— El maestro del viento dio un suspiro apesadumbrado y se limpió la boca con la manga de su delicada túnica —Ese mercader tramposo debió vendernos dulces caducados, pero parece que ya lo saqué de mi sistema.

El médico llamó a alguien para que limpiara ese desastre mientras él iba por la medicina, le parecía que esa pareja necesitaba algo de información respecto a la reproducción, aunque no era la primera vez que veía a una pareja del mismo sexo con la esperanza de traer un hijo al mundo.




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Comentario de la autora~

Pensé mucho en cómo traer al bebé al mundo, la opción más fácil no siempre es la más divertida, así que les pido esperar un poco más para tener noticias de embarazo jijiji




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