2- Soñar sobre el futuro

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"... O podrías... Intentar concebir con una mujer"


Shi Qing Xuan ladeó la cabeza sin entender la reacción de su pareja, era solo una inocente pregunta, pero él había reaccionado como si ya llevara al niño en su vientre, solo por eso siguió siendo ambiguo con sus palabras.

—Lo que dije, trata de imaginarlo ¿cómo sería si pudiéramos formar una familia— insistió.

He Xuan bajó la mirada hasta el estómago de su pareja, su corazón se agitó, pero se limitó a responder su pregunta mientras se acercaba cauteloso.

—Pienso que sería una experiencia maravillosa, aunque a mi forma de ver las cosas, nosotros ya somos una familia...— Tomó su mano con suavidad y besó su dorso mirándolo a los ojos —Si tuviéramos un hijo me sentiría el doble de feliz de poder tener a otro mini tú a quien darle todo el amor del mundo.

Shi Qing Xuan sonrió complacido, sus palabras hicieron que su pecho se sintiera cálido, tal como lo pensaba su amado sería un excelente padre si tuviera la oportunidad.

—...Entonces desde cuando es que lo sabes— preguntó He Xuan tocando delicadamente su barriga.

—No seas tonto, ¿cómo podría un hombre quedar embarazado? — respondió dándole un toque en la nariz, divertido de haberlo engañado.

—Pero... Pero tú dijiste... Y yo pensé que... Amor no juegues con mi corazón— He Xua se cubrió su rostro con ambas manos, avergonzado de haber asumido algo así, y aunque Qing Xuan lo consoló con palmaditas en la cabeza, todavía podía sentir la vergüenza en su rostro.

—Lo siento, en serio solo era una pregunta, estos días han nacido muchos niños hijos de nuestros creyentes, incluso conocí a un niño que tenía tu nombre, creo que me hizo sentir un poco de envidia, he estado pensando todos estos días en eso y no quería ser el único que lidiara con esta idea.

He Xuan descubrió sus ojos solo para observar un rostro melancólico, ligeramente triste, aunque conservaba su sonrisa, no quería verlo de esa forma, y a pesar de que había muchas razones por las cuales ellos solo eran dos, no pudo evitar sentirse responsable por ese vacío que comenzaba a formarse en el corazón de su esposo.

—Lo siento... Tú tienes un cuerpo saludable, pero yo soy solo un demonio, si todavía estuviera vivo tal vez podríamos intentarlo...

—Pues tu cuerpo físico de ahora me parece perfecto, en especial durante las mañanas— bromeó sin pensarlo demasiado —Además olvidas el hecho de que ambos somos hombres, incluso lo hemos hecho sin pensarlo demasiado con mi apariencia femenina y nada ha pasado, creo que simplemente nuestros cuerpos no son compatibles para traer a la vida un tercer integrante.

—Pero si realmente quieres intentarlo podría buscar la forma... Tal como dices, ninguno de los dos lo ha pensado demasiado, antes de intentarlo realmente deberíamos informarnos más al respecto... O podrías... Intentar concebir con una mujer— Aunque él mismo lo estaba planteando, su rostro se oscureció y arrugó en una fea mueca cuando hizo esa propuesta.

—¡Eso jamás! — Shi Qing Xuan se abrazó a su cuerpo con fuerza y negó con la cabeza repetidas veces —La única razón por la que he llegado a pensar en un bebé es porque me gustaría que se pareciera a ti, si tiene rasgos de otra persona entonces no tendría sentido.

—Tienes razón, no puedes concebir con una mujer, me volvería loco de celos... Incluso si se parece a ti, esos rasgos estarían manchados por los de esa mujer.... No quiero, olvida lo que dije, olvídalo para siempre.

Ambos se quedaron abrazados largo rato, con la cabeza llena de demasiadas ideas y dudas sin responder, tanto así que suspiraron al mismo tiempo. Pero como no podían dejar el tema, así como así, decidieron que no valía la pena darle más vueltas al asunto, tenían que investigar si es que eso era posible, nada perdían con intentar recolectar una información, incluso si la respuesta era negativa, se seguían teniendo el uno al otro, y eso ya era algo maravilloso.

Las investigaciones comenzaron por la ciudad fantasma, ya que allí siempre había todo tipo de hechizos y artilugios mágicos a la venta, pero la mayoría de las cosas que encontraron eran para fortalecer la virilidad del esposo, al parecer los problemas de concepción se centraban en la imposibilidad de despertar la hombría de un hombre. Aunque no lo necesitaban, de igual forma terminaron comprando algunos perfumes, medicinas y libros ilustrados de alta calidad.

Ya casi se habían rendido cuando un mercader fantasma los llamó, había escuchado que estaban en búsqueda de métodos que facilitaran la concepción y él les aseguró tener la solución absoluta.

—¡Píldoras para el embarazo! — gritó con entusiasmo —Tan efectivas que incluso son capaces de embarazar a un hombre, cien por ciento recomendado.

Shi Qing Xuan las tomó con entusiasmo y desembolsó el dinero casi de inmediato, pero He Xuan lo detuvo y miró el producto con sospecha, parecían caramelos.

—¿Cómo funcionan estas píldoras? — preguntó con tono serio.

—Parecen caramelos, ya lo sé, de hecho, lo son en esencia, pero tienen un hechizo poderoso que permite el crecimiento del bebé en el cuerpo de la madre, no habrá abortos si toma una píldora por mes, el bebé crecerá sano y fuerte.

Eso fue suficiente explicación para que el maestro del viento se llevara las píldoras, después de todo ya llevaban bastantes otros productos que tampoco se veían del todo confiables, así que uno más no haría daño.

Pero lo cierto era que a ninguno de los dos les daba buena espina lo que habían conseguido en la ciudad fantasma, al llegar a casa dejaron todo en un rincón de la habitación y ni siquiera lo tocaron, solo lo recordaron cuando He Xuan se sintió antojado de algo dulce, aunque su apetito había disminuido bastante en comparación a sus tiempos de demonio solitario, todavía era una persona bastante golosa y tenía su provisión de caramelos siempre a disposición.

He Xuan miró los caramelos y los comparó con las píldoras de concepción que habían comprado, definitivamente eran similares, si las miraba a la luz  incluso tenían el mismo color y forma. Se encontraba observándolas de cerca intentando diferenciarlas cuando Shi Qing Xuan entró a la habitación, le quitó lo que tenía en las manos y se metió una de las bolitas a la boca antes de que su esposo pudiera reaccionar.

—Mmmmm me encantan los caramelos de limón~— Estuvo a punto de comerse la otra cuando su esposo lo detuvo asustado.

—¿Cuál te comiste? — alzó la voz sin darse cuenta—¿La que tenía en mi mano izquierda o en la derecha?

—No sé, la de la derecha creo... ¿O la de la izquierda?


Días luminososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora