36- Llamado

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Mientras las pequeñas lamparitas se mantenían en un lugar seguro, sus padres no habían perdido el tiempo, conscientes de que Jun Wu podría encontrarlos en cualquier momento decidieron que la mejor defensa era el ataque directo, así que definieron la mejor estrategia posible junto a Xie Lian y Hua Cheng, quienes tenían sus propios motivos para guardar rencor a ese demonio, además de aquellos oficiales celestiales que se sumaron a la contienda.

Lo primero fue destruir la mayor cantidad de templos en honor al emperador celestial, lo cual fue fácil en los pueblos en donde la lluvia de fuego había amenazado su seguridad, pero en otros lugares las personas continuaban rezándole incluso sin un lugar en el cual poder llevar sus oraciones.

En solo un par de noches casi todos los templos dedicados a la mayor deidad fueron completamente destruidos, lo cual por supuesto fue obra de las dos calamidades que decidieron trabajar en equipo, solo ellos sabían cuántos clones eran capaz de hacer, y aunque los demás oficiales celestiales estaban agradecidos por su apoyo, no podían dejar de sentir terror con su presencia.

Por supuesto sabían que esa persona estaba observando de cerca a su mayor interés, así que para atraerlo, Xie Lian lo esperó en el último templo que no había sido destruido, pero Qi Rong se comunicó con Shi Qing Xuan justo en ese momento, alterando la concentración de todos debido a sus duras palabras que afectaron enormemente al maestro del viento.

—Tienes que venir a ver a tus hijos, te extrañan y no paran de llorar durante las noches— dijo en tono serio.

—Este no es un buen momento, todavía no podemos tener certeza de su seguridad...— respondió Shi Qing Xuan lleno de culpa.

—No te estoy diciendo que te olvides de lo que haces, solo ven un momento para que sepan que no los abandonaste, deberías tener al menos un poco de consideración, son solo unos bebés.

—CONSIDERACIÓN, CONSIDERACIÓN DEBISTE TENER TÚ ANTES DE LLEVARTELOS, NO TIENES IDEA DE TODO LO QUE HEMOS TENIDO QUE PASAR, LO QUE MÁS QUIERO ES ESTAR CON ELLOS.

—ENTONCES COMPORTATE COMO UNA MADRE Y HAZ ALGO AL RESPECTO

Shi Qing Xuan había estado soportándolo lo mejor que podía, se había tragado su tristeza y trabajado pensando en que eso era lo mejor para el bienestar de sus bebés, pero ahora, siendo increpado de esa forma por alguien que ni siquiera lo conocía...

Lo peor era que en el fondo sabía que él tenía razón, sus bebés lloraban porque lo extrañaban y nada le aseguraba que estando lejos ellos estarían a salvo ¿Y si al final solo estaba perdiendo valioso tiempo para estar con ellos? ¿Y si en realidad Jun Wu ya los tenía en la mira? ¿Y si sus hijos olvidaban que tenían una familia que los amaba? ¿Cuántas veces sus bebés quisieron abrazar a su mamá y no estuvo ahí para ellos?

El maestro del viento bajó la cabeza ocultando las lágrimas que comenzaban a bajar por sus mejillas y entonces caminó rápido buscando la puerta más cercana en donde comenzó a dibujar una formación espiritual.

He Xuan que podía entender la situación, rápidamente lo detuvo y lo tomó de los brazos.

—No puedes, no ahora, es demasiado peligroso.

—ELLOS SE SIENTEN SOLOS, Y YO LOS EXTRAÑO, YA NO AGUANTO HE XUAN, NECESITO IR A VERLOS AHORA.

Su esposo cerró los ojos un par de segundos y soltó un largo suspiro, antes de besar sus labios en un dulce toque al tiempo que liberaba sus brazos.

—Es arriesgado, pero lo entiendo, yo también quiero acompañarte, pero creo que me necesitan aquí, por favor ten cuidado— la sonrisa de He Xuan intentaba ser dulce, pero estaba lleno de preocupación y culpa.

—Te contactaré en todo momento...

Shi Qing Xuan apretó las manos de su esposo y no perdió ni un segundo más antes de hacer los últimos trazos de su formación, la energía espiritual brilló y cuando pasó a través de la puerta, lo que vio fue un paisaje completamente diferente, el interior de una casa humilde alejada del templo del cual había salido.

Rápidamente avanzó por el pasillo, buscando con su mirada a sus bebés, cuando abrió la puerta de una de las habitaciones encontró a una extraña, pero familiar mujer que se inclinaba sobre la cuna en la cual estaban sus amadas lamparitas.

—Mi señor, que honor poder recibirlo nuevamente...— dijo el guardián haciendo una reverencia ahuecando ambas manos.

Sin embargo, Shi Qing Xuan no tenía interés en escuchar a esa persona, ni siquiera le prestó atención y corrió a tomar en sus brazos a sus hijos y llenarlos de besos mientras sus lágrimas empapaban la carita de los pequeños.

Deming y Shuang estaban sorprendidos, pero realmente felices de poder estar nuevamente con su mami, su aroma era reconfortante, su abrazo era lo que habían estado buscando cada noche desde que fueron separados, ahora que por fin estaban juntos, tras sonreír y balbucear alegremente, de pronto, ambos hicieron un puchero y se largaron a llorar también, soltando toda la angustia que habían estado reprimiendo.

Aunque eran buenos niños y no causaban problemas, lo cierto era que simplemente no se sentían en plena confianza con sus nuevos cuidadores como para poder llorar libremente, solo lo hacían cuando la tristeza y la soledad los sobrepasaba, pero ahora, que mami estaba allí para contenerlos, por supuesto que llorarían todo lo que no pudieron durante esos días.

La triada por fin estaba reunida, Shi Qing Xuan los acunó y calmó con suaves susurros y besitos en sus bellas caritas, pero antes de que pudieran dejar de llorar de pronto apareció alguien en la puerta. Qi Rong había tomado lo primero que encontró cuando se percató de la presencia de alguien y escuchó llorar a los niños, aunque difícilmente el enemigo se asustaría si lo veía con una amenazante olla y cuchara de madera para atacarlo.

—Realmente viniste...— Qi Rong se quedó sin palabras cuando vio al maestro del viento en persona tras una simple reprimenda.

—Debiste avisarme antes que lloraban tanto, por supuesto que tenía que venir— contestó el maestro del viento con el ceño fruncido —Pero ahora vete de aquí, voy a alimentarlos.

—¿Ah? Si la cocina está por allá...

Antes que el demonio siguiera hablando, el maestro del viento se transformó a su versión femenina, y los niños que tenía en sus brazos se aferraron rápidamente a sus pechos abundantes, buscando la leche de la cual habían estado privados durante estos días.

—Ah... Te refieres a eso, creo que no termino de entender cómo funciona eso del cambio de cuerpo ¿Todavía conservas el...?— la boca de Qi Rong fue cubierta por las manos del guardián antes de que pudiera decir algo que ofendiera a la dama del viento, siendo llevado a arrastras fuera de la habitación.

Solo entonces Shi Qing Xuan suspiró aliviada, secó sus lágrimas con dificultad y tomo asiento acomodando a sus hijos para alimentarlos, ambos la miraban intensamente, como si tuvieran miedo que ella volviera a desaparecer.

—Mami no se irá a ninguna parte, vamos a quedarnos juntos, lo prometo— les susurró dulcemente, aquella promesa no solo estaba dirigida a sus hijos, sino también a sí misma, incluso aunque fuera peligroso, prefería estar allí y cerciorarse por su cuenta que sus pequeños se mantenían seguros.


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Comentario de la autora~

Hola bebecitos, ando de viaje así que les traje el capítulo de esta semana un poco anticipado, no he podido escribir más porque tengo un bloqueo u.u siento que así como vamos la historia terminará en pocos capítulos a menos que se me prenda el foco...

En fin, besos~


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