37- Gratitud

139 17 18
                                    

Cuando los bebés estuvieron satisfechos y se quedaron dormidos, Shi Qing Xuan sacó una larga manta la cual envolvió alrededor de su cuerpo y anudó con firmeza, de ese modo pudo acomodar a ambos sobre su pecho y dejar sus manos libres. La dama del viento se sintió orgullosa de haberlo logrado sin tantos problemas esta vez, y ya con mucha más calma pudo ir a saludar a quienes habían cuidado de sus bebés.

—Lamento haber sido descortés, pero ahora que sé que mis hijos están sanos y salvos gracias a ustedes quiero darles las gracias de todo corazón...— Los ojos de Shi Qing Xuan brillaban como un cachorro por lo que, si alguno de los presentes tenía algún inconveniente con su llegada, ya no podría recordarlo debido a lo conmovedora que resultaba su mirada.

—Mi señora, ha sido un honor poder servir cuidando a los pequeños maestros— dijo el guardián halagado por sus palabras.

—Las palabras no bastan, sabes que hicimos un trato y espero que cuando todo esto termine construyas todo lo que prometiste, templos, esculturas y mercancía en mi honor— le recordó Qi Rong con aires de altanería.

Detrás del demonio de verde el pequeño Gu Zi se asomaba tímidamente, mirando a la persona que había llegado y que ahora tenía a sus pequeños amigos.

—¿Quién es este pequeño que se esconde? — preguntó Shi Qing Xuan con una sonrisa amable —Creo que nos hemos visto antes ¿También ayudaste a cuidar a mis bebés?

Con una palmada en la espalda Gu Zi fue forzado a mostrarse, con las palabras de esa hermosa mujer ahora entendía que quien llegó era la mami de sus amigos.

—El nombre de este sirviente es Gu Zi, yo cuide un poquito de ellos y dormimos la siesta juntos, también... También les di de mi pera ayer, Gu Zi compartió con las luciérnagas y fue un buen niño.

—¿Luciernagas? ¿Lo dicen porque brillan?— El pequeño asintió y la dama del viento rio disimuladamente para no despertar a sus bebés —Tienes razón, ese apodo también les queda bien, aunque yo les digo lamparitas. Gu Zi muchas gracias por acompañar a mis hijos, desde ahora cuando necesites algo no dudes en pedir mi ayuda, mi nombre es Shi Qing Xuan.

La dama del viento extendió su mano para frotar el cabello del pequeño y acariciar su mejilla, Gu Zi sonrió y se sonrojó ligeramente, ahora entendía por qué los bebés eran tan bonitos, con una mami así de hermosa era de esperarse, en realidad él no tenía una imagen de una mamá, pero le habría gustado que la suya fuera, aunque sea un poquito como la mami de las luciérnagas.

Qi Rong que había observado atentamente aquella escena, intervino con una fea mueca en la boca, tomó al niño en sus brazos y lo alejó de la maestra del viento rápidamente.

—Tienes dos, este es mío, lo compré honradamente así que deberías dejar de poner las manos en los niños que no te pertenecen, y ya te lo dije, las palabras vacías se las lleva el viento, si vas a darle las gracias a mi sirviente entonces vacía tus bolsillos.

El pequeño que jamás había recibido tal muestra de aprecio abrió los ojos ampliamente, su señor lo quería y no estaba dispuesto a compartirlo, su corazón dio un latido muy fuerte y no pudo evitar abrazarlo y cerrar sus ojos con fuerza.

—Qi Rong, hablas como si no hubieras saqueado todo mi palacio antes de llevarte a mis hijos, no juegues con fuego...— lo miró entrecerrando sus ojos —Pero tienes un punto, este niño no tiene nada que ver con tus malas decisiones así que le daré mi amuleto— la dama de viento quitó el amuleto que colgaba de su cinturón y se lo entregó al niño en sus propias manitos —Esto te protegerá, trae buena suerte y se ve muy elegante cuando lo usa un muchacho bonito como tú, además no podrá tomarlo nadie más, así que Qi Rong ni siquiera lo intentes.

El demonio chasqueó la lengua, pero se sintió conforme con al menos conseguirle algo al niño, siempre era gratificante bajar a los oficiales celestiales de ese pedestal en el que les gustaba mirar a los demás.

Más tarde, mientras disfrutaban una taza de té servida por la falsa esposa de la casa, Shi Qing Xuan explicó la situación actual, y aquel calmado y relajado demonio comenzó a ponerse nervioso a tal nivel que se agarró la cabeza con desesperación.

—Mierda, no debí llamarte, no debiste venir, si nos atrapa estamos fritos ¡CÓMO LLEGASTE AQUÍ SIN PENSAR EN LAS CONSECUENCIAS QUE HABRÁ PARA MI! — se lamentó como un perro herido.

Sus alaridos despertaron a los bebés que hasta ese momento habían dormido plácidamente, Deming y Shuang se sintieron reconfortados inmediatamente al ver a su mami pero entonces miraron al tío Qi Rong que parecía hablar cosas extrañas, y como solían hacerlo, ellos también quisieron dar su opinión.

—Gu... gugugu...— Shuang movía sus manitos sin dejar de mirarlo.

—¡Ahhh! Aaaa, aa guu— Deming aprovechó la saliva que salpicó para hacer una burbuja que explotó haciéndolo lucir adorable.

Al ver la situación, los adultos que habían estado hablando de temas serios no pudieron evitar reír un poco y aliviar la tensión.

—Es cierto, cierto, el tío Qi Rong piensa lo mismo— el demonio apoyó su cabeza sobre la mesa y suspiró.

—¿Puedes entenderlos? — preguntó Shi Qing Xuan con curiosidad.

—Ahora mismo están quejándose conmigo ¿No es evidente? — extendió su mano para jugar con Shuang quien inmediatamente le apretó el dedo —Pero el pescado si les entiende, si quieres puedes usarlo de traductor, además anoche hicieron una cosa extraña con sus manos brillantes para comunicarme lo que querían, en serio te extrañaban... En realidad, al fin de cuentas es mejor que hayas venido, espero que tu marido haga algo para alejar al patán de blanco.

—Su papá no dejará que nada malo nos pase, además, yo soy un oficial celestial de alto nivel, no me subestimes— Shi Qing Xuan acarició la cabeza del pequeño Deming y observó cómo los bebés interactuaban dulcemente con esa persona.

—Qi Rong... De verdad te agradezco que los hayas cuidado, puedo notar que los trataste bien, les simpatizas... Y como ahora eres alguien preciado para mis lamparitas, también haré lo posible para que estés a salvo, incluso si Hua Cheng te odia puedo intercedes a tu favor.

—Por supuesto que tienes que hacerlo... Solo espero que ellos estén bien, son una molestia pero saben apreciar lo bueno, y con eso hablo de mi, no puedo evitar ser el tío favorito.

Qi Rong soltó una risa engreída que hizo que Shi Qing Xuan se arrepintiera rápidamente de sus palabras.



-----

Comentario de la autora~

He vuelto~ ya salí de mi bloqueo pero no sé si eso sea bueno para ustedes muahahaha



Días luminososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora