Días luminosos

22- El fantasma felino

Aunque para la dama del viento esa noche había sido inolvidable, su esposo no mantenía ni un solo recuerdo de todo lo que la había hecho pasar, solo tenía claridad de haberse sentido muy inquieto, con demasiada energía y luego las cosas en su cabeza eran nebulosas.

Él no había sido el único afectado, los fantasmas que resguardaban su isla también se habían vuelto extraños, muchos de ellos reportaban dolores de cabeza, malestar o incluso locura, y al consultarlo con Hua Cheng las cosas estuvieron por fin claras.

El monte Tong Lu se había abierto nuevamente luego de cientos de años para formar un nuevo fantasma que hiciera estremecer el cielo y la tierra, su energía afectaba a todos los fantasmas y más todavía a ellos, quienes habían logrado la supremacía, por lo que He Xuan y Hua Cheng seguían muy sensibles a sus fluctuaciones de energía.

—Otro supremo es demasiado, apenas podemos lidiar con el desastre de estos días, ni siquiera puedo moverme con esta panza, cómo se supone que voy a lidiar con todo esto— se quejó Shi Qing Xuan en la bañera junto a su esposo.

—No tienes que lidiar con nada, solo quedarte en casa y descansar.

—Nada de eso, el mundo es un lugar peligroso, si vuelves a perder la razón tengo que estar allí para cuidarte, así que donde vayas tú, voy yo— le advirtió en un tono amenazante.

—Mi esposa es tan linda y protectora, creo que mejor dejaré de trabajar para poder estar contigo día y noche...

Pero, aunque los planes de la pareja eran dulces y agradables, la capital celestial tampoco tenía un buen panorama. Todos fueron llamados al gran salón para indicar las nuevas noticias, los fantasmas que habían sido capturados habían escapado y ahora los oficiales celestiales debían recuperarlos antes de que volvieran a causar problemas y antes de que pudieran contribuir a la creación de un nuevo supremo.

Y aunque la dama del viento quedaba exenta de participar por su condición, su esposo no podía evadir el asunto debido a sus altas capacidades, ya que se necesitaba toda la ayuda posible en esta crisis.

Saliendo del gran salón la pareja aprovechó para charlar con su amigo el príncipe heredero.

—¿Cómo esta Hua Cheng? — preguntaron los esposos al mismo tiempo.

—Emmmm esta... Bien... Aunque la fluctuación de energía si le afectó un poquito... Pero ya se encuentra mejor, no hay de qué preocuparse— contestó sonrojado.

—Lian Lian creo que luego del trabajo tenemos que charlar seriamente sobre los detalles de todo esto, pero tranquilo, no voy a presionarte ya que estás muy ocupado... Como sea deberías pedirle ayuda al tío Hua Cheng para buscar el brocado, Quan Yi Zhen es un poco disperso y puede que no sea de tanta ayuda para ti.

—Creo que te preocupas demasiado, pero claro que vendré a visitarte para charlar y ver a mis sobrinos, ánimos He Xuan, aunque te tocó buscar un fantasma escurridizo estoy seguro de que podrás encontrarlo fácilmente en tu territorio.

—Gracias su alteza, cuídese mucho— dijo He Xuan sonriendo amablemente mientras los tres se despedían.

Aunque al maestro del agua le daba un poco de desconfianza ir acompañado de su esposa embarazada, la misión no parecía tan peligrosa, ella todavía estaba un poco enojada por la última vez que la dejó sola, y además no podía descuidar a sus bebés, así que bajaron juntos al mundo mortal en búsqueda de pistas.

Esta vez debían encontrar a un espíritu gato, el cual tras ser maltratado cruelmente por sus dueños y vivir una larga vida de sufrimiento, se convirtió en un fantasma resentido con un enorme poder espiritual, al parecer había probado la sangre humana cobrando venganza de la familia que lo maltrataba e incluso algunos rumores decían que era capaz de controlar sus cadáveres. Su apariencia solía variar, algunos lo describían como un felino de dos colas, pero otros afirmaban que podía tomar apariencia humana... Pero independiente de su poder y apariencia lo primero que debían hacer era buscar pistas de su paradero, y moverse rápidamente ya que este felino se caracterizaba por ser difícil de atrapar, muy ágil y astuto.