Era de conocimiento general que la capital celestial había sido destruida tras la caída del anterior emperador celestial, los mortales habían sido testigos de sus ruinas y se habían encontrado cara a cara con aquellos oficiales en quienes confiaban su destino.
Para la mayoría esto debió haber significado la perdida de la fe en el imperio celestial, sin embargo, para sorpresa de muchos, la esperanza de los creyentes ardió con mucho más fervor, elevando sus oraciones por todo lo alto, trayendo de regreso aquel paraíso entre las nubes, aunque esta vez no había un emperador para dirigir y adorar, los mortales seguían alabando a sus favoritos o a aquellos que habían visto con sus propios ojos proteger a los débiles.
Shi Qing Xuan y los demás no tenían interés en volver a ese lugar, ya que todos habían encontrado su propio hogar, pero aunque quisieran, no podían ser indiferentes a las cosas que ocurrían en la nueva capital. Había algunos narcisistas que se postulaban a sí mismo como nuevo emperador, sin ningún mérito, otros conspiraban para dejar a quien más les convenía como nuevo líder, y aunque eran todos personas que habían ascendido por sus virtudes, ahora más que nunca recordaban que todos eran en esencia humanos, con todos sus defectos y fortalezas, por lo que la desconfianza comenzó a incrementar.
—¿Por qué te vistes tan bonita mami? — preguntó el pequeño He Deming.
—Tenemos que ir a la capital celestial con tu papá, hay muchos problemas que atender, y como es un asunto importante tengo que lucir muy bien— explicó la dama del viento.
—Yo también quiero ponerme ropa como la tuya mami, quiero un moño y un vestido del mismo color— pidió He Shuang con los ojos brillantes.
—Si sigues practicando lo que te enseñó tu Shizun podrás tener un nuevo vestido— le guiñó un ojo a la pequeña.
—Bien, es tarde, debemos irnos ahora... — dijo He Xuan estirando sus mangas —Ustedes asegúrense de portarse bien y no causarle problemas al guardián.
—No quiero quedarme con el tío pescado, quiero ir con ustedes— He Deming hizo un puchero amenazando con ponerse a llorar.
Rápidamente su mami se agachó a su altura para acariciar su bonito rostro y calmarlo.
—Yo también quiero llevarlos conmigo, así que hoy pediré permiso para que ustedes también puedan conocer la nueva capital celestial, así que pórtate bien y espera a que traiga buenas noticias de regreso ¿Puedes esperar?
He Deming asintió conteniendo sus ganas de llorar, su hermana lo ayudó a sentirse mejor tomando su mano y sonriéndole, cuando sus padres se fueron los mellizos miraron a su guardián quien como siempre mantenía su cara rígida, pero a pesar de su falta de expresión tenía muy buenas ideas para subir el ánimo.
Los niños fueron consentidos con bocadillos, se les permitió jugar y tuvieron clases de natación supervisadas por el mejor nadador de toda la isla.
Por su parte los maestros del agua y el viento tuvieron que asistir a una larga y tediosa reunión en donde se tomaron determinaciones, ya no se confiaría más la responsabilidad de todo un imperio a una sola persona, desde ahora las decisiones serían tomadas por un grupo de oficiales encargados de los territorios más importantes, se evitaría sobrecargar de tareas a los eruditos del área administrativa y no se juzgaría a demonios y fantasmas sin una justa razón, ya que había quedado claro que no había demasiada diferencia entre mortales, oficiales y calamidades.
Tras abordar todos los temas pendientes la asamblea terminó y todos estaban bastante cansados, pero Shi Qing Xuan quería conocer en detalle este nuevo lugar, así que arrastró a su esposo a explorar los alrededores.
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Días luminosos
FanfictionContinuación de "La segunda oportunidad del maestro del viento" He Xuan y Shi Qing Xuan se encaminan en la aventura de intentar formar una familia, enfrentándose a dudas, temores y eventos emocionantes y divertidos que aunque resultan todo un desaf...