35- Soledad

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Durante las mañanas Guzi cantaba una canción infantil acostado entre los mellizos, los pequeños balbuceaban cualquier sonido menos las palabras que el mayor decía, pero los tres lucían divertidos, se habían vuelto buenos amigos desde que habían iniciado sus días juntos, y el pequeño niño se sentía como un importante hermano mayor, aunque era la niñera pez quien se hacía cargo de todo.

Qi Rong había tomado una postura un poco paranoica desde que supo que la calamidad de blanco estaba tras su pista, cada noche revisaba dos o tres veces que no hubiera nadie a las afueras de la humilde casa que habían rentado, además pasaba bastante rato recibiendo sermones de Shi Qing Xuan, quien se contactaba seguido para darle indicaciones sobre cómo debía tratar al par de lamparitas, no darles dulces, asegurarse que tuvieran en todo momento su manta o algún otro objeto cargado de energía y jamás dejarlos solos.

En cuanto a He Xuan sus contactos eran menos, lo que transmitía era principalmente instrucciones para realizar formaciones de protección cerca de la casa, lo cual era de mucho interés para Qi Rong, quien sentía que estaba robando información de un supremo que podría utilizar más tarde para sus guaridas.

Por lo general He Shuang y He Deming eran muy tranquilos y sonrientes, lo difícil llegaba a en la noche, ya que desde el primer día en ese nuevo hogar habían sentido la soledad de estar lejos de sus padres, y aunque la niñera era amorosa y dedicada, sus ojitos se llenaban de lágrimas y los sollozos no paraban cuando llegaba la hora en la que normalmente se acurrucaban con su mami. Era el tercer día viviendo juntos y a Qi Rong, además de molestarle demasiado la voz de los bebés, le preocupaba que atrajeran atención o peor aún, que se enfermaran de tanto llorar.

—Suficiente, no lo haces bien, dámelos, daré una vuelta para que se calmen— dijo Qi Rong molesto de la ineficiencia de su falsa esposa.

El fantasma tomo a los bebés en cada brazo y salió al patio con una flama verde sobre su cabeza iluminando el camino, los meció lentamente y les habló en voz suave para llamar su atención.

—Luciernagas, si siguen llorando les va a subir la fiebre y me meteré en problemas con sus padres, tienen que saber que en esta vida a veces hay que enfrentar los problemas sin ayuda, en el mundo real llorar tan fuerte podría hacer que alguien malo los golpee, si supieran cuantos golpes me gané por llorar ni siquiera intentarían hacer un puchero, el viejo que me crio era cruel y malvado, no solo me pegaba a mi sino también a mamá...

Deming lo miró con los ojos vidriosos y Shuang siguió llorando pero se podía notar que se estaba cansando.

—Niña, niña, ser tierna no te traerá nada bueno, ninguno de ustedes dos debería confiar en su bonita cara, solo se puede engañar a la gente un rato y luego te harán a un lado como lo hizo mi primo... O peor, podrían odiarlos por tener una cara bonita o por tener una familia diferente, como me pasó con los otros niños ... ¿Pueden creer que me lanzaron piedras sin siquiera conocerme? — Qi Rong sonrió amargamente al recordar sus días aislado como si los demás vieran suciedad en su piel.

Pero entonces He Shuang lloró más fuerte, se movió en su brazo acercándose a su rostro y escondiendo su carita en el cuello del mayor, sus manos brillaron y una extraña sensación fue transmitida a la persona que la sostenía.

Por medio de su energía espiritual la pequeña fue capaz de transmitir su sentimiento, la soledad que ella sentía era clara y muy similar a como Qi Rong la recordaba, removiendo su corazón, los ojos del mayor se llenaron de lágrimas y bajaron rápidamente por sus mejillas.

—Cielos niñita... En serio extrañas a tu mamá... Ya... Yo sé, yo sé que se siente, tranquila...— fue algo que no pudo evitar, bajó su cabeza y besó la frente de la pequeña como un instinto —Ella vendrá pronto, no está aquí porque no te quiera, es solo que tiene que cuidarte, así que por eso el tío Qi Rong está aquí para ti.

La pequeña se aferró más a su cuerpo, reconfortándose por sus palabras aunque solo pudiera entender la esencia transmitida por su beso.

El pequeño Deming los observaba con unos ojos enormes, sin perderse ningún detalle, aunque él también se sentía triste, cuando se acercó para tocar al mayor y a su hermana con sus manos brillantes, lo que transmitió fue consuelo, como si les recordara que, si estaban juntos, ya no era necesario sentirse tan solos.

—Ah... niño, por qué haces eso, eres tan lindo...— Qi Rong apretó también al niño y le besó la coronilla, mientras más lágrimas le saltaban de los ojos sin poder controlarlas.

Se supone que era el mayor quien calmaría a los bebés, pero al final, tuvo que pasar un largo rato para que los tres dejaran de llorar, no fue la caminata ni las palabras del mayor lo que trajo la calma, sino los abrazos y mimos que terminó entregando en medio de la noche a ese par de bebés adorables.

Al volver Qi Rong tenía los bordes de los ojos rojos, dejó a los bebés dormidos en la cama junto a Guzi, quien se despertó al escucharlo.

—¿Guzi todavía extrañas a tu papá?

—Ya casi no... Prefiero estar con usted, mi señor— murmuró en un tono adormilado.

—Eso está bien, ahora duérmete.

Tal vez fue porque su corazón seguía sensible, pero cuando Guzi cerró los ojos, también besó su frente y acarició su cabeza, tapó a los tres con la manta y se retiró de la habitación con muchos sentimientos encontrados.

Había decidido que a primera hora contactaría a Shi Qing Xuan, no importaba qué cosas estuvieran pasando, no iba a permitir que esos bebés se mantuvieran lejos de sus padres por tantos días, conocía perfectamente el sentimiento de abandono y no dejaría que esos pequeños sintieran que sus padres los habían dejado.



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Comentario de la autora~

Yo soy lágrimas recordando todo lo que pasó mi Qirongcito

(╥︣﹏᷅╥)


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