Qi Rong caminaba incómodo sobre la arena, con un bebé en la espalda y otro en el pecho, además de un niño siguiendo sus pasos apresuradamente, había logrado salir de la capital celestial sin problemas, pero temía que siguieran sus pasos, así que apenas llegó a la isla, buscó un bote para huir de allí.
—¿Por qué nos llevamos a los bebés? — preguntó con curiosidad el pequeño Guzi.
—Para que sus padres paguen por habernos herido, ya sabes, el apestoso del barco y la bruja que nos atrapó en ese monasterio, ya es hora de que aprendan a respetarme— chasqueó la lengua con molestia al recordarlo.
—¿Entonces puedo jugar con ellos? — preguntó emocionado.
—Puedes, pero que no se te pierdan, son más valiosos vivos.
El pequeño Guzi asintió con energía y observó al bebé que llevaba en la espalda, le parecían adorables, pero hasta ahora solo los había visto dormir, así que se moría de ganas de conocerlos mejor.
Tal como Qi Rong esperaba había un muelle con varias embarcaciones a su disposición, incluso se veían lujosas, y no pudo evitar sentir envidia de He Xuan. Apenas se acercó al agua un enorme pez brillante como el oro se acercó a él, asomando su enorme cabeza y dando vueltas alrededor del muelle, como si quisiera ver de cerca.
—¿Quieres comerte a los renacuajos? Prometo darte un poco si nos haces un favor, si nos sacas de aquí te daré el pie, no, la pierna entera de uno de estos— dijo usando un tono bastante persuasivo.
Al parecer el pez estaba conforme con su oferta y nadó rápido dando saltos sobre el mar, Qi Rong subió al barco más lujoso y arrojó una cuerda, el pez la agarró con sus dientes y comenzó a arrastrar la embarcación, para alguien con nula experiencia en navegación era la mejor opción que podría haber encontrado. Por supuesto no se iría sin antes arrojar bolas de fuego a las embarcaciones restantes en el muelle y asegurarse de que Agua negra que hunde los barcos tuviera un bocado de su propia medicina.
El movimiento del barco era suave y agradable, así que dejó que ese pez enorme los llevara a donde estimara conveniente, mientras tanto fue a la cámara interior en donde encontró un espacio agradable para descansar, había una cama amplia así que se dispuso a tomar una siesta, pero antes buscó un canasto en donde acomodó a ese par.
—Guzi, trae las cosas, vamos a revisar mi botín.
El niño rápidamente trajo una bolsa espacial llena de cosas que habían robado del templo del viento, comida, adornos, dinero y ropa, había encargado al pequeño sacar todo lo que fuera de valor de ese lugar mientras él se encargaba del clon de He Xuan, pero no esperaba que el niño fuera tan tonto como para robar tantas porquerías.
Qi Rong lanzó las cosas por todos lados y se quedó con unos bollos en la mano a los cuales dio un mordisco sin demasiado ánimo.
—Niño eres demasiado tonto ¿Crees que un príncipe necesita toda esta porquería? — lo regañó molesto arrojando una manta que cayó directo sobre los bebés en el canasto.
Al parecer su voz había sido demasiado alta, y aunque no podían verlos, escucharon unos quejidos, de pronto una brillante luz comenzó a salir desde la canasta y el hombre y el niño se acercaron sorprendidos.
Con una cara arrugada el mayor estiró su mano para alzar la manta utilizando únicamente su índice y pulgar, como si tuviera asco que ensuciarse con el destello, pero lo que vieron no era nada terrible, los bebés habían despertado y sostenían la manta con sus pequeños dedos. Qi Rong no se dio cuenta de que dicho efecto había sido producto de la manta, así que se las quitó, y en ese instante los bebés comenzaron a hacer pucheros hasta romper en llanto, apenas se alzó su voz el barco se detuvo.
—Ruidosos renacuajos, no tienen que llorar, es solo una manta— Qi Rong se quejó volviendo a dejar la manta sobre ellos, pero esta vez sin cubrir sus rostros, enseguida quiso salir a cubierta para ver qué ocurría con ese pez dorado con problemas de crecimiento, pero apenas los bebés dejaron de llorar, el barco siguió su camino así que simplemente lo ignoró.
—Están brillando de nuevo— comentó Guzi —Y además dejaron de llorar, les gusta.
—Entonces déjalos con la manta todo el día, también busca algo para alimentarlos más tarde, creo que vi una pera por ahí... Sé un buen sirviente y cuida a esas luciérnagas deformes.
—Si mi señor~
Desde hace tiempo Qi Rong no se sentía tan satisfecho, había pasado por demasiadas dificultades en estos últimos meses, desde que apareció su patético primo todos sus planes habían sido frustrados, pero ahora por fin las cosas estaban a su favor. Sin preocupaciones el fantasma de verde se volvió a acostar en la cama, los bebés ya se habían relajado a un costado suyo en la canasta, satisfechos de tener su tonta manta, brillando como si estuvieran felices de seguir a una figura tan digna como él.
Aunque no necesitaba dormir, era un fantasma perezoso que disfrutaba de descansar y seguir muchos de los hábitos mortales, cerró los ojos y se dio unas cuantas vueltas en la cama hasta que su mente divagó entre sus recuerdos.
Pudo ver sus propias memorias de infancia, cuando era un pequeño que al igual que esos tres niños, dependía de los adultos para todo, sin embargo, había aprendido una forma distinta de relacionarse con aquellos que decían ser sus padres.
El pequeño Qi Rong jugaba con un muñeco de madera con la forma de un perro, lo movía divertido, pero cuando imitó un ladrido su madre se acercó para cubrir su boca con fuerza, sus ojos se veían rojos y temblaba asustada.
—No hagas ruido, puedes despertarlo, tienes que ser un niño bueno...
—¡Pero el perrito dice guau! — explicó con energía.
Su voz no fue demasiado fuerte, pero fue suficiente para molestar al hombre que dormía sobre la cama, quien frunció el ceño y se acercó tambaleándose.
—¡Ni siquiera puedes controlar a ese mocoso, no ves que quiero dormir!
Ese sujeto no dudó en darle una patada a la mujer, ella cubrió con su cuerpo al niño pero con el golpe cayó hacia un costado dejándolo expuesto, esa acción protectora no hizo más que molestarlo, ya que el niño había sido la causa de que perdiera el sueño, así que con la misma fuerza lo pateo en la cara, y la última imagen de ese recuerdo era la sangre que corría desde su frente manchando sus manos cuando se tocó la herida.
Qi Rong abrió los ojos volviendo al presente, su mano había caído por el costado de la cama y uno de esos bebés sostenía su dedo con fuerza, cuando se asomó y cruzó la mirada con él, el pequeño movió los labios emitiendo un suave sonido.
—Guau~
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Comentario de la autora~
uwu
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Días luminosos
FanfictionContinuación de "La segunda oportunidad del maestro del viento" He Xuan y Shi Qing Xuan se encaminan en la aventura de intentar formar una familia, enfrentándose a dudas, temores y eventos emocionantes y divertidos que aunque resultan todo un desaf...