10- Problemas

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La pareja disfrutó de la deliciosa comida que les habían hecho llegar muy acaramelados luego de que a Shi Qing Xuan se le quitó ese pequeño berrinche. Más tarde una sirvienta vino a retirar los cubiertos y la señora del viento se acercó para murmurarle algo al oído.

—Ahora vengo cariño— le dijo casualmente a He Xuan quien no tuvo más alternativa que quedarse allí esperándola.

Pasado unos pocos minutos ella estuvo de regreso, pero su atuendo era muy distinto al que tenía antes de salir de allí, esta vez traía una vestimenta similar a la que tenían aquellas sirvientas, solo que el de ella parecía de mejor calidad, de sedas exquisitas y joyas brillantes que decoraban todo su cuerpo.

—Hermosa...— murmuró el maestro del agua con la boca abierta, inmediatamente se puso de pie para acercarse, tomó su mano y ella dio una vuelta para que él viera su precioso traje.

—¿Bonito verdad? Me pareció injusto que no pudieras apreciar esta ropa tan bonita, aunque no puedas ver a otras mujeres, claro que puedes mirarme a mí— dijo con una expresión coqueta.

—En realidad estas ropas no llamarían mi atención si no fueras tú quien las lleva puestas— aclaró tomándola por la cintura, sintiendo su piel directamente gracias a ese atuendo revelador.

—Creo que aprovecharé de usar ropa muy bonita mientras pueda, ya que en un tiempo más probablemente apenas pueda encontrar ropa que me quede con la enorme panza que voy a tener— soltó una risita adorable y luego rodeo el cuello de su pareja mientras buscaba sus labios.

He Xuan cerró bien la puerta antes de llevarla a ponerse cómoda en el sillón de la sala, volvió a mirarla con deseo, esas ropas dejaban poco a la imaginación, pero al mismo tiempo cubrían lo justo y necesario, la piel de su esposa se enrojecía al igual que sus mejillas a causa de su penetrante mirada.

Con gentileza tomó una de sus piernas para besar sus tobillos, sin atreverse a levantar demasiado su falda, de ese modo besó cada parte de su cuerpo que no tenía sedas para cubrirla, haciendo suspirar a su amada.

—No olvides mis labios, no me has besado lo suficiente el día de hoy— dijo Shi Qing Xuan estirando sus labios descaradamente.

—Tienes razón, aunque dudo que tengamos suficientes besos algún día— respondió antes de comerle la boca.

Mientras la pareja disfrutaba de un momento divertido a solas, el dueño de la mansión volvía junto a su invitado especial, teniendo su propio espacio a solas para poder conversar de sus asuntos pendientes, resolviendo dudas sobre aquel hermoso anillo. Más tarde el mismo Hua Cheng se encontraba mostrándole su armería cuando las cosas se pusieron complicadas.

Todos se habían olvidado por completo de Lang Qian Qiu pero él se había encargado de encontrar problemas por su propia cuenta, armando un escándalo tremendo persiguiendo a aquel niño del rostro con vendas, la mansión completa se volvió un caos y cuando los maestros del agua y el viento llegaron al lugar, la pelea entre ellos parecía inminente.

—¡Qué hace su alteza, no sea imprudente no debe enfrentarse a Hua Cheng! — gritó la dama del viento intentando evitar lo imposible.

Pero las espadas fueron desenvainadas, y justo cuando iban a chocar, Xie Lian hizo su propio movimiento tan veloz como un rayo.

—Qing Xuan llévanos lejos por favor— pidió apresuradamente Xie Lian mientras ataba con Ruoye a todos los oficiales celestiales.

La dama del viento buscó su abanico para agitarlo hacia abajo, formando un remolino que los elevó rápidamente, rompiendo el techo a su paso y aunque había algunas flamas producto de la batalla, He Xuan las extinguió con su elemento rápidamente antes de alejarse.

—¿¡Por qué se entrometen!? y ¿Por qué lleva esas ropas tan extrañas? — reclamó el joven príncipe heredero.

—¡Es un disfraz! — se excusó Qing Xuan sintiéndose agradecida de que su cabello alborotado pasaba desapercibido gracias al viento, de lo contrario si el resto hubiera puesto atención, se habrían dado cuenta de que ni siquiera se había alcanzado a atar el cabello debido a que se encontraba demasiado ocupada cuando los problemas aparecieron.

Pero la pelea no sería el único inconveniente, al llegar a la Capital Celestial Lang Qian Qiu hizo una grave acusación hacia Xie Lian, asociándolo a un crimen ocurrido en su antiguo reino en donde casi toda la familia real había sido asesinada, aunque la dama del viento fue muy efectiva en defender a su amigo, el mismo Xie Lian aceptó los cargos sin dar ningún tipo de explicación, solicitando ser desterrado, y por otro lado el molesto Lan Qian Qiu lo retaba insistentemente a un duelo. Pero el emperador celestial tenía sus propios planes, sus órdenes fueron mantener a Xie Lian encerrado hasta hablar personalmente con él y averiguar todo lo ocurrido, sin permitir que ambos se enfrentaran hasta conocer los verdaderos hechos.

Shi Qing Xuan que conocía lo aburrido que era un arresto domiciliario se sintió tan molesto que quería golpear a Lang Qian Qiu y a Pei Ming, especialmente a este último que metió su nariz en el asunto solo para dejar al pequeño Pei como alguien tan inocente como Xie Lian.

Su mejor amigo le encomendó algunas tareas en su ausencia, cuidar del niño de las vendas y de Ban Yue, ya que sospechaba que el general Pei le hiciera las cosas difíciles. Por supuesto esto no sería lo único que haría, ya que su esposo se había puesto en contacto directo con Hua Cheng para darle todos los detalles de aquella asamblea oficial.

Tras poner a esos dos niños a salvo pusieron en marcha su plan, atraparon a Lang Qian Qiu para convertirlo en un pequeño muñeco, y mientras Hua Cheng se infiltraba en el templo de Xie Lian para sacarlo de allí, los maestros del agua y el viento vigilaban un lugar importante, la guarida de Qi Rong.

Al parecer las cosas eran más complicadas de lo que parecían, Xie Lian humildemente se llevó toda la culpa, pero lo cierto era que había otro implicado que seguía escondiéndose en las sombras, en ese último tiempo no se había quedado tranquilo y prácticamente estaba buscando que le dieran una paliza, así que ese era el momento indicado para tomar cartas en el asunto.

Lo cierto era que había sido difícil hablar de todo esto con Hua Cheng, no solo porque se torturaba con la culpa de haber "herido" a su alteza con su espada, sino también porque estaba furioso de que él fuera inculpado y arrestado, tratado sin la más mínima cortesía. Aunque He Xuan intentó calmarlo, para Shi Qing Xuan fue impresionante y aterrador verlo con una expresión tan tenebrosa.



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Comentario de la autora~

En este capítulo me imaginé a SQX bailando a lo Shakira xd

Días luminososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora