O N C E

318 39 1
                                    

Evan

Me tengo que tranquilizar, me tengo que tranquilizar, me tengo que tranquilizar. ¡Por favor, Evan, tranquilízate!

Inhala, exhala, inhala, exhala. No puede ser que estoy nervioso solo porque Bea está sentada en el asiento de copiloto tarareando una canción de Taylor Swift mientras ve la calle. Esto es estúpido, ¡Me siento estúpido por esta tontería!

Claro que para mis manos sudorosas y entrecortada respiración no es solo una «tontería» tenerla cerca.

Bea sigue atenta a la calle tarareando la canción de Taylor Swift que reconozco como I Knew You Were Trouble, si no me equivoco, su favorita del álbum Red, ignorando por completo el caos interno que me traigo por tenerla a mi lado.

Escuchar la melodía de esa canción me hace recordar hace seis meses cuando decidí escuchar la canción solo porque Bea me lo había pedido y me encapriché con ella porque es una de sus favoritas.

Poco tiempo después estoy estacionando el auto frente a la casa de Bea, recordando esa noche de la fiesta de Isabel, el cómo no me fui hasta verla pasar a su casa, también el que a pesar de haber sido una situación tan de mierda, me encantó tenerla entre mis brazos y ser yo el que haya estado ahí para ella. De entre todo el desastre de esa noche, ese simple momento dónde pude asegurarle que todo estaría bien, se resguarda entre los momentos cálidos en mis memorias.

—Nos vemos luego —se despide Bea, sonriendome antes de salir del auto.

Le devuelvo la sonrisa y sacudo mi mano cuando antes de entrar a su casa ella me dedica el mismo gesto.

-

—¿Qué haces? —me pregunta Ava, meciendo sus piernitas de adelante hacia atrás sentada a la orilla de mi cama.

—Solo acomodo algunos acordes, enana —respondo sin quitar mi vista de las cuerdas de la guitarra, tocando una nota para verificar si están bien afinadas.

Solo que unos diez minutos después, cuando no he logrado afinar por completo la guitarra, el sonido de mi teléfono en mi escritorio hace que desvíe la atención y frunza el seño.

Andy

¡Hey, bro! ¿Qué hay? Oye, estoy en el CallyCafé.

Cally quiere hablar contigo con respecto a tu propuesta de trabajo.

Dijo que te ve aquí en veinte minutos.

Sonrío leyendo el mensaje. Hasta que al fin recibo respuesta, ya empezaba a irse la poca fé que tenía.

—¿Qué pasa? —pregunta Ava aún en mi cama—. ¿Es papi? —se bajó de un salto y vino a mí para escurrirse entre mis brazos y husmear el mensaje de Andy.

—No, enana, no es papá —vuelvo a dejar el teléfono sobre la superficie de madera y me levanto de mi silla. Mi hermana tiene un puchero triste—. Oye, no estés triste, ¿Qué tal si me acompañas al CallyCafé? ¿Te apetece?

Esa expresión que tiene es reemplazada en solo segundos por una amplia sonrisa de dientes torcidos con el espacio vacío en la hilera de arriba por la falta del colmillo izquierdo.

—¡Sí, sí quiero! —exclama emocionada—. ¿Pero por qué? —arruga la nariz confundida y ladea la cabeza.

Me arrodillo frente a ella y enrosco en torno a mi dedo una de las coletas azabaches que la tía le hizo esa mañana.

Loco Enamorado [Loved #1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora