C A T O R C E

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Bea

—... Entonces, él no resistió, y lo echó de un empujón a la piscina —termina de contar entre risas contagiosas.

Si soy honesta, la historia que me contaba no era muy graciosa, lo que me causaba gracias eran las expresiones que ponía. Él hace caras muy raras y sin duda su acento. Diría que es lo que le da la gracia a su relato.

—Creo que es mejor que sigamos —le digo dejando ir algunas risas cortas, tomando otra vez mi lapicera.

Se pasa a mi asiento a indicarme como debo de escribir las oraciones y darme su pronunciación con lentitud.

—Muy bien, ahora, repite después de mí —asentí—. Ciao, come stai, Beatríz? —pronuncia lentamente, moviendo las manos, quizá sin poder evitarlo. He notado que las mueve mucho cuando habla.

Tomo una respiración profunda para concentrarme. Esto de la pronunciación me está costando bastante.

Ciao, con estai? —mi tono fue todo lleno de duda con una pronunciación horrible que lo hace reír abiertamente.

—Tu italiano es muy malo, Beatríz.

Cubro mi rostro con mis manos y dejo ir un lamento.

—No me lo recuerdes, por favor.

—Vamos, una vez más ¿Vale? —destapo mi cara y asentí, él repite de nuevo la frase.

Ciao, come stai, Remo? —pregunté, ¡Al fin! Con una buena pronunciación en italiano.

Molto bene! —felicita en el mismo idioma—. Ya vamos mejorando. Okey, ahora intentemos entablar una conversación, ¿Vale?

—Vale.

Ciao, come stai, Beatríz?

Busco entre mis apuntes la respuesta a esa pregunta.

Ciao Remo, molto... bene, e tu? —lo miro para confirmar si lo dije bien, Remo asintió.

Molto bene, Beatríz, Quanti anni hai?

—Eh... —balbuceo buscando entre los apuntes para traducir lo que dijo.

Solo que tuve que detener mi búsqueda y levantar la mirada de mi libreta cuando algo o alguien tapó la luz. Se trataba de Evan. Estaba parado frente a nuestra mesa con una expresión neutral plasmada en el rostro. ¿Qué querrá?

—Hey, hola —le sonrío como siempre, esperando recibir el mismo saludo con el siempre me recibe.

No lo tuve.

—Hola —su tono anodino hace que arquee una ceja hacia él, confundida, acción que él imitó casi al instante. No por bromear o jugar, sino con la misma pregunta que yo: ¿Qué te pasa?

Aún no logro entender como alguien tan joven pueda controlar y ocultar tan bien sus emociones. Desde hace dos años que conozco a Evan y muchas cosas de él aún me causan intriga, el por qué es como es, por qué es tan cerrado, el cómo puede disimular cómo se siente. Si está molesto, solo lo notarás porque se encuentra muy callado y las orejas se le ponen rojas, (ciertamente, algo tierno) si está feliz, se vuelve un poco más parlanchín, si está triste... a la única vez que lo ví así, estaba despistado, en otro mundo y si está nervioso, bueno, es Evan Ross, nunca lo he visto nervioso. En un momento me llegué a preguntar si él podía sentir eso.

Loco Enamorado [Loved #1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora