V E I N T I N U E V E

233 35 1
                                    

Evan

—¿Podemos hablar? —le pido cuando solo sigue viéndome con los ojos desorbitados.

—No —su respuesta cortante me sorprende, ella no es así. Entonces, Bea cierra la puerta en mi cara de un portazo.

—Bea, por favor, necesitamos hablar —insisto, tocando con mi puño.

—¡No hay nada que hablar, Evan! —alza la voz del otro lado.

No dejo de tocar la puerta, mi puño empieza a doler por los golpes, aún así no me detengo.

—Por favor, Bea.

—¡Vete! ¡No hay y no quiero hablar nada contigo! —su voz se oye amortiguada por la puerta que nos separa.

—¡Perdón! Sé que no debí irme así, ¡Lo siento mucho!

—Olvídalo, fue un error, un estúpido error —la escucho más de cerca. Por la abertura que separa la puerta del suelo noto su sombra.

Recuesto mi frente de la madera, suspirando.

—Lo siento, de verdad lo siento. Tenía... miedo —mi última palabra sale en un murmuro.

—Fue una estupidez, Evan, no debió y no volverá a pasar.

—Perdón.

—Deberías irte a tu casa —me alejo un poco cuando en cuanto la puerta en medio de nosotros se abrió, dejándome entre ver a Bea.

—No sin antes saber que estamos bien.

—Vete, Evan, solo... vete —murmura, casi se escucha como una súplica.

—Bea, yo...

—Ya la escuchaste, vete —detrás de ella aparece Lyla—. Adiós, Evan.

Lyla cierra la puerta, escucho como sus pasos se alejan y ese mal sabor que tengo desde la tarde solo va creciendo.

—Lo siento.

Doy la vuelta y recorro otra vez el camino de piedras de la entrada, yendo luego calle abajo. Empezaba a hacer frío y, sin embargo, no me importaba nada.

Soy un estúpido, un jodido y gran estúpido.

Después de ese beso, sentí algo diferente, un sentimiento... renovado. Algo más grande, algo más intenso, algo que me pone más nervioso.

Fue ese beso lo que hizo que entendiera que de verdad estoy tan tontamente enamorado de Bea. Es tan absurdo lo feliz que pude sentirme cuando al fin estuve besándola, quería morir ahí mismo y revivir solo para seguir besándola.

Y solo eso, ese sentimiento de tremenda felicidad, esas impulsivas ganas de decirle una y otra vez lo mucho que me gustaba fue lo que me hizo entender que de verdad me había enamorado, que me encantaba y que si fuera por mí, podría vivir besándola.

Ah, que idiota cursi soy con ella.

Pero todo buen momento en mi vida no puede durar lo suficiente, claro que no. En el momento justo donde estuve a punto de decirle la verdad, a mi cabeza llegaron miles de escenarios, esos mismos que llevan días ahí, esperando aparecer en el momento justo. También es absurda la forma en que solo me asusté y huí como un cobarde, aún así sabiendo que estaba haciendo la mayor estupidez de todas, sí huí como el cobarde que tiene miedo de decirle a una chica que está enamorado.

Alguien tan... brillante como Bea no merece a alguien tan roto como yo.

Los traumas del pasado siempre terminarán haciendo estragos en el futuro.

Loco Enamorado [Loved #1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora