E P Í L O G O

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Evan

Dos meses después.

La pantalla se mantiene en negro, espero ansioso a que cargue la imagen.

Cuando por fin lo hace, lo primero que noto es un cielo azul con nubes blancas, luego llegan los sonidos y al final, ella aparece en la pantalla con su gran sonrisa y sus ojos verdes brillando de emoción.

Sus ojos.

Sus ojos son lo que más amo de ella. Simplemente te podías perder en el verde de ellos.

—¡Hola! —saluda alegremente.

—¡Hola! —la saludamos de vuelta al unísono.

—¿Qué hay? ¿Cómo están? ¿Qué tal les va en la universidad?

—Supongo que bien —contesta mi pelirrojo mejor amigo—. Pero creo que voy con puntos bajos en historia del teatro.

Bea se rió meneando la cabeza.

—Siempre siendo tan malo en historia, Ai.

—Sigo sosteniendo que es inútil saber la vida de personas que ya no pisan la tierra.

Del otro lado los ruidos son más fuertes, como gritos infantiles, pájaros y otros más que no logré identificar. Bea desvía la mirada a algo hacia detrás de la pantalla, sonríe y hace un gesto para que alguien de su lado se acerque.

—¡Miren quienes están aquí! —nos dijo antes de extender su brazo para poder ver a las dos personitas que están con ellas.

—¡Chicos! —exclamaron al mismo tiempo, sonríendo y saludándonos con la mano.

—¡Nano! —Aidan sonríe al ver a Sam junto a Bea y mi hermanita.

—¡Dan! —Sam lo saluda con la mano—. ¿Cómo están?

—Yo creo que mal —opina Ava—. Mira las ojeras, Sam —nos señala con su dedito.

—La universidad no es fácil, Ava —le dijo Bea, riendo.

—Claro que no lo es. Es agotadora, molesta, casi no salgo los fines de semana. ¡Esto debe de ser una tortura en alguna parte del mundo! —se queja Aidan, todos nos reímos—. Hablo en serio, es horrible.

—Ni tanto —digo, quitándole el dramatismo a mi mejor amigo.

—Déjame ser dramático, Evan.

Niego con la cabeza a Aidan. Todos quedamos en silencio por al menos cinco minutos, le doy a Aidan mi mirada de «tienes que irte» y él la entiende perfectamente.

—Bueno... —alarga la palabra—. Mejor dejemos a la pareja de tortolitos hablar, par de enanos.

Bea se sonroja y no lo paso por alto. Me gusta cuando se sonroja, es linda.

—Sí... —convino Ava—. Vamos, Sam, vamos a los columpios, ¡Adiós, chicos! —Ava se despide antes de salir de la pantalla.

—¡Adiós! —escuchamos el grito de Sam.

—Bueno, esta belleza tropical se irá —anuncia mi amigo.

—¿Irás a molestar a Hazel? —le pregunté, riendo. Últimamente eso es lo que Aidan más hace.

Pobre de ella.

Ni que lo digas.

Él señala en mi dirección.

—Tenía pensado ir a comer, pero... ¡Voy a eso ahora! —dijo antes de salir del pequeño apartamento.

Ya llevamos dos meses viviendo en la residencia del campus de la universidad. El lugar donde nos quedamos no es como que realmente sorprendente, además también que es bastante pequeño. Dos habitaciones, un baño que tenemos que compartir, una cocina que aún encuentro inútil porque hay un área de comida y una sala que antes solo contaba con un sofá y que ahora tiene el televisor que Aidan y yo usábamos en casa para jugar videojuegos en su sótano.

Loco Enamorado [Loved #1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora