C I N C U E N T A Y T R E S

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Mini maratón 4/4

Ahora entendía a mi primo Arlo cuando decía que con el TDAH los tiempos en los que se la pasaba bien se iban... Puf... así, en cuestión de segundos.

Esas semanas que mamá pasó con nosotros fuero las mejores de todas. Fue un buena manera de empezar el año. Salíamos, pasábamos tiempo de calidad en familia y cosas que Ava nunca tuvo y que yo ya había olvidado.

Incluso mi mamá conoció a Bea.

Mi novia había vuelto de Seattle el mismo fin de semana que mi madre de Canadá, así que el domingo le había dicho a Bea para que fuera a mi casa, dónde allí, sorprendida, conoció al fin a la incógnita que era para ella mi madre.

Con el pasar de los meses, le fui contando toda la historia de lo que pasó ese abril del año que Ava nació, todo lo que implicó para mí y para mi familia y el cómo nos hemos estado recomponiendo los últimos meses. Bea siempre me terminaba abrazando un largo rato y dándome un beso, asegurando lo muy valiente que he sido, incluso cuando pasó todo el accidente de los cortes. Ella alega siempre que «todos caemos en un vacío oscuro, la cosa está en tener las agallas para poder levantarte y salir de ahí».

En serio no sé qué fue lo que hice en esta vida o en la pasada para merecer a una chica tan increíble como Beatríz Ferguson.

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Al volver a clases, las cosas iban más suaves que en invierno. Claro que los profesores nos advirtieron a los de último año que eso no duraría mucho y que ya para dentro de unos pocos meses empezarían los exámenes finales y los de admisión para la universidad, que en febrero ya podríamos ir optando por las becas o asegurando cupos a los que se permiten pagarse la carrera.

Febrero es un mes que me tiene nervioso por dos razones.

1. La cosa de la universidad, eso me tiene los pelos de punta porque es algo nuevo, además que me aterra no poder obtener beca en la universidad a la que quiero ir.

2. San Valentín.

El San Valentín de este año sería el primero que pasaría con novia. Vale, que he tenido alguna que otra novia antes, pero no fueron relaciones que hayan durado tanto como para llegar al catorce de febrero. Incluso una vez, en sexto grado, tuve una novia que me duró medio almuerzo.

Pero nunca había tenido una chica con la que pasar un día de San Valentín.

Y eso me pone nervioso. No sé qué hacer para la fecha. Mis ideas se acumulaban todas de golpe y cuando quiero tomar una, ¡Puf! Todas se van y quedo en blanco.

Cómo ahora.

Pensaba y pensaba y nada se me ocurría. Al menos no tengo una idea que me guste.

Resoplé cerrando mi casillero, ¡Tengo que pensar en algo! Si lo pensaba, enero se iba en un abrir y cerrar de ojos. Y cuando menos te lo esperas, ¡BOM! Ya tienes a febrero encima, con el día de San Valentín.

Vamos, Evan Ross, tú puedes pensar en algo.

—¡Hola! —doy un respingo asustado cuando escucho ese grito.

Giré para ver a Bea, que sonríe divertida de haberme asustado.

—Mierda Bea, que susto —admití.

—Lo siento, es que te ví muy concentrado ahí. Fue inevitable, por cierto, hola —dijo y se acercó a mí, poniéndose de puntillas y dejó un beso en mi mejilla. Uno que me dejó sonriendo como idiota.

Ah... aún me pregunto qué habrá sido lo que hice en mi vida pasada para merecer a una chica tan genial.

—¿En qué tanto pensabas? —preguntó alejándose de mí.

Loco Enamorado [Loved #1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora