43- Your Rain

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Para Sherry, el mirar su nuevo hogar fue como un refrescante aire de esperanza, tal vez no era su vieja casa (que había quedado tan dañada por el tiroteo de los J'avo que definitivamente era mejor mudarse a una nueva) pero en serio le gustaba.
La DSO, de la mano con su seguro de agente retirada que aún conservaba, le otorgó una nueva vivienda que no tenía nada que envidiarle a la anterior, además de un nuevo auto, el cuál Jake había insistido qué fuera una camioneta.

Sonrió para si misma, pues en pocas semanas había construido algo que creyó jamás volver a tener: Un hogar, y mejor aún, lo había levantado con el mercenario, quien a pesar de que aún se le estaban reacomodando sus magullados huesos por la pelea, seguía cuidando de ella y repitiendole qué debía seguir comiendo de forma saludable.

Sherry dejó de lado una caja de cartón que contenia su nuevo juego de lámparas para su habitación, y se paró frente a un espejo de cuerpo completo.
Aún se veía algo delgada, pero ya no parecía un esqueleto, sus brazos por fin habían ganado un poco de volumen, sus costillas ya no se marcaban a través de su piel, lo mismo con los huesos de su pelvis, tal vez sería buen momento para comenzar a entrenar de nuevo, seguro que a Jake le encantaría la idea, justo había recibido un nuevo juego de pesas y un costal de boxeo hace pocos días.

Volvió a sonreír, estaba feliz de que su vida comenzara a reacomodarse poco a poco, no solo se veía bien físicamente, también lo estaba emocionalmente.
Pero, como todo en esta vida, no todo era bueno, pues de vez en cuando aún la asaltaba la duda de si en verdad quería seguir viviendo, o un repentino cansancio mental se apoderaba de ella y toda su energía se apagaba, sus hombros caían y la luz de sus ojos se apagaba por completo. En esas ocasiones, se encerraba en el baño para no preocupar a Jake y se recostada en el piso... Con su arma en la mano.

De vez en cuando aún apuntaba el cañón directo a su frente, pero, ya no pensaba en jalar el gatillo, al menos no de forma seria.
No pasaba con frecuencia, pero cuando pasaba, acudía con Rebecca en busca de ayuda, y en una de esas ocasiones en que Sherry confesó que se sentía culpable por seguir sintiendo que quería morir, ella la tranquilizó explicándole que era normal, una crisis emocional como la que sufrió no desaparecía de la noche a la mañana, dejaba secuelas, dejaba cicatrices en el alma, probablemente algunas jamás sanarian del todo, pero estaba convencida de que algún día volvería a ser la misma Sherry Birkin del pasado, esa agente fuerte e imparable, aguerrida y decidida.
Lo lograría por ella, y por Jake.

Dio un suspiro de satisfacción cuando terminó de examinarse en el espejo, y volvió a levantar la caja para ponerla sobre su cama, debía terminar pronto, pues el mercenario llegaría en cualquier momento con la cena, y esa era noche de películas, doble maratón de terror.

De pronto, escuchó el timbre de la casa resonar por el pasillo, miró el reloj de su pared, eran casi las nueve de la noche, ¿Quién podría ser a estas horas?

Bajó las escaleras en silencio, y por si las dudas, buscó una de las armas de Jake, que estaban ocultas en diferentes partes de la casa por si recibían "visitas indeseadas" deseando venganza.
Se aproximó a la puerta y echó un vistazo por la mirilla...

No se equivocó, se trataba de una visita indeseada, pero, no necesitaría el arma esta vez.

-¿Sherry, estás ahí? Soy Claire.

Frunció el ceño mientras dejaba su pistola de lado, se preguntó si debería abrirle, o si mejor se quedaba callada, regresaba al segundo piso para seguir ordenando sus cosas y fingir que nunca la vio.
Ella nunca había sido rencorosa, menos con Claire y con Leon, sabía ser agradecida y trataba de corresponder de la mejor forma posible a las personas que quería.
Pero eso fue antes de su accidente, ahora, las cosas eran diferentes.

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