Heaven's Night

29- No Time To Die...

Sus sueños cambiaban constantemente, la transportaban de un lugar a otro, de un momento en el tiempo a otro sin orden alguno, era como caer por el agujero del cuento de Alicia, solo que ella nunca podría llegar al país de las maravillas... En lugar de eso, terminó de nuevo en Raccon City.

Sherry estaba acurrucada en aquél rincón, de nuevo, en el cuarto de calderas en el que había conseguido colarse. Se tapaba los oídos con sus manos y se ocultaba más detrás de un viejo archivero metálico, mientras escuchaba la atronadora voz de su padre, no, al monstruo que tenía el rostro de su padre balbucear su nombre de forma dolorosa.

La estaba buscando, merodeaba en los alrededores con ese cuerpo tosco y grotesco tratando de encontrarla.

Tal vez en aquél momento era muy joven para entenderlo, pero ahora comprendía que los últimos restos de la conciencia de William Birkin luchaba para tener un momento de claridad, de volver a controlar su cuerpo al menos unos segundos para poder encontrar a su hija... En vano.

Sherry, que en este sueño era una niña de ocho años nuevamente, con su uniforme sucio y sus mejillas rosadas, se tapó la boca y sollozó en silencio, el tosco lamento de su padre se acercaba cada vez más.
Quería correr, salir de ahí a toda prisa, dejar de escuchar esa maldita voz que no la dejaría en paz durante años, pero William Birkin seguía acercándose, y acercándose, y acercándose cada vez más, casi hasta sentirlo encima de ella...

Pero misteriosamente las toscas pisadas se detuvieron de golpe, la doble voz del científico se fue haciendo más baja y menos clara, hasta que ya no pudo escucharlo más.

Su cuerpo temblaba violentamente, trataba de controlar su frenética respiración sin éxito, tenía miedo de que si se asomaba al menos un centímetro el monstruo estaría ahí, frente a ella, y le gritaria "¡Te encontré!". Pero cada segundo que pasaba sin saber a donde había ido le parecía más tortuoso todavía.

Reunió todo el valor que pudo y se asomó lentamente, ahí ya no había nadie, el monstruo se había esfumado sin dejar rastro alguno...

Sherry salió de su escondite limpiandose las lágrimas, se acomodó la falda con sus pequeñas manos y se atrevió a mirar fuera de la habitación, el cuarto de calderas estaba más iluminado de lo que recordaba, pero al mismo tiempo, más solitario.
Ya ni siquiera se escuchaban los rugidos de los zombies ni los gritos en la superficie. Solo... Silencio.

Entonces comprendió que se había quedado completamente sola, igual que cuando volvió a casa después del accidente... El sueño se estaba volviendo más y más lúcido.

-¿Sherry? ¿¡Sherry dónde estás!?

Una voz conocida la sobresaltó, acabando con el silencio, y del mismo pasillo por el que William se estaba acercando hace pocos minutos, apareció Claire Redfield.

Sherry se alegró de verla, pero en este sueño se veía algo diferente, no portaba su chaqueta roja de motociclista, estaba vestida con el pantalón, la blusa gris y la bata blanca de laboratorio que llevaba su madre, la última vez que la vio.

-¿Claire?

Dijo tímidamente, saliendo del escondite, y ella dio un gran suspiro de alivio, corrió y se dejó caer de rodillas para abrazar a la pequeña.

-¡Aquí estas, sabía que estarías bien! Mi niña, que gusto que te encontré antes que él.

La voz de Claire estaba cargada con todo el cariño y preocupación que siempre deseó escucharle a su madre, se sentía como si Claire fuera su madre.