16- The Light Behind Your Eyes

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Luego de aquella conversación Jake dispuso agua en la cafetera, le ofreció a Chris tomar una cerveza, pero él se negó.
Después de ver el estado en que estaba su hermana difícilmente podría volver a beber en un buen tiempo.

-Ahora si, cuéntame, ¿como está ella?

Jake sirvió el café en dos tazas, y luego fue a sentarse frente a Chris en el comedor.
Afuera la noche había caído, y una suave lluvia comenzaba a cubrir la ciudad.

-Bueno, por mucho que coma no sube de peso, su cuerpo sigue gastando demasiadas vitaminas y carbohidratos por la descompensación que sufrió, he insistido en que debería llevarla al hospital para que le administren suplementos por intravenosa, pero los doctores le dijeron que eso no era posible...
-Eso es cierto, estuve ahí cuando el médico de Alemania dio su diagnóstico, nadie en el mundo ha tratado un caso como el de Sherry, los medicamentos tendrían el mismo efecto que la comida, se consumirán de inmediato y ella seguirá igual... Es como si su cuerpo se negara a mejorar.

Jake suspiró y se llevó una mano a la boca, molesto.

-Genial, y encima está a punto de enfermarse, tiene treinta y ocho grados de temperatura, y no quise arriesgarme a llevarla al doctor en mi moto con esta lluvia.
-¿Qué hay de su auto?
-La batería murió por la falta de uso, intenté encenderlo, pero fue inútil.
-¿Y le diste algo para la fiebre?
-Naturalmente, salí a comprar medicina, espero que haya sido suficiente...

Sintió un vacío en el estómago al recordar su encuentro con Leon, y luego, el tema de la pistola.
Chris bebió de su café, y tomó un pan de la despensa que había traído, pues no había cenado.

-Lo mejor que podemos hacer es seguir tratando de que gane peso, desde la comodidad de su casa y no en un hospital. El doctor dijo que su recuperación podría depender mucho de su estado de ánimo.

Jake se rascó la cabeza, frustrado, no era capaz de quedarse quiero, tenia un tic nervioso en la pierna que hacía vibrar la mesa por momentos.

-Y ese es el otro maldito tema que me preocupa... Su estado de ánimo.
-¿Qué pasa con él?
-No lo sé, pensaba que estaba más animada, que comenzaba a recuperar ese positivismo y esa energía que la caracterizaban... Pero, ya no sé qué es lo que pasa por su cabeza.

Chris se puso serio.

-¿Sucedió algo?
-Creo... Que intentó suicidarse cuando la dejé sola.

Chris casi se atragantó con el café.

-¿¡Qué cosa!?
-¡Cállate Redfield que sigue dormida!
-Está bien, pero, ¿¡Qué te hace pensar eso!?

Jake suspiró y se recargó en la silla de madera, mirando directo al techo.

-Cuando llegué del super mercado noté que la culata de su arma estaba tibia, y tenía una marca circular roja en su sien, la marca del cañón que estuvo demasiado tiempo pegado a su piel... Y además, estuvo llorando.

Chris se rascó la barba, esto lo preocupaba todavía más...
Al menos ahora tenía una cosa más en común con Jake.

-¿Y el arma?
-La escondí sin que se diera cuenta, la saqué de su alcance.

Jake volvió a recargar sus brazos sobre la mesa, estaba inquieto, enojado, impotente, por más que se partía la cabeza no encontraba una forma de ayudar a su super chica.

-Yo... Quiero saber como ayudarla, cada día tiene menos energía, antes hacía el esfuerzo por caminar pero ya no, apenas y se levanta de la cama. Necesito saber qué es lo que piensa, pero no puedo simplemente llegar y decirle "oye, sé que trataste de disparate, quiero saber por qué", seguro que me corre de su casa.
-Te entiendo.
-No... No tu no entiendes Redfield, nadie podría entender, lo que ella significa para mi.

Verlo tan preocupado, tan triste, eso solo podía significar una cosa.

-Dime una cosa Jake... Tú amas a Sherry ¿cierto?

El mercenario miró al capitán seriamente.

-¿Es una broma? Claro que la amo, como no tienes idea.

Chris sonrió de medio lado, había contestado sin dudarlo ni por un segundo.

-Debí haberlo adivinado desde antes.
-¿Qué, no es obvio?
-Bueno, siempre pensé que tu eras más del tipo de una sola noche.

Jake río por lo bajo.

-Solía ser así, hasta que llegó ella.
-Claro, eso no suena para nada cliché.
-¿Y qué quieres que te diga? Así fue como pasó.

Jake se recargó en la silla, extrañamente se sentía cómodo hablando con Chris, el peso que sentía cada vez que estaba con él se había esfumado.
Incluso, le estaba agradando un poco.

-Cuando los años pasan ves el amor y las relaciones de forma diferente, el cuerpo y el rostro ya no son suficientes, te enamoras del alma de las personas, y lo único que buscas es ese amor de vuelta, y tranquilidad... Sobre todo tranquilidad. No es solo atracción física lo que siento por Sherry, es sentimental, me enamoré de su risa, de sus ideas, de sus errores, de sus miedos y sus inseguridades... De su alma.

Jake paró en seco al ver a Chris con una sonrisa cansada en el rostro, como la mirada qué te daría un padre orgulloso, lo estaba escuchando atentamente, y eso hizo que arrugara la nariz.

-Mierda, no sé porqué te estoy contando esto a ti...
-¡Venga hombre! Lo estabas haciendo bien
-Cállate Redfield
-Vamos Jake sigue hablando, ya comenzaba a cambiar de opinión de ti.

Jake le sacó el dedo corazón, y ambos rieron.

-Pero entiendo qué quieres decir... Las personas en nuestras líneas de trabajo llegan a apreciar más la vida porque cualquier día podría ser el último. Entiendes que nada es para siempre.
-No. Nada es para siempre.
-Debes amarla demasiado como para haber cambiado tanto, apenas reconozco al Jake que conocí en Edonia...
-Jeh, si esperas que te devuelva el cumplido olvídalo Redfield, ya he sido demasiado cursi por hoy, ahora siento que debo decir algo seco e irónico para equilibrar mi ser.

Chris soltó una corta carcajada.
Debía admitir que la estaba pasando bien con él, su día comenzó de la mierda con la pelea que tuvo con Claire... Pero jamás hubiera creído que mejoraría por hablar con Jake.
Miró su reloj de mano, el cual marcaba las ocho de la noche.

-Mierda, ya es hora de que me vaya.
-¿En serio?
-Si, Jill seguro que ya llegó a casa, y necesito verla, pero vendremos de visita mañana.
-Bien, como quieran.

Ambos se levantaron, y Chris comenzó a recoger sus pertenencias.

-Gracias por lo de la comida, y la ropa, estoy seguro de que a Sherry le gustarán.
-No fue nada... Escucha, no soy bueno escuchando a las personas, pero Jill conoce a alguien, una amiga suya que acaba de hacer su maestría en psicología clínica, tal vez pueda hablar con ella y traerla uno de estos días. ¿Qué opinas?
-¿Es de fiar?
-Lo es, es gran amiga de Jill desde hace muchos años, se llama Rebeca.
-Bueno, si piensas que podría ayudar, adelante.

Llegaron a la entrada, y Chris se puso nuevamente su abrigo de tela impermeable.
Pero antes de irse, volvió a extenderle la mano a Jake.

-En ese caso, nos vemos mañana Jake.
-Me gustaría decir que lo espero con ansias, pero estaría mintiendo.

Estrechó su mano, y ambos rieron.

-Comentario seco e irónico.
-Seco e irónico.
-¿Sabes qué? Retiro lo dicho, nunca vas a cambiar...

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