25-Just Like Sleep

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El elevador se abrió, y Jill salió al abandonado estacionamiento del hospital, ubicado en el subterráneo, y mientras buscaba su camioneta no podía dejar de pensar, ¿hay algo más que pudiera hacer por Sherry, y por consecuente, por Chris?
Desde que regresó de Alemania sus demonios internos no han dejado de torturarlo, y el atentado en casa de Sherry sólo empeoró las cosas. No soportaba verlo de esa forma, preocupado, atormentado, y sin tener la menor idea de qué hacer.

Chris era un excelente soldado, eficaz e implacable, su capacidad para tomar decisiones difíciles en situaciones de extrema crisis era increíble, incluso más que la de ella, pero cuando se trata de su vida personal, de sus amigos y familia... Bueno, podría decirse que no funciona igual.

A veces se preguntaba si valía la pena seguir haciendo esto, combatir al bioterrorismo no sólo a costa de sus vidas, sino también de su salud mental, de su estabilidad emocional...

Ella pasó por algo similar en África, un lugar que, por más bello que fuera, no quería volver a pisar en toda su vida.
Decir que sobrevivió era ser amable consigo misma, no lo hizo, pues cada vez que los horrores de aquellos días volvían en forma de pesadillas, cuando los recuerdos de los experimentos, de las cosas inperdonables que hizo y la imagen de Wesker la acechaban, solo se volteaba, lo ignoraba y fingía que no estaban ahí, pero al día de hoy, eso solo sirvió para darse cuenta de la enorme sombra que proyectaban sobre su vida.
No había podido superar nada aún.
África fue una experiencia a la que no sobrevivió, no de una forma que cuente.

Es muy difícil tratar de ayudar a alguien cuando estás hundido en un agujero más profundo...

Jill suspiró y se masajeo la sien para obligarse a pensar en otra cosa, antes de que su propia mente le arruine más el día.

Llegó hasta su camioneta y sacó sus llaves, con mala suerte de que se atoraron en la tela de su pantalón y cayeron al suelo húmedo.

-Joder...
-Permitame ayudarle.

Una mano enguantada tomó las llaves y las recogió por ella.
Jill esbozó una sonrisa y comenzó a agradecer a aquel extraño... Pero la voz se le cortó en cuanto levantó la vista, y se topó con unos lentes oscuros, tras los cuales brillaban un par de ojos rojos...

-Buenas noches, agente Valentine.

Jill se lanzó hacia atrás con violencia, retrocedió por instinto dando un grito ahogado de miedo, y cuando chocó con la puerta de la camioneta, Wesker río detrás de una máscara que le cubría la boca.

-¿Qué sucede, Jill? ¿Le tienes miedo a los fantasmas?

Preguntó con voz sería pero burlona a la vez.
"¡Es imposible, es imposible, no puede estar pasando!"
Pensaba ella, sus pensamientos estaban fuera de control, su mente estaba colapsando por el tremendo miedo causado por un trauma.
Pero era Wesker, estaba segura de ello, a pesar de que una máscara de desinfección ocultaba la mitad de su rostro.

-¡No puedes estar aquí, te vi morir! ¡Tu estás muerto, Chris te voló en pedazos!

No le respondió, solo se limitó a verla detrás de sus lentes oscuros.
Jill hiperventilaba, tenía los ojos desorbitados y su rostro se cubrió rápidamente de un sudor frío, y algo tan simple como el instinto de huir o atacar se bloqueó, además, de nada habría servido, pues Wesker era mucho más fuerte que nunca.

Aspiró a través de los filtros de su máscara de descontaminacion, y soltó una pequeña risa.

-¿En serio creyeron que me habían asesinado? Pobres de ustedes, es por eso que la BSAA aún no consigue asestar ningún golpe crítico al bioterrorismo, siguen siendo igual de ingenuos...

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