6- Old Friends

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La pistola cayó al suelo, y Jake se quedó de piedra al ver a Sherry en el umbral.

-Mierda...
-Jake, ¿de verdad eres tu?

Preguntó incrédula, ¿Jake Muller en la sala de su hogar? Teniendo en cuenta lo sucedido en las últimas semanas era algo demasiado bueno para ser verdad.
Dio unos pasos al frente, dudosa, queriendo averiguar donde estaba su visitante.

-Si, soy yo...

Jake acercó rápidamente y la tomó del rostro, sacándole un pequeño susto.
Él tampoco podía creer lo que veía.

-¿Pero qué carajo te pasó?
-Fue... Fue un accidente.
-No no eso ya lo sé, estaba en Pakistán cuando me enteré de tu accidente, vine tan rápido como pude.

Pasaba sus dedos desnudos sobre la deshidratada piel de Sherry, su cabello cobrizo y sin color, sus pómulos afiladisimos, sus labios partidos y secos, y cada toque era suave y cuidadoso, como si estuviera tocando una muñeca de porcelana.

-Por Dios mírate, el cabello se te está cayendo, ¿que ha pasado contigo las últimas semanas?
-Jake...

No sabía qué decirle, cómo decirle, ¿por donde empezar a explicarlo?
E incluso, ¿como podía estar segura de que era Jake? Tenía la misma voz, el mismo tono arrogante y frívolo, incluso la misma preocupación que le escuchó varias veces cuando estuvieron en China y la estación petrolífera... Pero seguía desconfiando de lo que no podía ver, es decir, todo.

Sherry levantó sus manos lentamente, aprovechando que el mercenario se le había acercado.

-¿Puedo...?

Buscó torpemente el rostro de Jake, y cuando lo encontró paso sus manos por sus mejillas, recorrió con su dedo índice la gran cicatriz que tenía en el rostro, el contorno de sus ojos, incluso su cabello que ahora estaba un poco más crecido que cuando lo conoció.
Y Jake no se opuso, no hizo nada para detenerla, le incomodaba un poco pero estaba más impresionado del estado físico de la ex agente.
Si así se veía físicamente, ¿como de dañada estaría anímicamente?

-No puedo creerlo, si eres tú...

Bajó sus manos, y por primera vez en mucho tiempo, Sherry sonrió.

-¡Si eres tú!

Se veía auténticamente feliz, más feliz de lo que la había visto en todo el tiempo que estuvieron juntos.
Y eso solo por haberla visitado...

Jake puso su mano sobre su hombro, sintiendo sus huesos.

-Ay Sherry... ¿Qué ha pasado contigo?

La chica arrastró la vista al suelo, aún recordando lo que iba a hacer en su habitación.
Unos segundos más y no habría escuchado el piano, ni visto de nuevo a Jake.
No podía decirle que había querido suicidarse... Ni que aún tenía ganas de hacerlo.

-Ven conmigo.

Jake la tomó de la mano y la llevó a su comedor, donde la sentó con cuidado.

-Esto es... Inesperado, la verdad no pensé que nos encontraríamos de nuevo, ¿cuando llegaste a Estados Unidos?

Preguntó ella, ya convencida de que esto era real.

El mercenario comenzó a sacar alimentos e ingredientes del refrigerador, mucha de la comida de Sherry ya se había echado a perder, ahí dentro olía a podrido, tendría que limpiarlo después.
Dispuso sobre la isla de la cocina lo poco que encontró, era suficiente para hacer una cena decente.

-Hace dos semanas estaba en Pakistán, nos habían contratado a mi y a varios guerrilleros para acabar con una célula bio terrorista menor, los bastardos atacaban varios pueblos para ir armando de a poco un pequeño ejército, y atacar la India.
-Eso es horrible...
-Los muy desgraciados nos rodearon en el palacio de gobierno del último pueblo antes de llegar a la frontera, nos tuvieron bajo sitio durante días, ni nosotros los dejábamos entrar, ni ellos nos dejaban salir.

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