9-Murder

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-¿Lo ves? No fue tan malo.

Dijo Jake, deteniéndose en la luz roja del semáforo, ya en la última esquina antes de llegar al supermercado.

Durante todo el trayecto, Sherry permaneció callada, estaba concentrada captando los sonidos a su alrededor, los cuales eran mucho más vivos.
Era sabido que las personas invidentes lograban desarrollar el resto de sus sentidos de sobre manera, y ahora entendía a qué se referían con eso.

Escuchaba los autos, y se hacía una idea aproximada de a qué distancia se encontraban, lo mismo con las personas, e incluso, por la intensidad y gravedad del ladrido de un perro, podía imaginarse que tan grande era sin necesidad de tenerlo en frente.

Esto fue un alivio, ya que prestar atención a pequeños sonidos la distrajo de la ansiedad en la que estaba sumida cuando salió de casa, abrigada con una chamarra blanca muy parecida a la que usó en Edonia, y un gorro de lana del mismo color.
Poco a poco comenzaba a perder el miedo por el mundo fuera de su hogar, ahora le daba curiosidad.
"Al menos se puede rescatar algo bueno de estas últimas semanas" pensó sintiéndose, de forma infantil, una especie de Daredevil.

-A ver, espera, no quiero que te resfríes.

Dijo el mercenario, poniéndose en una rodilla frente a ella para arreglarle el abrigo y cubrirle el cuello. Sherry se giró con un ligero rubor en el rostro, le gustaba que fuera tan atento con ella.

Finalmente, levantó la silla y la condujo a la entrada del supermercado.
Las puertas de cristal se abrieron, y el calor y calidez del interior los invadieron.

-Carajo, este lugar es enorme...

Dijo Jake asombrado, pues a donde quiera que viera, había decenas de estanterías atiborradas de los mejores productos.
Esos productos que tanto le hicieron falta en tantas situaciones desesperadas, aquí los vendían como si fueran cualquier cosa.

-¿Qué, nunca habías visitado un Walmart?
-Puede que te rías, pero uno tan grande como éste no.

Dicho y hecho, ella se carcajeó.

-¿Cómo pudiste llegar a la tierna edad de veintisiete años sin haber visitado un Walmart?

Jake puso una pequeña canasta a las piernas de Sherry, y comenzó a cargarla con suministros básicos como papel higiénico, jabón, entre otras cosas.

-Olvidas que yo no crecí aquí, he pasado la mitad de mi vida peleando en países socialistas o con terribles conflictos militares y políticos. La gran mayoría de los lugares a los que me enviaban habían sido arrasados por guerras civiles y terrorismo. Créeme, es la primera vez que tengo la libertad de entrar a una tienda así de grande.

Sherry escuchaba al mercenario, y a la vez sostenía en sus manos las cosas que metía en la canasta, las recorría con sus dedos tratando de adivinar qué eran.

-Vaya, no lo sabía... Pocas veces me has hablado de tu pasado.
-No hay mucho que contar.

Sherry arqueó una ceja, aunque el gesto fue escondido por la venda.

-Yo creo que si lo hay, has viajado a más países que yo. Seguro que tienes muchas historias sobre tus aventuras.
-Por supuesto que las tengo, pero no todas tienen un final feliz, créeme, no quieres oírlas... Oh, me llevo esto.

Lanzó una bolsa a las piernas de Sherry, y esta trató de adivinar qué era usando sólo su tacto.

-¿Y esto qué es?
-Manzanas.
-¿Te gustan las manzanas?
-¿Qué, a ti no?
-No, prefiero el chocolate.
-¿Qué tienes, cinco años?

Sherry soltó una risa involuntaria, había extrañado eso de él.

Siguieron recorriendo la tienda departamental, hasta que consiguieron todo lo necesario, incluso algunas cosas de más, como una botella de vino y varias cajas de galletas y dulces.
Jake no tenía idea de que le gustaran tanto, realmente parecía una niña.

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