7-The Chain

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Leon colgó el teléfono, preguntándose ¿que querría hablar Sherry con él?
Después podía ir a visitarla y llevarla a comer algo, hace mucho que no la veía, pero por ahora tenía algo más importante entre manos.

-¿Está todo bien?

Preguntó Helena, al otro lado de la sala.

-Si, era Sherry.
-¿Y no hablaste con ella?
-Lo haré después, dijiste que tienes algo importante que decirme.

Helena bajó la mirada, nerviosa.
No podía estarse quieta, tenía un tic nervioso en la pierna y no paraba de frotarse las manos, ni siquiera había querido sentarse.
Su corazón latía a mil por hora.

-Si, así es...
-Bien, te escucho.

Helena tomó aire, joder cuantas ganas tenia de salir corriendo en ese mismo momento.
Pero si renunciaba ahora, después sería más difícil, debía decírselo esta noche.

Se armó de valor y sacó una hoja de su pantalón.

-¿Qué es esto?
-Léela.

Así lo hizo, la tomó en sus manos y la leyó.
Pasaron algunos segundos, hasta que su rostro adquirió una expresión tensa y preocupada.

Eso alarmó a Helena, pero ya no podía echarse para atrás.

-Es, una prueba de sangre Leon... Tengo cinco semanas de embarazo.

Dijo mientras se llevaba ambas manos al vientre.
Leon se dejó caer en una de las sillas del comedor, y sostuvo su cabeza con una sola mano.
"Está embarazada... Helena está embarazada de mi"
Repetía esas mismas palabras en su mente, asimilándolas, ¡no lo podía creer!

-Desde cuando... ¿Desde cuando lo sabes?
-Hace tres semanas que me hice estos análisis.
-¿Y por qué hasta ahora me lo cuentas?

Preguntó levantando la voz, asustandola.

-Yo, eeh...
-Desde hace tres semanas sabes que vamos a tener un hijo, y apenas me lo dices.

Se levantó de la mesa, su expresión era fría y fija.

-Quiero saber por qué.

Helena sudaba frío, conocía a Leon lo suficiente para saber que si la noticia no le agradaba, ya podía despedirse de todo lo que había logrado con él...

Desde que volvieron de China, y Leon la ayudó a recuperar su trabajo hace casi dos años, ellos dos comenzaron a volverse cada vez más y más cercanos.
Se volvieron compañeros oficialmente, salían a bares juntos, se quedaban hasta tarde mirando series y películas en la casa de alguno de los dos...

Pero una noche, todo se salió de control:
Regresaban de una fiesta, habían bebido demasiado, y la casa de Leon estaba bastante más lejos que el departamento de Helena, así que para no causar algún accidente, se quedó con ella.

Apenas entraron en su departamento, tambaleándose por el alcohol, Leon acorraló a Helena contra la puerta de su departamento.

-Leon, ¿qué estás haciendo?
-Algo que quería hace desde hace mucho tiempo...

Y entonces la besó, ella no tardó en corresponderle, y a tropezones y caídas se deshicieron de sus ropas, y subieron a la habitación.
Ambos llevaban deseando hacer esto desde hace mucho tiempo... Desde que se conocieron experimentaron una especie de tensión, de deseo hacia el otro, cada vez que se miraban echaban chispas por los ojos y la química que los rodeaba se encendía como una chispa en un bidón de gasolina, y los envolvía.

Y luego de esa noche, las cosas comenzaron a subir de nivel.

No pudieron verse como amigos de nuevo, era imposible, y ya que no están permitidas las relaciones en la agencia, Leon y Helena se ocultaban en sus ratos libres en armarios, en oficinas, en los baños, incluso en el estacionamiento para besarse, abrazarse, acariciarse, e incluso tener relaciones a escondidas.

Eran felices, y tomando en cuenta todo lo que pasaron juntos se preguntaron ¿por qué no intentamos salir desde antes?

Pero hace seis semanas...
Helena lo recordaba claramente, había ido a casa de Leon, una cosa llevó a la otra, y al día siguiente despertaron en el sillón del agente cobijados por sus abrigos... Y esa fue la única vez que ninguno uso protección...

-Estoy esperando, Helena.

Dijo, sacándola de sus pensamientos.
Helena amaba a Leon, de verdad lo amaba, y verlo tan alterado por esto le dolía.

-Leon yo no quería ocultartelo... Yo...

-Tenía miedo.
-¿Miedo?
-Si, de que no quisieras a nuestro hijo, y esta bien si no lo quieres, digo, después de todo no somos nada...

Admitirlo le dolió.
Nunca acordaron ser algo, ni novios, ni amigos con derecho, ni nada.

-No estamos casados, mucho menos en una relación, solo nos acostábamos porque... Bueno, no importa... Pero yo si quiero tener este bebé, sé que puedo hacerme cargo de él...

Se estaba poniendo cada vez más nerviosa, y Leon decidió parar.

-Espera Helena, espera...

Suspiró pesadamente, y relajó los hombros.

-Aah... Creo que estoy exagerando...

Se acercó a ella sin cambiar su expresión, y la abrazó, tomando por sorpresa a la agente.
Leon pegó su cabeza contra su pecho, y acarició su cabello para tranquilizarla.

-No era mi intención ponerte nerviosa, y nunca dije que no me haría cargo de él.
-¿Q-Qué?
-Solo quería saber porque te guardaste una noticia tan importante durante tanto tiempo. Es todo.

Helena correspondió el abrazo, tranquilizandose poco a poco.
Las piernas le temblaban.

-Lo siento Leon.
-No, soy yo quien debe disculparse por hablarte así, y también lamento no haber creado un ambiente en el que te sintieras cómoda para decirme lo del bebé.

Helena estaba conmocionada, primero pensó que todo saldría mal, le dio la noticia de una forma muy escueta y se lo había tomado mal... Y ahora estaba en sus brazos, mientras le decía que todo estaría bien.

Siempre que estaba con él era una montaña rusa de emociones, pero esto iba mucho más allá, no tenía idea de qué decir.

Y no hacía falta, Leon le dio un corto beso en la frente, la tomó de las mejillas, y la obligó a mirarlo a los ojos.

-No tienes porque criarlo sola. Nos haremos cargo de él o ella como lo hacemos de todo lo demás: estando juntos. ¿De acuerdo?
-De acuerdo...
-Entonces bien...

Leon se separó y recogió sus cosas del sofá.

-Ya tengo que irme a casa, mañana tenemos que llegar a la agencia temprano, y aún necesito procesar la noticia...

Comenzó a caminar a la salida.

-Está bien, entonces nos vemos mañana.
-Seguro, descansa.
-Igual.

Abrió la puerta, pero antes de marcharse le dedico una última sonrisa.

-Helena, esta noticia me ha hecho feliz... Buenas noches.

Y cerró la puerta detrás de sí.
Helena se dejó caer en el sofá, y suspiró sintiendo un tremendo alivio.
Se abrazó el vientre, y esbozó una enorme sonrisa de dicha.
Las cosas salieron bien después de todo, no por fin le dio la noticia a Leon, y ahora ambos podrían cuidar de su bebé...

Y ninguno de los dos se enteraba de que, en ese mismo momento, no muy lejos de donde estaban, Sherry estaba apuntando su arma a su cabeza...

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