Heaven's Night

31-Zombie

Ada pateó la trampilla de metal al final del ducto, y se dejó caer con gracia felina al piso, sin hacer ningún ruido.
Miró a ambos lados del pasillo, estaba solo, pero podía escuchar ruidos al otro lado de las paredes que era mejor no averiguar qué eran, Wesker se había preparado mejor de lo que esperaba, convirtió toda la mansión en un campo minado, y de solo pensar en el número de criaturas que estarían sueltas por ahí un sudor frío bajaba por su cuello.

Aunque logró su cometido, escapó con éxito...

Cuando Jake cerró la puerta principal de la mansión, ella se ocultó entre las sombras, había cumplido con el trabajo que Wesker le dio, se había ganado una sustanciosa recompensa, y ahora sólo tenía que hacer lo que mejor sabía, huir. Y lo iba a hacer, iba a dejar a Jake y Sherry a su suerte, pero algo la hizo quedarse... Algo mantuvo sus pies plantados al suelo y no la dejó marcharse todavía, tal vez era la curiosidad de lo que Wesker haría con ellos, tal vez era que quería asegurarse de que el trabajo estaba hecho, o solo era una morosa curiosidad por ver el encuentro padre e hijo de esos monstruos, pero nunca le pasó por la cabeza que tal vez, sólo tal vez, se sentía un poco culpable por haberlos engañado de esa forma.
No todo lo que habló con él era una mentira...

Pero ya era tarde, ya lo había dejado a merced de Wesker, ahora ese muchacho no tenía salvación, por muy bueno que fuera. Incluso se atrevió a tener una última consideración con él, pues mientras Jake y su padre se batian en combate cuerpo a cuerpo, aprovechó para arrastrar a Sherry hasta un lugar seguro y alejarla del alcance de los lickers y de Wesker, era lo único que podía hacer. Un pequeño intento de calmar algún futuro remordimiento.

Ahora ya podía ver la salida, estaba al pie de unas escaleras que conducían a la azotea, donde un helicoptero la estaba esperando junto con su recompensa.

Pero Ada en lugar de subir, se devolvió por el pasillo y se internó en la mansión de nuevo.

-Con Wesker distraído por primera vez desde que estoy en esta mansión, esta es la oportunidad perfecta para llevarme un recuerdito.

Susurró para si misma, pensando en las muestras sintéticas del G-Birkin. Un virus único y con tanto potencial como el de Sherry le podría dar millones en una subasta en medio oriente, si podía robar uno de los frascos, valía la pena alargar su estadía en esa mansión de pesadilla.

Avanzó sigilosamente por los pasillos, con su arma pegada a su pecho y su dedo en el gatillo, atenta al más mínimo ruido, atravesó un salón casi a oscuras en donde había manchas de sangre, y que tenía un enorme ventanal que daba al jardín por el que llegaron. Al asomarse, sintió un escalofrío por la cantidad de sombras monstruosas y de ojos brillantes que se escondían entre los árboles y arbustos.

-Vale... Ni loca regreso por ahí.

Siguió avanzando, logró llegar al otro lado de la mansión sin problemas, podía escuchar golpes secos, gruñidos y disparos ocasionales viniendo de los primeros pisos, la pelea de Jake Y Wesker ya se había extendido bastante, la resistencia del muchacho no dejaba de sorprenderla... Pero eso dejó de importar cuando giró en el último pasillo.

-Bingo...

Encontró lo que buscaba, la puerta metálica presurizada que daba al laboratorio de Wesker, donde estaban resguardadas las muestras del Uroboros, y del virus G-Birkin.

Avanzó, ya había estudiado el modelo de seguridad que poseía, se abría usando un escaner de mano muy caprichoso, y pensando en este justo momento, Ada pasó los últimos meses recopilando las huellas de los cinco dedos de Wesker. Buscó en cada tecla, en cada perilla, en cada jeringa que usaba para inyectarse, no fue nada fácil.
Se colocó las cinco almohadillas dactilares, pero cuando iba a abrir la puerta, comenzó a escuchar algo... Golpes secos, uno tras otro, que se iban acercando, pero no sabía de dónde.

-Oh no.

No, no eran golpes, eran pasos... Pasos pesados, contundentes, y que anunciaban que algo enorme se acercaba...
Ada maldijo su suerte con una incrédula y cínica carcajada, ¡había estado tan cerca!

-Tengo que felicitar a ese desgraciado, aprendió bien de sus errores.

Ada se colocó sus lentes de visión nocturna nuevamente, esperando que el Tyrant no pudiera verla en la oscuridad, pero de poco sirvió, una enorme sombra que casi llegaba hasta el techo giró en el pasillo, dejándola sin escapatoria.
Sus pesadas zancadas hacían temblar los tablones del suelo, la espía trató de retroceder en vano, estando tan cerca de ella notó que era una copia casi exacta de aquél Mr. X (incluso llevaba ropa similar) con el que tuvo que lidiar en Raccoon City, pero bastante más grande, y bastante más rápido.

El Tyrant retrajo el brazo y soltó un brutal golpe hacia abajo, pero Ada se tiró al suelo, justo en su punto ciego y logró quedar a sus espaldas, se levantó de un salto y echó a correr por donde vino.
El infernal ruido del nuevo Mr. X había alertado al resto de terrores biológicos que vagaban por la mansión, escuchaba el ruido de garras arañando las paredes, siguiéndola, desde el otro lado de la pared, y desde luego, el Tyrant se mantenía a escasos dos metros de ella.

Había imaginado que Wesker tendría guardias custodiando su laboratorio, pero esto era ridículo, ¿de dónde diablos había sacado la información para crear un Tyrant?

Volvió a agacharse justo para evitar ser aplastada en la pared como un insecto, el brazo tan duro como el metal de su perseguidor le zumbó a escasos milímetros de su oído como una bala.
Logró volver al salón con los ventanales, pero se detuvo derrapando cuando vio a dos lickers que corrían hacia ella desde las paredes.
Los únicos dos caminos estaban bloqueados, no tenía más opción que abrirse paso a tiros, aunque solo tenía un cartucho de repuesto...

Veinticuatro balas para matar a un gigante y dos bastardos escurridizos... Podría ser peor, pero Ada ya no tenía ánimo para hacer chistes.

Fue necesario estar rodeada y con la muerte acechandola para comprender, que tal vez el karma sí existía después de todo.

Estaba tan concentrada en no dejarse atrapar, y de buscar aperturas para volver a correr por alguno de los pasillos, que no hizo caso al enorme estruendo que hizo la entrada de la plantación al ser derribada.

Tres camionetas de la BSAA tiraron el portón metálico del jardín derrapando en el césped, atropellando a algunos Hunters despistados.
Las puertas de los vehículos se abrieron, los sabuesos de Wesker acudieron en manada a recibir a los intrusos entre empujones y rugidos de pesadilla, y el tiroteo comenzó...