8-One More Light

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Una pequeña melodía fue lo que la despertó, el celular que le dieron a Sherry en la agencia se encargaba de tocar una canción diferente todos los días cuando era hora de levantarse, un pequeño intento para que no sintiera que estaba cayendo en una rutina.

Suspiró, y se sentó en el borde de la cama.

-¿Qué hora es?
-Buenos días señorita Birkin, son las 10:00 am.

¿Las diez? Que extraño...
Su alarma se retrasó una hora, pero no recordaba haberla modificado.
A menos que...

Sherry se levantó de un salto, buscó sus sandalias y salió de su habitación empujando la puerta.

-¿Jake?

Lo llamó, y espero unos segundos, pero nadie le contestó.
Apoyándose de las paredes se desplazó por el pasillo hasta la habitación de invitados.

-Jake, ¿estas aquí?

Esperó algunos segundos, pero no obtuvo respuesta...
Fue de puerta en puerta a lo largo de su pasillo, tocando y llamando a su nombre, pero no había nadie más, y un temor latente comenzó a invadirla.
"Por favor que no haya sido solo un sueño..."
Pensó, ansiosa.
Recordaba bien lo que pasó ayer, pero ¿y si no fue real? ¿Qué tal si todo fue un sueño bastante lúcido, combinado con sus recuerdos y la enorme necesidad de no sentirse sola?

-Que no haya sido un sueño... Por favor que Jake si esté aquí.

A tropezones bajó su escalera apoyándose de la pared, estuvo cerca de caer varias veces, y una vez que llegó al primer piso lo intentó de nuevo.

-¿¡Jake!?
...

-¿Qué?

Escuchó que alguien le respondía no muy lejos, tal vez estaría en el patio de servicio, donde estaba la lavadora y el calentador de agua.
Sherry suspiró, un enorme alivio y tranquilidad la invadieron, no fue un sueño después de todo...

La puerta trasera se abrió, y Jake entró cargando algo, no sabía qué era, pero hacía bastante ruido.

-Hey, buenos días.
-Buenos días Jake... ¿Qué llevas ahí?
-Bolsas llenas de basura, tuve que lavar por completo tu refrigerador y las estanterías de la cocina, mucha de tu comida ya estaba echada a perder. Es un milagro que no haya empezado a apestar a muerto aquí.

Dejó la bolsa en el suelo, y se acercó a su amiga.

-Vaya, yo... No sé qué decir, gracias.
-No hay de qué, ¿qué tal dormiste?
-Mejor que otros días, me duelen un poco los hombros y la cabeza, pero me siento menos tensa.
-Eso pasa cuando te deshaces de todo lo que te habías guardado...

Sherry río por lo bajo, y se tapó el rostro con las manos al recordar como se desbarató en llanto la noche anterior.

-Es verdad... Dios que vergüenza.
-¿Por qué vergüenza?
-Te tuve en el suelo durante horas, y luego me quedé dormida sobre ti, rayos no debí hacerlo, lo lamento.

El mercenario también río.

-No te disculpes, te lo dije, para eso es que vine.

Nuevamente, Sherry sintió una calidez en el pecho igual a la que la invadió la noche anterior...
Ese no era el mismo Jake que conoció en Edonia, que solo le importaba el dinero y matar o morir por él, ni tampoco el Jake que encontró en China, nublado y enojado por haberse enterado de quién era su padre.

Este Jake, si bien seguía siendo un hablador arrogante, era más comprensivo y atento.
No tenía idea de qué le sucedió los últimos dos años que no lo vio para volverse así, pero moría por saberlo.

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