21-Nobody's Home

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El último en salir de la casa cerró la puerta tras de sí, y lo único que acompañó a Sherry durante esos primeros segundos fue el silencio casi supremo de su hogar.
Por el recubrimiento especial que poseían sus paredes no podía escuchar si afuera pasaban autos, o las voces de sus amigos charlando a escasos metros, apenas se oía el viento acariciando los bordes de su casa, soplando contra las ventanas y los árboles.

Sherry se abrazó a sí misma algo incómoda, moviendo su cabeza de un lado a otro sin saber qué hacer. Cerraba una y otra vez su pequeño suéter, uno de los que le había obsequiado Chris, el cual le quedaba mejor que toda la ropa de su armario, pues era de la talla mas pequeña y delgada existente.

Al final decidió levantarse dando un suspiro, apoyándose de los brazos del sillón para buscar el control de la televisión, quería escuchar algo, sentirse acompañada aunque fuera por las voces de los programas grabados.

-Dios... ¿Donde lo dejé anoche?

Se preguntó, tanteando los sillones, la cubierta de su piano y su mesa de centro sin éxito.
Le molestaba que cambiaran las cosas de su lugar, pero ya por último buscó en el pequeño tocador que había a un lado de la puerta, donde ponía sus llaves cuando salían.
Y ahí lo encontró.

-Te tengo.

Tenía que reconocer que Jake tenía un sentido del orden bastante superior al suyo, tal vez por su entrenamiento militar, ya que siempre que veía algo fuera de lugar lo devolvía a su sitio.

Sherry abrió el pequeño cajón del mueble y tanteó dentro con curiosidad, no recordaba la última vez que necesitó algo de ají, normalmente le daba sus llaves a Jake ya que él era el que salía frecuentemente.

Pero notó que había algo más, algo grande, pesado y metálico, algo que no debería estar ahí...

Sherry cerró la mano sobre la culata de su arma, y la extrajo.

-¿Qué...? ¿Cómo llegó esto aquí?

¿Qué hacía su arma fuera de su habitación? ¡No se había dado cuenta!
La última vez que la tomó fue el día en que Jake salió a comprar medicina para su fiebre.

Jake. Obviamente había sido él, ¿quién más si no?

Pero... ¿Por qué? ¿Por qué la tomó sin preguntarle?

-Oh... Oh no.

Un gélido escalofrío subió por la espalda de Sherry, y palideció.

-Jake... Se dio cuenta.

Por supuesto que lo notó... Los últimos días se había comportado el doble de atento con ella, le cumplía todos sus caprichos y hacía hasta lo imposible por mantenerla distraída y feliz, como si tratara de compensarla por algo.
Ahora todo tenía sentido, lo hacía porque descubrió que quiso quitarse la vida una segunda vez...

Oh Dios... ¿Ahora como podría darle la cara? ¿Acaso evitó a propósito el tema todo este tiempo? ¿Por qué? ¿Por qué no se lo echó en cara desde el primer momento?

Sherry tragó pesado y un sudor frío cubrió su frente al pensar que tal vez Jake estaba esperando el momento para discutir con ella, algo así como cuando sabes que llegando a casa tus padres te esperan para darte el regaño de tu vida...

Pero, un golpe seco detrás de ella la distrajo, haciendo que pegue un salto por el susto.

-¿¡Quién anda ahí!?

Preguntó nerviosa, retrocediendo, sonó cómo si alguien se hubiera caído en su sala, y se incorporaba a toda velocidad.

-Auch, lo siento Sherry... N-no quería asustarte.

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