Heaven's Night

42- The Gift

Chris mantenía la vista fija en la ventana, admirando como el sol se ocultaba nuevamente detrás de las montañas, de hecho, ese paisaje le recordaba mucho al que contemplaba Sherry en Alemania, antes de que toda esta pesadilla comenzara... Sentía que por primera vez empezaba a ser consciente de lo que lo rodeaba, las personas, el paisaje, la ciudad, incluso sus compañeros y amigos.
El psicólogo del hospital le había explicado que sufrió una especie de traumatismo, su mente se había "apagado" las últimas cuarenta y ocho horas para protegerse del trauma vivido, por eso había deambulado igual que un muerto viviente por los pasillos del hospital, sus decisiones no eran acertadas y respondía a las preguntas de los doctores sin pensarlo mucho, básicamente existía, y nada más.
No fue capaz de procesar que Jill, la mujer que lo sacó del agujero, a quién amaba y con quien planeaba pasar el resto de su vida, se había ido.

Solo cuando volvió, viva y en una pieza, pudo sentir que el alma le regresaba al cuerpo, que la vida volvía a él en forma de aire entrando por sus pulmones, y por fin volvía a ser él mismo.

Y esta horrible experiencia solo había servido para comprender que le había dado demasiado de él, demasiado de su tiempo, de su cariño, de sus sueños, de sus alegrías, de su ser en general, algo que nunca había compartido con nadie, ni siquiera con su hermana.
Estaba convencido de que Jill era su alma gemela, y no se veía capaz de estar con nadie más, ni en el pasado, ni ahora, ni nunca. Y si algún día Jill llegara a faltar en su vida, y esta vez definitivamente, probablemente se llevaría todo con ella...

Sacudió la cabeza molesto, alejando esos pensamientos pesimistas, no tenía caso seguir dándole vueltas al asunto, ella había regresado, y a pesar de que llevaba doce horas en observación sin permiso para visitas, estaba seguro de que despertaría, y en pocos días estarían de vuelta en su hogar sanos y salvos.

-No sé tú, pero yo me estoy cansando de los putos hospitales.

Volvió a poner los pies sobre la tierra y volteó a ver al único mercenario que le agradaba (más o menos) en el mundo.
Jake caminaba hacia él con trabajo, cojeando de la pierna izquierda, sostenía una botella de agua con una mano, y se cubría la herida en su abdomen con la otra.

-No deberías estar fuera de la cama, los doctores dijeron que necesitas dos días de reposo absoluto.
-Por mi que les den por culo a los doctores, ellos no saben a todo lo que he sobrevivido, esto no es nada.

Chris rio por lo bajo, e hizo un espacio para que el mercenario se dejara caer en el asiento de al lado, junto a la puerta de la habitación de Jill.

-Propongo que tomemos un par de ambulancias y escapemos del papeleo y de las declaraciones ante la prensa, llevamos a las chicas a Hawái y nos olvidamos de todo por unas semanas, ¿qué dices Redfield?

El capitán sonrió, la verdad es que le agradaba la idea.

-¿Olvidas que estamos fuera de nuestro país? Podríamos provocar un incidente internacional.
-Hice lo mismo en Singapur hace un año y nunca inicié ninguna guerra, no creo que aquí sea diferente.
-Jake, ¿Qué diablos estabas haciendo en Singapur? ¡Hace un año exactamente hubo un golpe de estado!
-Carajo, creo que hablé de más...

Chris soltó una corta carcajada, se sentía bien reír, el humor cínico y ácido del mercenario le venía perfecto para distraerse.
Jake recargó su cabeza contra la pared, todavía estaba dolorido, no podía mover un solo musculo sin que otros dos comenzaran a dolerle.

-Lo siento, creo que no estás de humor para bromas.
-No es eso, es solo que estoy... Cansado.
-No te has apartado de aquí ¿cierto?
-¿A donde más puedo ir? Si voy a mi habitación probablemente estaré dando vueltas en la cama, o terminaré deambulando por los pasillos otra vez. Solo aquí me siento en paz.