Capítulo 3

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-Soy la pareja de Hera, Ian- sonríe- Sin embargo, si ella no está debe ayudarme Anat. ¿Tú eres?- me pregunta. Yo no respondo y me subo a la moto, pero una idea me pasa por la cabeza.

-Soy Hela Keinox Malcolm, hija de Hera Keinox y Nathaniel Malcolm- me presento con una sonrisa macabra- Yo puedo ayudarte con tu problema.

-No hace falta, hablaré con Anat- me asegura levantándose del suelo.

-Anat no te atenderá de aquí a tres años- le aviso cuando empieza la caminata- Soy tu mejor opción- le incito a que vuelva.

-Está bien, pues ayúdame- mi sonrisa es cambiada a una fría e interesada.

-Te ayudaré a cambio de algo.

-Lo que sea- se le nota desesperado, con la camisa desencajada y los golpes en su cara.

-Sé que mi madre no murió por una enfermedad- le miro fijamente- Quiero que averigües cómo murió y que me traigas pruebas.

-No puedo encontrar esa información solo- me refuta.

-Te daré un coche y un poco de dinero, todo lo demás te lo arreglas tú- no termino de convencerlo- Recuerda que soy tu única opción- consigo lo que quiero cuando me mira.

-Bien- acepta en un suspiro- Eso no quita el hecho de que hay algo inquietante en ti- lo miro extrañada- Hera era peligrosa, pero algo me dices que tú estás a otro nivel.

-Déjate de tonterías y sube- demando.

Subimos a la moto y miro por las calles recordando lo que ahora necesito. Después de estar una hora buscando el piso, lo encuentro.

Es un piso bastante grande, está condicionado por mí para cuando tengo peleas importantes o cuando no me apetece volver a casa.

Le enseño la casa, le explico que solo estará por dos días y si no me da algún dato sobre la muerte de mi madre se larga.

-No quiero saber nada de tu historia hasta que me traigas información, después te ayudaré- es lo último que digo.

-Dos días son pocos- me contradice.

-Pues con más razón para que empieces desde ya.

Ya son las nueve y tengo que volver a casa, subo intentando no hacer ruido. Llego a mi habitación.

Me tiro a la cama lista para dormir con la ropa.

La mañana me toma despierta intentando adelantar trabajo, ya que el insomnio me deja despierta y tampoco ayuda la pelea con papá.

Me preparo para irme. Alcanzo un vestido corto con cremallera en el centro y unas deportivas blancas. Me pinto los labios de rojo y salgo de mi habitación.

Al bajar me encuentro a Sophia, la novia de mi hermano. Me saluda y le correspondo con un asiento de cabeza.

Voy a la nevera para comer lo que sea. Ignoro a mi hermano y este ríe.

-Ni los buenos días. Al menos a Sophia- no respondo y tomo una pequeña botella de agua.

-No, yo no...- intenta alegar Sophia.

La dejo con la palabra en la boca. Odio que no me pueda decir las cosas directamente en la cara.

Arranco la moto y voy al departamento para saber si Ian ha adelantado algo.

Llamo y no hay respuesta. Lo intento con más insistencia y da el mismo resultado. Abro con la llave que tengo yo de seguridad.

Paso por el umbral de la puerta, reviso todas las habitaciones y el muy imbécil no aparece, reviso la cocina por mera curiosidad y encuentro un trozo de papel en la encimera.

Superstición KeinoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora