Capítulo 19

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Me despierto cuando Anat pega un frenazo y me pegó con la nariz en la guantera. Se ríe de mí y veo como me graba con el móvil.

—¿Eres idiota?— le pregunto en una voz muy fría.

—No le hables así a tu tía— me regaña sin parar de reír— Se lo voy a enviar a tu hermano, a tu padre y al grupo de los tíos.

Se baja del coche y mi sangre mancha mi labio superior. Ella me pasa un pañuelo cuando me pongo a su lado.

Subimos al avión y nos vamos directos a la Yakuza, para después enviarme a Alemania.

Solo iré para mostrarme y que no se piensen que no tienen un superior que los manda.

Unas horas antes de llegar mi nariz para de sangrar y me quito los papeles de adentro de mi nariz.

Nos vamos a la residencia de la Yakuza. Cuando llegamos mis chicos se inclinan ante mí mientras me dirijo a la mansión.

Nadie me mira a los ojos. Me dirijo directamente a mi despacho y repaso un par de cosas de estrategia y leyes. Reviso el entrenamiento de mis chicos y mato a algunos que no sirven.

Después de comer sola en un gran comedor. Ryuk me comenta algunas cosas.

Al parecer hay revolucionarios que están molestando mi paz en toda Asia. Le pregunto a Ryuk a todos los chicos y chicas más capaces de hacer un buen trabajo erradicando a la peste.

Me lanza algunos nombres y le pido que me los traiga a mí despacho. Entran diez, algunos estuvieron en la cárcel, otros eran sicarios y otros eran antiguos ladrones de guante blanco, por lo que he leído en sus expedientes.

—Lo que quiero es sencillo— les explico a los diez— Necesito terminar con esa plaga que al parecer se hace más grande y más influyente. Si los conseguís los diez habrá recompensa, si no lo conseguís y os atrevéis a fallarme os mato— apoyo mis pies en el escritorio— Sencillo.

—Sí señora.

—Si lo conseguís traedme uno vivo, los demás muertos y dejad una marca distinguible para que sepan que ha sido la mafia asiática— ellos asienten y doy la orden para que se vayan.

Dentro de unas horas volaré a Alemania y tengo que hacer un par de cosas. Por ejemplo, saber más de Olivia y mis antepasados Keinox.

Alcanzo mi cartera y saco la carta de mamá. Está guardada entre fotos de mi hermano y familiares.

Vuelvo a leer la carta con más atención, y hay cosas que no cuadran cosas como que el reflejo de la luz de mi habitación refleje palabras detrás de la hoja supuestamente vacía.

"Hela, el apellido Keinox es una maldición, no una bendición. Por favor investiga y cumple lo que se te pide, somos mujeres creadas para sacrificarnos y llegar a un bien común".

Qué mierda.

Abajo solo hay una única palabra.

"Kaede".

Quién coño es Kaede. Llamo a Ryuk y tarda unos segundos en aparecer.

—¿Tenemos algún árbol genealógico?— asiente— Tráemelo.

No tarda muchos minutos, todo esto me da mala espina. Tenía mala espina desde que escuche la superstición Keinox.

Me pasa un libro lleno de polvo y forrado de cuero. No tiene título cuando lo abro aparecen fotos de hombres y mujeres jóvenes, algunas de hace cuarenta años y otras de veinte años.

Cuando llego a la mitad me aparecen fotos unidas por líneas rojas. La primera foto es de mi bisabuela y mi bisabuelo, ellos están en la cúspide.

Por lo que sé es que mi bisabuelo tuvo un hermano Takeshi. Kaede es el nombre de mi bisabuela, ella tuvo al parecer tres niñas y un varón que es mi abuelo.

Superstición KeinoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora