Llego rápido a la central y me uno con mis tíos. Henry no va a ir, se quedará de francotirador por si pasa algo, todos estarán escondidos hasta que dé la señal. Me ponen un arma atrás del pantalón y me encamino a los coches donde ya me espera Marcus, me pasa el auricular y me siento.
—Empiecen a arrancar, todos a sus puestos. El que falle se va de mis tropas. ¿Entendido?— pregunto por el auricular y escucho como afirman a la vez.
—Por encima de nosotros las estrellas, ya saben lo que dicen si quieres paz preparate para la guerra— el lema sale del asiento de copiloto y me conozco esa voz tan bien.
Contestan al unísono los soldados, firmes y sin un ápice de miedo. Me inclino hacia el asiento de adelante y le miro.
—¿Qué haces aquí?. Te eché, así que adiós.
—Tu padre, que por cierto es el ministro de defensa, no me ha echado, así que calladita, que estás más guapa— la rabia llega a niveles estratosféricos.
—Me da igual que mi padre no te haya echado, a mí me hablas bien que tenemos niveles diferentes— no me responde— ¿Lo entiendes capitán?
—Sí coronel.
Los coches se ponen en marcha con la ubicación en mente, está a las afueras de Berlín. La yakuza está dentro de mis tropas y ya hay gente de la mafia ahí esperando mis órdenes. No me concentro en el hombre que está de copiloto, me centro en los pasos a seguir. Tardamos alrededor de una hora hasta llegar al sitio estipulado.
Las tropas empiezan a salir de los coches formando filas, cada pequeña tropa tiene a su capitán, demando las órdenes necesarias y empiezo a dirigirme al castillo, sé perfectamente cual es este castillo, es el único en las afueras que no está en ruinas, además que investigue lo que tienen ellas en Berlín y me salto este castillo.
Sigo el camino de piedras hay personas por todas partes apuntando desde el castillo, han querido estar seguras a mi llegada, voy con un grupo, mezclado por personas de la yakuza y de mi central.
Subo las primeras escaleras, los demás deben de estar en las cloacas para entrar por debajo del castillo, al ser antiguo hay pasadizos y puertas secretas, sigo tranquila con mi arma en la espalda, e irrumpo en la sala.
Solamente está Eliza y Raisel. Sonrío empuño el arma contra Raisel y le disparo en la frente, todos sus escoltas empuñan sus armas y yo cambio la dirección de Raisel a Eliza. Mis escoltas sacan las armas de alto calibre y miro a Eliza de forma desafiante. La señal era el disparo así que mis soldados ya se están encargando de los demás del castillo. No bajo el arma de ella y me acerco poco a poco detrás mía están todos apuntando a todos.
—Si alguno se mueve, te mato. No he venido sola y si me matas hay orden de ir solamente a por ti, así que piensa bien lo que haces.
—Pensaba que veníamos de forma amistosa y me vienes con esto— traga grueso.
—Y yo pensaba que en la hermandad se defendían unos a otros, pero no.
—Intentamos entrarlo en razón, pero él había entrado solamente por ti. Nosotros no lo sabíamos, él ya te había seguido la pista mucho antes de que entraras a la hermandad, él empezó a engrandecerlo para que sea provechoso estar dentro y muchos querían entrar, sin embargo él los rechazaba. ¿No te parecía raro que la hermandad fuera tan poderosa?, solamente éramos pocos, con él lo teníamos todo.
Eso me da que pensar, he caído en una trampa hecha por puros espejismos, por mentiras y debí de darme cuenta cuando Logan me vio por primera vez, las interacciones llenas de extrañeza, pero estaba preocupada por otras cosas que por mirar quien me miente.
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Superstición Keinox
RomanceDespués de todo lo ocurrido con Hera Keinox, llega un estado de calma, en el que nadie ataca a nadie. Por ahora, sin embargo como todo llega, todo se va incluida la calma. La pesadilla de Hera se vuelve realidad, teniendo una hija que es peor que el...